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Domingo, 3 de febrero de 2008

VALE DECIR

Espeso follaje

¡Por fin! Con la edición de Del bar a la cama, notable manual nacido del sitio AskMen.com que explica paso a paso el arte de “conocer, seducir y dar placer”, los hombres sabrán de una buena vez cómo levantarse mujeres, que eso es lo único que les importa, según consta en estas páginas. El libro, que viene ilustrado como puede verse en esta misma página, está en madrileño profundo, así que incluye capítulos intitulados “Evalúa la situación del ligue”. Pero ¡basta de rezongar por las traducciones ibéricas y a concentrarse en las perlas de sabiduría! Hay muchas. En la página 160 se listan las diez zonas erógenas femeninas “inesperadas” y se incluyen las “corvas” (?) y el clítoris, que de inesperado no tiene nada la verdad. En páginas cercanas se da la ya típica clase ilustrada de posiciones, y en la “piernas por encima de la cabeza” (ver dibujo) queda clara la intención de desnucar a la dama –excepto aquella mujer que practique gimnasia artística y desee ser lamida mientras ensaya–. Sigamos. Hay más enigmas, como el del apartado que se dedica al sexo en la ducha. Allí se lee: “Te recomiendo que instales una ducha de teléfono (si no la tienes)”. No la tenemos. Más sabiduría: en la página 197, Del bar a la cama revela ¡lo que piensan las mujeres mientras ovulan! Dice: “Durante la ovulación, las mujeres sienten el deseo de hacer el amor con hombres atractivos”. ¿Y después de la ovulación agarran cualquier cosa? El manual no lo aclara. Continuemos. En la 211, se propone la gimnasia sexual para perder kilos durante la cópula. Antes, en la 141, se propone una posición más relajada: la vaca lechera. Explica: “Esta posición no supone un gran esfuerzo, puede quedarse tendida y proporcionarte placer sin hacer gran cosa. Sugiérele esta posición si ella está ‘demasiado cansada’ o no tiene energía suficiente para practicar el sexo oral”. En el mismo capítulo explican cómo lamer el clítoris: “Debes asegurarte de que circule un aire fresco. Algunas mujeres aseguran que no hay nada tan excitante como el contacto del aire fresco con una vagina caliente y húmeda... Acerca el rostro para que ella vea que inhalas su aroma. Esperemos que te guste y ojalá sea alguien que se lava a menudo”. ¡Qué delicia! Las cosas claras: como cuando al explicar la posición “saludo del perrito” se dice “requiere fuerza de voluntad porque has de posponer lo que más te gusta, penetrarla, para concentrarte en su placer”. Un esfuerzo. También aconsejan dedicarse a las “chicas despechadas” porque es facilísimo: “Sólo tendrás que acariciar las teclas psicológicas correctas –hacerle cumplidos– y algunas de las físicas, y todo será miel sobre hojuelas”. ¡Cuánto galicismo! Son encomiables los esfuerzos que hace el manual para que sus lectores hombres se expresen. Aunque plantean formas de comunicación algo riesgosas: “En vez de decir ‘eres pésima haciendo sexo oral’, otra opción es alquilar una película pornográfica. No hay nada como un buen ejemplo para que aprenda”. Aquí debemos hacer una observación: difícil que una mujer normal la chupe como una profesional, que para eso le pagan y para eso se entrenan las estrellas porno. Por más ejemplo que se tenga en cuenta, hay cuestiones que tienen que ver con la facilidad de apertura de las amígdalas, etc. Y, aparte, ¿si ella nota que el falo de su compañero es sensiblemente más pequeño que el de Nacho Vidal? ¡Joder!

Los muertos

El aviso apareció publicado el martes de la semana pasada, apenas se supo de la muerte del actor Heath Ledger. Lo firma la Iglesia Bautista de Westboro y dice: “Murió la estrella de Secreto en la montaña. WBC boicoteará su funeral”. Y prosigue: “Sí, la WBC boicoteará el funeral de este pervertido, en protesta religiosa y advertencia: no se engañen. A Dios no se lo burla. Heath Ledger creía que era divertido desafiar a Dios Todopoderoso y Su Palabra. Que se sepa: Dios odia a las maricas y a quienes los apoyan. Ergo, Dios odia el sórdido, ridículo balde de mugre sazonada con vómito conocido como Secreto en la montaña, y odia a todas las personas que hayan estado relacionadas de la manera que fuere con él”. En su tercero y encendido párrafo, concluye: “Ahora, Heath Ledger está en el infierno, y ha comenzado a cumplir su sentencia eterna allí; más allá de lo cual, nada acerca de Heath Ledger es relevante o consecuente”. Queda claro que los muchachos bautistas de Westboro curten una homofobia rampante, pero –como apropiadamente se preguntan en el site neatorama–, ¿se habrán dado cuenta de que Heath Ledger era un actor y Secreto en la montaña era una película y no un nuevo culto religioso?

