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Una mujer de Carolina del Sur, en Estados Unidos, corroboró que algunos ex novios son más atemorizantes que fantasmas y otros seres del más allá. En el caso de Tracy (su apellido se mantiene en reserva), una soltera con cinco hijos que reside en Rock Hill, la certeza llegó la noche que oyó golpes en su altillo. Tras sentir los ruidos, la mujer miró el techo de su cuarto y vio cómo algunos clavos saltaban de la madera. Entonces se convenció: “Es un fenómeno paranormal”, se dijo.

Siendo las 2.30 am y temerosa ella de que el diablo hubiera metido la cola en su casa, pidió a sus hijos mayores y a un sobrino que fueran a chequear si “algo demoníaco estaba ocurriendo”. La sorpresa fue aún mayor: los jóvenes encontraron a un hombre durmiendo. ¿Quién era? El ex novio de la mujer, con quien había roto doce años atrás. Tras ser descubierto, la otrora pareja de Tracy corrió escaleras abajo y escapó antes de que la policía llegara. Aún se encuentra desaparecido.

Al parecer, el hombre llevaba dos semanas fuera de prisión, tiempo en el que habría residido en casa de la norteamericana. Y aunque, durante su estancia tras las rejas, él le había escritor reiteradamente diciendo que había cambiado, pidiéndole volver, ella nunca consideró una reconciliación. Menos aún, dejarlo dormir en el altillo.

Tras registrar el alarmante escenario, no sólo se hallaron tazas de un local de comida cercano (que el ex había usando como baño); también se encontró que las rejillas de ventilación del techo habían sido manipuladas y, desde allí, podía mirarse el dormitorio de Tracy. “Me tiene asombrada –expresó ella a un diario local–. ¿Cómo alguien puede mirar a través de un conducto de aire?” Más inquietante aún es que, según explicó la mujer, el único acceso al altillo es a través de una puerta desde el interior del hogar, ubicada en un pasillo que conecta con los dormitorios de sus hijos.