Ya lo dice César Millán, el entrenador de perros de Animal Planet: “Son perros, no son personas”. A diferencia de los gatos, a quienes nada les importa, los perros llevan tan lejos el afán de complacer a sus humanos que los imitan en todo y se dejan hacer de todo. Así hay perros con pulóveres, perros que ven tele, perros que corren en la cinta de gimnasio, perros que ladran de una forma que suena a “te quiero” y aparecen en YouTube.

Con las tiendas de mascotas nunca se puede saber hasta qué punto quieren genuinamente a los animales y hasta qué punto están fascinados por la cantidad de dinero que se les puede sacar a sus dueños. La cerveza para perros, claramente, se instala en esta última categoría.

Paws Point, una “boutique de mascotas” australiana, explica que “nuestros perros adoran la cerveza, pero les hace mal; entonces hicimos una variedad especial para que ellos puedan disfrutarla”. No se parece demasiado a la cerveza: sin gas ni alcohol, tiene gusto a carne. Parafraseando al personaje de Quino, Manolito: “En realidad no es cerveza”.