La hierba buena

Esto sí que es una noticia: el estado de California permitirá la venta de marihuana con receta médica en máquinas expendedoras. El procedimiento será común y corriente: maquinolas con números para elegir el producto a adquirir, una ranura para las monedas y billetes, y un espacio en el que el producto requerido es depositado al alcance del cliente. Hasta acá, tan fácil como comprarse una lata de Coca-Cola. El tema es lo que viene después; un pequeño proceso de validación que seguro no desanimará a los fumones más perseverantes, pero a otros los hará bajar los brazos. Cada vez que uno pida una receta para cannabis, legalmente y sólo obtenible con propósitos terapéuticos, se le tomará foto e impresión dactilar, y se le entregará una tarjeta de prepago que dará acceso a estas máquinas expendedoras. En la ciudad de Arnold Schwarzenegger ya funcionan dos de estas máquinas, las AVM, Anytime Vending Machines, del Centro de Nutrición de Hierbas, la empresa que tiene la concesión. A todo esto, y aunque once estados norteamericanos admiten el uso medicinal de la marihuana, el gobierno nacional no le reconoce ningún tipo de uso legal desde 1970, año en que se promulgó la Ley de Sustancias Controladas. El resto del país mira ansioso a California y sueña con el día en que uno pueda simplemente poner unas monedas en una de esas heladeras automáticas y marcar: una bolsa de M&M, unas multimint y un par de porros.

El CarnaMal

Una comparsa en Río de Janeiro ha decidido recordar el Holocausto en el próximo e inminente Carnaval. La idea incluye la representación de cadáveres esqueléticos amontonados y rodeados de zapatos viejos, en un carruaje alegórico, por lo que varias entidades judías –dentro y fuera del país– ya pusieron el grito en el cielo. El Centro Simon Wiesenthal reclamó formalmente que “no se profane la memoria de la matanza nazi” ante el presidente de la escuela de samba Viradouro, Marco Lira. “Más que un llamamiento a favor de la conciencia acerca del horror, un desfile con música, mujeres y hombres semidesnudos danzando alegremente resulta absolutamente inapropiado hacia el recuerdo de las víctimas del Holocausto”, dice la carta del Centro Wiesenthal. El grupo recordó que con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Holocausto el domingo, en Río de Janeiro se realizó un acto al que asistió el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Paulo Barros, cráneo de la polémica representación y renombrado artista de la comparsa, defendió su idea y recordó que en Brasil no hay censura.

Escrito con las patas

Finalmente se hará justicia. Todos conocen más o menos la historia de Maureen O’Hara, la encantadora Jane, y la leyenda del atlético Johnny Weissmuller, pero, ¿quién se acuerda de la mona? Chita, el chimpancé, más conocido como la Mona Chita, la coprotagonista de al menos una docena de películas de Tarzán, publicará sus memorias. Listada en el Libro Guinness de los Records como el primate vivo más anciano, a los 75 años, Chita es todo un mito en Hollywood, aunque ya nadie la llame para entrevistas ni le consiga nuevos papeles. Su verdadero nombre es Jiggs, salió del anonimato en los ’30, y con el estrellato cinematográfico se volvió adicto al alcohol y los cigarrillos, aunque eventualmente logró sobreponerse a sus vicios. Actualmente vive en California, y la idea de aprovechar su longevidad para contar su larga y, quién dice, hasta apasionante historia, fue de la editorial Fourth Estate. Un agente literario y un escritor “fantasma” –que tal vez ayude a redactar, aunque quizá se limite a tipear lo que Chita le dicte más o menos fluidamente– han sido puestos a su servicio para conseguir una autobiografía, prometen sus editores, “divertida y honesta”. Historias no le faltan: Chita fue capturado en la selva de Liberia en 1932 y llevado a Nueva York por el traficante de animales Henry Trefflich. Después de sus 12 películas con Tarzán, trabajó junto a Bela Lugosi en los ’50, y recién se retiró después del estreno, en 1967, de Doctor Dolittle, el clásico infantil en el que Rex Harrison hablaba con los animales. Nicholas Pearson, de Fourth Estate, se mostró entusiasmado por su nuevo proyecto literario: “Tenemos al mono verdadero: un gran actor que es uno de los pocos sobrevivientes de la edad de oro hollywoodense. Lo vio todo. Debió actuar para salvar su vida, literalmente. Otros como él quedaron por el camino y terminaron en un laboratorio con perros, conejos y ratas”. Me, Cheeta saldrá en octubre y promete ser el lanzamiento más banana del año en la industria.

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