Domingo, 22 de agosto de 2010 | Hoy
VALE DECIR
La policía montada de Canadá estaba investigando una granja de marihuana en el lago Christina cuando se topó con los guardias más inesperados: alrededor de quince osos negros salieron de entre los árboles para saludar a los policías.
Según el diario The Vancouver Sun, los animalitos eran increíblemente dóciles. “El comportamiento habitual de un oso es evitar a los humanos –explicó el oficial Dave Smith–. Incluso los que están acostumbrados a la gente tienen cierta desconfianza. Estos osos se sentaban ahí, nos miraban, se paseaban.”
Un oso, relajado, incluso se subió al capot de uno de los coches patrulla mientras la policía desmantelaba la operación de cultivo. Al mismo tiempo, en una de las dos casas del lugar, un mapache dormía tirado en la cama como si fuera un gato; se despertó con la llegada de la ley y siguió a los policías mientras registraban la casa. En la otra casa, un chancho durmió todo el rato que duró la visita.
La teoría de los policías es la más sencilla: que los osos hayan sido alimentados por los humanos para que rondaran por la granja y asustaran a posibles intrusos. No es necesario darles de comer nada raro para que se queden; la historia, sin embargo, se está volviendo un mito urbano y en otros diarios ya se habla de que los osos estaban prácticamente escuchando a Bob Marley. “No hay evidencia de que los hayan estado alimentando con marihuana –dijeron los correctos oficiales canadienses–. Sin embargo, explicaría perfectamente la actitud relajada con que nos recibieron.”
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