Según un documental realizado por la señal surcoreana SBS, macabras prácticas de medicina gore son llevadas a cabo por compañías farmacéuticas chinas. Denuncia el informe que varias firmas elaboran pastillas de refuerzo energético con... bebés muertos, y revela una sórdida red de tráfico de cuerpos que comienza en hospitales y clínicas de aborto. Al parecer, las empresas compran los pequeños cadáveres y los almacenan en refrigeradores, sin levantar sospecha. El siguiente paso incluiría un secado total en microondas médicos y posterior pulverización. Así, los restos procesados se encapsularían para potenciar energía.

Como prueba, el equipo de Corea se hizo de las píldoras y les realizó pruebas que determinaron que, en su contenido, había ADN y eran 99,7 por ciento humano. El examen, avisa SBS, también detectó restos de cabello y uñas con las que se podría identificar... hasta el sexo del bebé o feto en cuestión. Además de las píldoras, el documental cuenta un segundo (y morboso) negociado vincular: que en China se vende placenta humana como “superalimento” (vale aclarar que, en el folklore popular, se cree que comerla genera esperma y compensa deficiencias sanguíneas).

Visiblemente perturbado por la noticia, el gobierno ya puso manos sobre el asunto, iniciando desde el Ministerio de Salud una investigación para determinar el grado de verdad de las acusaciones. De todas formas, Deng Haihua, uno de sus voceros, aseguró que existe una rigurosa política en la eliminación de restos infantiles y fetales, al igual que de placentas. “Cualquier práctica con residuos médicos está estrictamente prohibida”, defendió.

Ahora, las voces se multiplican y doctores expertos y obstetras de Beijing y Shanghai aclaran que nunca escucharon tamaña práctica. Lo cierto es que, a pesar de que el equipo televisivo asegura tener videos de la manufactura de las pastillas, no ha aclarado qué hospitales o ciudades visitó. Y los especialistas, horrorizados, prefieren creer que se trata creer de un rumor.