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Difícilmente el hotel Faktum reciba una, dos o cinco estrellas por sus comodidades. Con sede en Gotemburgo, Suecia, el sitio no tiene sauna, bar, pileta ni desayuno; tampoco calefacción, aire acondicionado, baño, mantas o, para el caso, cama. En fin, no tiene habitaciones. Es parte de la propuesta: por diez dólares, Faktum invita a experimentar la noche literalmente como un vagabundo y, entre sus tantas opciones, ofrece hospedarse en fábricas abandonadas, bajo un puente, en el banco de una plaza solitaria o, incluso, bajo las gradas de un estadio de fútbol.

La idea pretende concientizar sobre la complicada situación de las personas sin techo; de allí que sus ganancias se dirijan al financiamiento de obras de caridad. Ojo, con el clima helado en el duro invierno, usar las “comodidades” puede ser peligroso; pero, a no preocuparse: el proyecto ofrece atravesar la vivencia de manera virtual. Todo sea por una buena causa...

“Hemos tenido una temporada muy fría en enero y febrero. El asunto es grave; hay que tomar cartas en el asunto”, explicó Aaron Israelson, editor en jefe de Faktum –que, además de un “hotel”, es una revista del tipo de Hecho en Buenos Aires, vendida en las calles suecas por gente en situación de calle–. “No creemos que los políticos hagan lo suficiente. Este es un recordatorio de la pobreza y una forma de involucrarse de manera fácil”, explicó el hombre a la prensa.

Y agregó: “Hay mucha confusión e ideas equivocadas acerca de quién es un sin techo. La gente suele pensar que se trata de personas con problemas de alcohol o drogas cuando, en verdad, no suele ser el caso”. Considerando que una de cada seis personas sin hogar en Suecia vive en Gotemburgo, no es raro que la propuesta haya anclado en la ciudad. Al fin de cuentas, no todos los días se puede alquilar una “habitación” ubicada justo al lado del río y por sólo diez billetes.