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Domingo, 23 de enero de 2005

PáGINA 3

Bush QEPD

Greil Marcus es un legendario periodista que de los ‘60 a esta parte viene sostiendo una de las voces más lúcidas de la contracultura norteamericana. Este obituario fue publicado la semana pasada, a propósito de la asunción de Bush para su segundo período como presidente.

Por Greil Marcus

5 de octubre de 2018. George W. Bush, 43º presidente de los Estados Unidos, murió hoy en el Hospital Metodista de Houston, Texas. Tenía 72 años. La causa de muerte anunciada fue un paro cardíaco.
La controvertida presidencia del Sr. Bush dejó atrás una nación y un mundo cambiados. Habiendo asumido en 2001, tras una conflictiva elección definida por un 5-4 en la Corte Suprema, y decididamente reelegido en 2004, el presidente Bush condujo a los EE.UU. a cuatro guerras, supervisó el desmantelamiento del sistema de seguridad social, y alentó una drástica reducción de la educación primaria, secundaria y universitaria. Hundió el superávit de los años 1999 y 2000 de la administración Clinton en déficit continuos de más de un 3000 millones de dólares anuales, reduciendo el capital disponible para atender las necesidades de la vasta mayoría de la ciudadanía e inhibiendo la creación de nuevos empleos con cualquier promesa de mejora o de seguridad financiera.
Una serie de decisiones de la Corte de Bush en los años siguientes al 2005 –año en que reemplazó a tres jueces retirados por nuevos miembros conservadores– privaron de toda base legal al poder gubernamental de regulación sobre las corporaciones y el medio ambiente —decisiones que muchos analistas consideraron aún más significativas que el repudio de la Corte de Bush a fallos referidos al derecho de una mujer a la privacidad en un caso de aborto–. Con el beneplácito de un Congreso republicano, la administración Bush removió de entre las obligaciones del Estado garantías vinculadas a la libertad de prensa y de expresión, el derecho a la asamblea, y el derecho al juicio de jurados. En última instancia, la abolición de una serie de principios judiciales, largamente soñada por ciertos conservadores, se dio no de jure pero sí de facto. “La prensa es legalmente libre”, dijo en 2007 el ex columnista del New York Times Frank Rich, en un artículo publicado en su sitio ThatRichBrother.com. “Sólo que se abstiene de practicar esa libertad”. Algunos dijeron que lo mismo se aplicaba a toda la nación; otros, que nunca el país fue más libre.
El Sr. Bush nació en New Haven, Connecticut, el 6 de julio de 1946, y fue criado en Houston y Midland, Texas, donde su padre, el ex presidente George H. W. Bush, comenzó sus carreras en petróleo y política. Bush asistió a la Andover Academy y se graduó en la Universidad de Yale en 1968. Durante la guerra de Vietnam fue miembro de la Guardia Nacional de Texas Air, conocida en la época como un resguardo seguro del llamado a combate; aunque el hecho de si cumplió con sus obligaciones militares se convirtió en objeto de debate durante su segunda campaña electoral. En 1975, el Sr. Bush se graduó de la Harvard Business School y comenzó sus carreras en petróleo y política en Texas, ninguna de las cuales floreció. Aunque se casó con Laura Welch en 1977 y fue padre de las gemelas Jenna y Barbara en 1981, la vida del Sr. Bush a los cuarenta y pico se caracterizó por sus fracasos en los negocios, acusaciones de fraude y una confesa adicción a la bebida. (El Sr. Bush aseguró haber renunciado a la bebida —nunca se utilizó la palabra alcoholismo– el día después de su 40º cumpleaños, como resultado de una intervención divina y de un acto de voluntad.) En 1994, se postuló para la gobernación de Texas y demostró ser un candidato de primer nivel en la campaña.
El Sr. Bush fue un político al que sus oponentes subestimaron. Cultivó un aura de “no-saber-nada”, una indiferencia ante hechos y opiniones inconvenientes, pero era devastador en el ataque, capaz de presentarse como un hombre corriente enfurecido por la presumida superioridad de quien fuera que se opusiera a él en cualquier ocasión y sobre cualquier tema. Antes de los ataques de Al Qaida en 2001, no siempre fue tomado en serio; después de aquellos hechos se convirtió en una figura heroica, erigiéndose en defensor de los Estados Unidos como si esa responsabilidad histórica fuera sólo suya.
