Robert Bruce Banner tiene competencia, y no es otro musculoso el que pretende quitarle el título de El increíble Hulk. En lo más mínimo. Su último contrincante, de hecho, no se transforma en una mole de casi 3 metros y más de 500 kilos ni tiene fuerza ilimitada, velocidad y resistencia sobrehumana y curación regenerativa; en principio porque no es un personaje de ficción y, luego, porque es una chica. Lo que sí tiene en común con la masa verde es el color de la piel... y la ira descontrolada.

Sucede que, en los últimos días, la policía de York, en Inglaterra, lanzó un comunicado avisando que estaba tras la pista de una jovencita que atacó a una adolescente disfrazada de Hulk (una seguidora de She-Hulk, aparentemente). La mujer, según detallaron las fuerzas de seguridad británica, estaba cubierta de pintura verde, el pelo teñido de rojo y tendría alrededor de 20 años. Además, se adivina, no respondería a las órdenes de Stan Lee como lo hacía el personaje Jennifer Walters, sino a algún desequilibrio psíquico o emocional. De lo contrario, imposible comprender por qué atacó —sin motivos aparentes— a una adolescente que salía de McDonald’s el pasado 26 de abril.

La víctima sufrió contusiones en el rostro y tiene un ojo en compota. Cheryl Hunter, vocera de la policía, explicó que el incidente no pareciera haber sido provocado por la damnificada (cuyo nombre no se ha dado a conocer). “Afortunadamente las lesiones no fueron severas, pero el resultado podría haber sido mucho peor”, concluyó la agente que ya hizo circular una foto de la Hulk británica y pide ayuda a los vecinos para identificar a la descolocada señorita verde, que bien merecería pasar unos días en prisión, dosificarse unas pildoritas para tratar el enojo o, por qué no, un comic (otro) propio.