Domingo, 8 de junio de 2003 | Hoy
VALE DECIR
Condenados
al éxito
Son uno de los últimos engendros del fenómeno Popstars a nivel
internacional. Se llaman One true voice, es decir, “Una voz verdadera”,
pero hasta ahora, verdadera o no, la vienen usando para decir pavadas. Acaban
de lanzar su segundo single, Shakespeare’s (Way With) Words, con escasa
suerte comercial, y decidieron atribuirle la falta de éxito a que, dicen
con modestia, “son muy lindos”. El cantante Jamie Shaw dice que
la canción es algo “grasa” y que la única razón
por la cual se dignaría a comprarlo es porque él mismo está
en el disco. “La nueva canción fue escrita por Rick Astley y me
gustaba cada vez más”, le dijo Shaw al Daily Mirror, “pero
cuando escuché la primera mezcla ya no estaba tan seguro”. Para
continuar con el listado de insensateces, agregó que no quieren trabajar
con productores viejos como Peter Waterman, a quien responsabilizan por el fracaso
de la banda en su búsqueda del estrellato inmediato. “También
pasa que somos demasiado lindos en este momento. Necesitamos ponernos un poco
más rústicos”, remató.
El
sueño del mono loco
Se ve que hay gente a la que le sobra el dinero: un grupo de estudiantes de
la Universidad de Plymouth se patinó unos 3000 dólares en una
investigación que prometía expandir los horizontes del universo
literario universal. O no. El trabajo de los muchachos consistió en encerrar
a un mono en una jaula del Zoológico Paignton, como a cualquier mono
de vecino, pero facilitándole un instrumento al cual no todos los primates
pueden echar mano cuando les place: una computadora personal. Su objetivo estaba
relacionado con una incógnita de perfecta raíz académica:
si uno pone un número infinito de monos con un número infinito
de computadoras, ¿producirán eventualmente las obras completas
de Shakespeare? La respuesta (parcial, va de suyo) es que no, no pueden. Malditos
macacos Sulawesi (bautizados por el equipo con los simpáticos nombres
de Elmo, Gum, Heather, Holly, Mistletoe and Rowan), habrán pensado los
investigadores tras desembolsar los tres mil morlacos, provenientes, sin embargo
–y según informa The Guardian– del erario público.
“Fue un intento desesperanzado en términos científicos,
pero ése no era el punto realmente. No era un experimento como tal, sino
más como una pequeña performance”, justificó Geoff
Cox, del grupo universitario de Media Lab, detrás del asunto. “Pero
la conclusión es que los monos se aburren y tienden más a cagar
sobre las máquinas que a escribir en ellas.”
Mi
hermano grande me pega
Dos noticias dos, provenientes del fabuloso mundo del reality show. Por un lado,
Rusia y su versión nacional de Pop Idol a realizarse nada menos que en
las prisiones del país, donde los reclusos de 748 presidios de máxima
seguridad competirán por la posibilidad de convertirse en la nueva sensación
de la canción popular, con un cronograma de recitales y contrato discográfico
(nada de conmutación de penas, por ahora). Todo cortesía de Troika,
una de las estaciones radiales más grandes de Moscú, cuyos voceros
negaron estar explotando talento barato: “Hay mucha gente muy talentosa
en las cárceles del país, y éste es sólo un intento
de descubrirla”. (¿Sabrán estos muchachos lo que significa
“cantar” en la jerga de los reos?) Por otro lado, la versión
francesa del Gran Hermano está a punto de hacer una incorporación
esencial e inédita: la del (ex) campeón del cine de piñapatada-piña,
ídolo de multitudes y protagonista absoluto del clásico Aguila
Negra, el belga Jean Claude Van Damme. Será uno más de la casa
durante una semana, a cambio de unos 30.000 euros. Esta versión del programa
se llama Loft Story, y el actor-karateca ingresará con instrucciones
específicas: “flirtear” con las concursantes femeninas de
la casa y provocar peleas entre los muchachos.
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