Lanzó un ataque sobre Afganistán, donde Al Qaida tenía sus cuarteles y campos de entrenamiento, semanas después de los ataques del 2001. Aunque Osama bin Laden eludió la captura, sus fuerzas fueron severamentedebilitadas; contra toda expectativa y predicción, durante su primera presidencia no hubo ni un solo ataque terrorista más en suelo norteamericano. Argumentando que el gobierno de Saddam Hussein era el centro de un complot terrorista y un depósito de armas de destrucción masiva (acusaciones que luego resultaron falsas), el Sr. Bush lideró en 2003 una limitada coalición internacional que invadió Irak y reemplazó al Sr. Hussein con una fuerza de ocupación, la cual se fue replegando durante el siguiente año ante el poder de la fuerza insurgente. Tras su reelección, el Sr. Bush ordenó la destrucción de las ciudades en las que se creía que se concentraban los insurgentes; pero aunque las ciudades fueron destruidas, la insurgencia continuó. El Sr. Bush luego presionó a Irán y a Corea del Norte, a los que había identificado como “Estados malignos”.
Con las fuerzas armadas de los EE.UU. empantanadas en Irak, el Sr. Bush organizó lo que sus críticos llamaron “un ejército privado que no estaba sujeto a ninguna ley y que operaba según los designios de un solo individuo” –es decir, de numerosos contratistas privados empleados por corporaciones de EE.UU., Serbia, Nigeria y Arabia Saudita–, capaz de lanzar ataques aéreos, terrestres y marítimos sobre unidades militares tanto en Irán como en Corea del Norte. Mientras que los gobiernos afgano e iraquí habían colapsado casi a la primera señal del ataque norteamericano, las invasiones de Irán y Corea del Norte fueron rechazadas por una resistencia sostenida y, en Corea del Norte, por el empleo de explosivos que el Sr. Bush denunció como “armas nucleares estratégicas”, aunque más tarde éste probaría no haber sido el caso.
Durante la primera presidencia se dijo a menudo que el Sr. Bush se veía a sí mismo como una figura mesiánica, asignada por Dios para llevar la bandera de la libertad (“el regalo de Dios”, en palabras del Sr. Bush, “a cada individuo”) hasta los confines de la Tierra, y que las guerras en Afganistán e Irak, al menos, fueron parte de una cruzada trascendental y significativa. Tras su reelección, se argumentó que sus guerras habían sido maniobras de distracción destinadas a elevar su popularidad, y el poder del Partido Republicano tanto en el Congreso como en los estados, para el solo beneficio de la agenda doméstica, y que, según escribió el poeta Donald Hall, “fueron los Estados Unidos en sí el verdadero objeto de su conquista”.
La vida del Sr. Bush después de su presidencia estuvo marcada por el infortunio. Pronto perdió interés en su status como jefe de recaudación de fondos de su partido; muchos creyeron que había comenzado a beber nuevamente, y parecía pasar la mayor parte del tiempo en clubes privados de Houston, donde se estableció en 2010 después de vender su propiedad en Crawford, Texas. Más tarde, el 1º de mayo de 2011, Jenna y Barbara Bush murieron en un accidente de tránsito por un caso de alcoholismo en la ciudad de Nueva York, incidente que también se cobró la vida de otras siete personas, cuatro de ellas amistades de las gemelas Bush. Los rumores de que un amigo de la familia intentó sobornar a la policía para que informara que la persona que iba al volante no era ninguna de las dos chicas (el cuerpo de Barbara Bush se hallaba en el asiento del conductor) nunca fueron confirmados. Cuatro años más tarde, en 2015, Laura Bush, como su padre, murió afectada por el mal de Parkinson, a los 68 años. Tras un período de duelo, el Sr. Bush anunció que, con el objeto de retornar al “servicio productivo” y “hacer la voluntad de Dios” agradecería la oportunidad de desempeñarse en el mundo del béisbol. Pero, aunque las autoridades declararon sentirse honradas, no volvió a hablarse del asunto. El deceso del Sr. Bush fue precedido por el de su hermana Robin Bush, sus hermanos John “Jeb” Bush, ex gobernador de Florida, Neil Bush y Marvin Bush, y su hermana Dorothy Bush Koch. Lo sobreviven sus padres.

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