Domingo, 27 de abril de 2003 | Hoy
VALE DECIR
Televisión
verité
Mucho se ha dicho sobre los peligros físicos, psíquicos e intelectuales
que entraña la televisión, pero las medidas tomadas por los responsables
de la versión sueca del programa “Gran Hermano” suben todas
las apuestas en materia de prevención: los participantes del juego serán
provistos por la producción de abundantes preservativos, píldoras
del “día después” y tests de embarazo. Es que –argumentan
los productores– algunos de los concursantes resultaron ser “muy
activos”. Según el periódico nórdico Expressen, hasta
el momento sólo dos parejas hicieron uso del kit anticonceptivo y una
de las participantes se hizo ya dos tests de embarazo, ambos con resultados
negativos. No estaría nada mal que los productores argentinos de realities
como “Operación Triunfo” y “Escalera a la fama”
emularan a sus pares suecos y abastecieran a los concursantes de tapones para
los oídos. En cuanto a los espectadores, ay, sólo les queda un
método infalible de profilaxis: la abstinencia de TV.
Fuga
de amoníaco
La policía local todavía no lo puede creer. Casi delante de sus
narices, quince tipos, todos al mismo tiempo, se escaparon de una prisión
de Uganda sólo con las herramientas que la madre naturaleza puso a su
alcance. Basándose en indicios flagrantes –el olor, por ejemplo–,
los peritos determinaron que los quince del patíbulo habrían usado
su propia orina para debilitar las paredes de la prisión de Kigo, a unos
quince kilómetros de la capital (Kampala), en la que estaban confinados
por delitos variados, desde robo hasta asesinato, pasando por traición.
La vocera del servicio penitenciario, Mary Kaddu, intentó dar una explicación:
“Esta prisión es muy, muy vieja; las paredes son muy débiles
y las celdas, muy pequeñas. Es evidente que planearon todo con mucho
tiempo y coordinaron muy bien sus movimientos”. Seguro: sobre todo los
movimientos de las quince vejigas.
Con
pecado concebido
Otra Iglesia que está que arde es la alemana. El motivo: a los agentes
turísticos de la ciudad de Erfurt se les ocurrió la bendita idea
de estampar la catedral de Santa María en el envoltorio de unos profilácticos
marca... Catedral. Reinhard Hauke, cura párroco de Santa María,
puso el grito en el cielo, aunque al parecer no logró hacerse escuchar
por las personas indicadas: la afrenta sigue en la calle. “No podemos
condonar un uso tan profano de un símbolo sagrado”, dijo Hauke.
Al mismo tiempo, muy suelta de cuerpo, Carmen Hildebrandt, de la junta de turismo
de la ciudad, seguía sosteniendo que la idea era “un gran truco
promocional”.
No
tienen cura
Podrán echarle la culpa a María Magdalena, pero lo cierto es que
la Iglesia Ortodoxa Rumana está en problemas. Sus autoridades acaban
de suspender a diez sacerdotes bajo el cargo de haber bendecido una serie de
burdeles y sexshops capitalinos. La revelación –en el más
profano de los sentidos– surgió de un documental televisivo que
registra a varios de los acusados en el mismo momento en que reciben los minúsculos
slips y los juguetitos sexuales con que les pagaron los favores celestiales
prodigados. El programa en cuestión se llama “El Testigo”
y lo emite la emisora rumana Prima TV. Allí se vio a los prelados Cristian
Matei y Ion Panaite santificando un sexshop del centro de Bucarest y a otro,
un tal Ion Sasareanu, dándole su bendición a un burdel y diciendo
más tarde que “estoy de acuerdo con estos bellos burdeles adonde
la gente joven puede venir a hacer lo que quiera”. El arzobispo de la
Iglesia Ortodoxa declaró su indignación: “Estamos sorprendidos
y entristecidos por las lamentables acciones de estos curas, y agradezco a los
productores y reporteros de ‘El Testigo’ por habernos ayudado a
deshacernos de esos indignos representantes de la institución”.
Así que ya lo saben, putas de buen corazón y de las otras: por
el momento todo sigue igual, y las perras siguen yéndose al infierno.
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