Sin duda, la paranoia conduce a los actos más absurdos. Genera, por ejemplo, que un pueblo entero se desespere frente a la presencia de un pajarito muerto. Así ocurrió este mes en un pueblo del sudeste de Turquía, donde lugareños encontraron un ave migratoria –un abejaruco común europeo– en un campo y, creyendo que se trataba de un espía israelí, levantaron un alarma nacional. La confusión se desencadenó al ver que el animalito fallecido tenía en una de sus patas un anillo con el sello “Israel”. Miedosos y desesperados, también creyeron que sus fosas nasales eran demasiado grandes y debían ser producto de un chip instalado por el servicio de inteligencia enemigo.

Tras llamar a la policía, el pajarraco fue llevado a expertos gubernamentales para que examinasen al colorido ejemplar, e incluso se involucró en el caso a una unidad de lucha contra terrorismo. Innecesario: casi de inmediato, se determinó que el pájaro era un simple pájaro. Según explicó luego la oficina regional turca del Ministerio de Agricultura a los asustados residentes del pueblo, es común que las aves migratorias lleven un anillo para poder realizar un seguimiento de sus movimientos.

Al parecer, acorde con las declaraciones un tanto maliciosas que un funcionario del ministerio hizo a la BBC de Londres, la policía local tuvo que esforzarse para disuadir a los habitantes turcos de que el pequeño abejaruco no representaba una amenaza a la seguridad nacional.