La vida de un policía en Tailandia no es una cosa fácil. Bangkok es una ciudad grande, peligrosa, llena de recovecos y escondites. El teniente general Krisada Pankongchoen, de la policía, decidió confiar en algo que nunca decepciona: esa mezcla especial de codicia y tontera que posee el común de los mortales.

“Estamos contentos con el resultado. La verdad que no esperábamos que cayera nadie”, contaría luego Krisada a la agencia Reuters.

Valiéndose de la última dirección que tenían de ellos, el teniente general organizó un gran envío de cartas a todos los sospechosos criminales de Bangkok y los alrededores, entre ellos varios ladrones y violadores. Todas las cartas decían lo mismo: ofrecían un premio de un televisor y una suma de dinero, e indicaban dónde ir a reclamarlo.

“A muchos los estábamos buscando desde hace rato y seguramente se pensaban que ya nos habíamos cansado. Por eso no sospecharon”, explicó el teniente general Krisada.

Catorce criminales fueron apresados por la policía cuando fueron a buscar su premio. ¿Sabrán que fueron víctimas de un engaño? ¿O mientras la policía se los llevaba habrán dicho a gritos: “Ok, soy culpable, pero ¿dónde está mi tele?”