Domingo, 26 de noviembre de 2006 | Hoy
VALE DECIR
Una compañía neoyorquina lanzó por estos días un producto que apuesta a revolucionar el mundo de la belleza: una variedad de tinturas para el vello púbico. Betty Beauty —así se llama el producto en cuestión— tiene un slogan con el que se lo publicita, como para que se vea que es cosa seria, en revistas de circulación internacional como la Vogue: "Colores para el pelo de ahí abajo", que sonará un poco pavo pero en su inglés original al menos tiene rima. Su creadora, Nancy Jarecki, tuvo su epifanía mientras vivía en Roma, tres años atrás, y en una ocasión notó que cuando las mujeres se iban de un salón de belleza, les daban discretamente unas pequeñas bolsas marrones, "que ellas tomaban con absoluta felicidad, beso-beso y se iban". Pronto se sacó la curiosidad preguntándole a la recepcionista qué llevaban en las bolsas: "Tintura para emparejarse los pelos de allá abajo", fue la respuesta. Claro, dice Jarecki que pensó entonces: ¿quién no quiere ser una rubia verdadera? Por ahora, la versión norteamericana viene en cinco colores: Betty Marrón, Betty Blonda, Betty Castaño Rojizo, Betty Morocha y Fun Betty (en rosa chillón) y cuesta unos quince dólares la caja. En el sitio web de Betty se aclara que los hombres que así lo deseen "también pueden ser Betty". Una velleza.
En Rusia, una mujer que bebió alrededor de 5000 litros de Coca Cola le ganó una demanda a la compañía de gaseosa más famosa del mundo por "enfermarla". Natalya Kashuba consumió cerca de tres litros de gaseosa diarios durante cinco años, produciéndole esto insomnio y ardor estomacal. Según Kashuba, esta adicción es una consecuencia de las tantas promociones que lanza Coca Cola, incluyendo el intercambio de tapitas por premios. Docenas de publicidades radiales, televisivas e impresas sirvieron de evidencias en el caso, además de un estudio médico en el que le diagnosticaron acidez estomacal crónica. Basándose en estas pruebas, dos tribunales rusos aceptaron el argumento de su abogado: Coca Cola no advirtió lo suficiente sobre los riesgos potenciales que provoca tomar en exceso esta gaseosa. Si bien ella pretendía que la compañía la indemnizara por 112 mil dólares por daños morales, sólo desembolsó escasos 118 dólares. La cifra parece irrisoria, pero algunos abogados ya vislumbran una andanada de demandas contra la empresa.
El Tribunal Federal de Alemania le ordenó a un ginecólogo hacerse cargo de la manutención de un hijo no deseado de una pareja, luego de que el dispositivo anticonceptivo que le colocó a la madre fallara. La mujer, de 25 años, logró que la Justicia alemana hiciera responsable del error al médico, asegurando que ella era incapaz de seguir con su trabajo y no podía mantener al niño. Por esto el ginecólogo deberá pagar, por daños y perjuicios, alrededor de 600 euros al mes hasta los 18 años de la criatura. El derecho a recibir indemnización corresponderá también al padre, aunque la pareja no está casada, porque según el fallo judicial "la existencia del niño no es un daño en sí mismo, pero la necesidad de apoyarlo económicamente sí lo es".
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