“Reacomodar objetos mundanos en composiciones ingeniosas” es la ajustada síntesis que resume la propuesta de García de Marina, fotógrafo español nacido en Gijón en 1975, dueño de series como Insospechada cotidianidad o Poesía de lo prosaico, que reinterpretan peines, naipes, torni-llos o cigarrillos con observaciones alternativas, lúdicas, minimalistas. “Mis imágenes son muy simples, fáciles de comprender, no necesitan ningún tipo de explicación. Mi interés yace en impactar al espectador, darle una pequeña sorpresa”, aseguró el hombre a quien muchos le agradecen que les obsequie “un escape de lo pedestre”. Para convencerse, alcanza con leer los conceptos del poeta José Luis Argüelles, quien, en el sitio del artista visual, anota: “García de Marina no ha dejado de afinar las claves poéticas y técnicas que sustentan su depurada propuesta conceptual. Sólo le bastan unos pocos y humildes elementos para construir sus greguerías fotográficas, las metáforas de una cosmovisión presidida por la magia, la ironía y la ambigüedad con que vincula los objetos de sus personalísimas imágenes. Estamos, en fin, ante un fotógrafo que sabe captar como pocos todo lo que los demás no vemos”. Por fin, un distribuidor de anteojos.