Algunas personas tienen el sueño pesado; el de Betty Russell, sin embargo, excede cualquier medición o balanza. De lo contrario, imposible comprender cómo esta mujer de 77 años de Alabama, Estados Unidos, logró dormirse en el sillón de su casa el pasado diciembre y no se despertó ni siquiera cuando un tornado arrancó parte de su techo y dañó la mayor parte de su casa. Sólo abrió los ojos con las sirenas de los rescatistas y el barullo de bomberos y vecinos que se acercaron a su hogar para ver si estaba en un pedazo. La encontraron diez puntos; y, lo más importante, bien descansada.

“No sabía que tenía el sueño tan pesado”, se consternó más tarde y agregó: “Aun con la parte de atrás de mi casa hecha trizas, no oí nada. No puedo creer que no haya oído nada, pero así fue.” Porque caminando por su casa una vez desperezada, la señora la encontró llena de escombros y con un tremendo agujero en el techo del dormitorio donde suele reposar. “Hay un hueco justo donde está la cama”, contó su azorado nieto, Scott Russell, de 13 años. “Por lo general se va a dormir al cuarto, pero por alguna razón esta vez no lo hizo y eso la salvó”, desarrolló el aliviado preadolescente.

La mujer, sin embargo, tiene una teoría sobre qué pudo evitarle la muerte. Betty cree que los ángeles ayudaron a mantenerla con vida. Coleccionista de estatuillas de estos seres alados (tiene cantidad en estanterías, mesas y vitrinas), la señora ofreció las gracias a los dos más importantes de su vida: su marido e hijo muertos. “Siento como si me estuvieran cuidando”, explicó la esotérica norteamericana que, bendición aparte, todavía no sabe cuándo iniciará la parte menos mágica del milagro: la reparación de su techo, el dormitorio y el exterior de la casa.