Si algo ha enseñado el cine —y la ficción, en sus variopintas manifestaciones— es que, en el caso de viajar en el tiempo, nunca hay que toparse con uno mismo. Como bien explicó el sabio Doc a su amigo Marty McFly en Volver al Futuro II, si aquello ocurriese, desencadenaría dos escenarios posibles: a) un desmayo; b) “el encuentro crearía una paradoja, que crearía una reacción en cadena, que podría reformar la continuidad de tiempo y espacio, ¡y destruir así todo nuestro universo!... De acuerdo, estoy exagerando. La destrucción podría ser de hecho más pequeña y limitarse a nuestra galaxia”. Temeraria, la fotógrafa japonesa —con base en Londres— Chino Otsuka decidió hacer oídos sordos al consejo paradójico y, en su serie viral Imagine Finding Me, se hizo de una máquina del tiempo propia (“el proceso digital”) para revisitar sus memorias de infancia. Insertándose virtualmente en fotografías de otrora, la señorita volvió al pasado, imaginando un choque de eras. “Me embarco en una travesía que alguna vez fue mía y, al mismo tiempo, me convierto en turista de mi propia historia”, sintetizó la ocurrente oriental acerca de una colección nostálgica que no ubica “ni en el pasado ni en el presente sino en algún lugarcito entre ambos”.