Phil y Jenn Thompkins son un matrimonio norteamericano que ha sabido desentrañar el deseo oculto de buena porción de sus conciudadanos de Freeport, Pensilvania: tener gallinas. Bajo el supuesto de que muchas personas quieren adoptar un plumífero pero no se animan, crearon Rent a Chicken (Alquila un pollo), servicio por el cual proveen el animal y el equipamiento necesario para mantenerlo vivito, coleando y dando huevos, para que los interesados vayan testeando el terreno antes de darse al venturoso compromiso de ser dueños. Aunque, en honor a la presunción, si Jennifer Anniston pudo mantener a toda una familia cacareante con vida, ¿cuán difícil puede ser la tarea? “Es un período de prueba para quien esté considerando la crianza a largo plazo”, explicó Phil sobre el servicio ponedor que puso en marcha este año, que ya ha recibido buenas devoluciones y que cuesta $ 350 dólares. Huevos (entre ocho y catorce por semana), asegurados, vale aclarar. “La gallina es un animal que le interesa a mucha gente”, ofreció el empresario que proporciona dos animales, un minigallinero, alimento para el período de renta y un plato de agua. De más está decir: los bichos deben regresarse vivísimos; no vaya a ser cosa que alguien los use para el puchero.