Domingo, 31 de agosto de 2008 | Hoy
VALE DECIR
No se trata de un boceto para una segunda parte de Cars, la película de animación digital de Pixar protagonizada por autitos de carrera hace un par de años. No, es más bien la idea que se hizo un blogger a partir de aquella película, sobre las horrendas implicancias que trae a la mente, si uno se sienta a pensarlo un poco, todo ese universo que han creado los dibujos animados de objetos antropomorfizados. ¿Un auto que habla? No sólo eso: un auto que piensa, toma decisiones, tiene vocación y sentimientos, que es capaz de enamorarse y de sentir remordimiento. ¿De dónde sale todo eso?, se pregunta con total sentido común Jake Parker en su blog agent44.com. Y la respuesta que se le ocurre, la ofrece amablemente con este dibujo: un auto que piensa porque dentro de su carrocería —y aprovechando que, después de todo, no lleva pasajeros ni conductor humano— tiene seso, intestinos, aparato ocular, etcétera. Un poco escatológico, puede ser, pero Jake asegura que la película le gustó.
La industria del cine de la India (conocida como Bollywood) es gigante, se sabe, y alimentar la máquina no es fácil, como también puede atestiguar su par californiano. Pero a los ejecutivos de la Warner esto no los conmueve, precisamente, y por estos días entablaron una demanda contra los jefes del estudio Mirchi Movies, de Mumbai. ¿Por qué? Por violar el copyright de la franquicia Harry Potter. Es que Mirchi Movies tiene anunciado el estreno, para el próximo 12 de septiembre, de una película llamada Hari Puttar. Una comedia de terrores, que narra la vida y las peripecias de un chico indio de diez años, que se va a vivir a Inglaterra. No importa si hay o no magos o internados para adolescentes con ínfulas místicas en el argumento de Hari Puttar; lo que tiene molestos a los jefes de la Warner es que el título “sea tan similar”. Más ahora, que está en camino Harry Potter y el príncipe mestizo. Pero para los jefes de Mirchi Movies no hay conflictos de copyright en juego: “En mi opinión”, dijo su director, Munish Purii, “no creo que nuestro título tenga ninguna similitud o conexión con Harry Potter”. El caso se lleva adelante en la Corte Suprema de Bombay desde esta semana.
Esta semana Michael Jackson cumplió 50 años. Ya no es negro, ya no es rico, ya no es joven. Pero sigue siendo objeto de adoración de fans incondicionales, que ahora lo convirtieron en el Baco enfermo de Caravaggio.
Hace años que Hollywood infla sus costos exponencialmente, sin límites a la vista, y cualquier producción de verano sale 250 millones de dólares. Pero esta situación podría corregirse parcialmente si hubiera más estrellas millonarias como Kiefer Sutherland. Un arrebato de honestidad brutal llevó a Kiefer a confesar que no merece los millones de dólares que gana en su profesión (recordemos que tras enterrar una carrera en el cine, Kiefer la pegó con 24). Y eso no es todo: la superestrella televisiva cree que, en general, los actores ganan demasiado por sus trabajos mientras que la gente que se desloma en servicios de emergencia debería ser reconocida con sueldos mucho mayores. “El dinero que mueve esta industria es desproporcionada. Y la admiración que se nos prodiga a los actores también está fuera de toda perspectiva. Los médicos son las verdaderas estrellas de nuestra sociedad; gente como mi abuelo, que fue uno de los responsables de que haya seguridad social en Canadá, así como los maestros, los bomberos y los oficiales de policía”, se despachó Sutherland. Eso sí, de entregar la chapa y donar la plata, ni una palabra.
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