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Domingo, 14 de septiembre de 2014

ASUNTOS INTERNOS

DVD La semana que viene se edita en Argentina The Normal Heart (Un corazón normal), la película de HBO basada en la obra de teatro del célebre escritor y activista Larry Kramer, que retrata los primeros años del sida en Nueva York. Con Mark Ruffalo, Julia Roberts, la dirección de Ryan Murphy (American Horror Story) y la producción de Brad Pitt, es la historia de cómo un grupo de hombres gays se organizó para intentar salvar sus vidas y se convirtieron en militantes políticos que cambiaron la historia.

 Por Mariana Enriquez

Cuando empezaba la década del ‘80, Larry Kramer era un guionista exitoso. Había sido nominado a un Oscar por el guión de Mujeres enamoradas de Ken Russell, la adaptación de la novela de D. H. Lawrence. Vivía en Nueva York y tenía una excelente posición económica como graduado de Yale, hijo de un rico abogado judío y hermano de uno de los fundadores del poderoso estudio Kramer Levin. Desde ese lugar de privilegio, Larry vivía en Fire Island, una isla al sur del estado de Nueva York conocida por ser casi un resort gay, especialmente en los años primerizos de la liberación. Sin embargo, Kramer estaba insatisfecho con la vida de lo que llamaba “sexo sin emociones y bares de moda”. En 1978 escribió sobre sus frustraciones en la novela Faggots: sus descripciones de relaciones promiscuas y desangeladas horrorizaron a la crítica mainstream y los gays lo acusaron de traidor. Todos, igual, lo leían.

Durante el prolongado éxito de Faggots y en el verano eterno de Fire Island, llegó la década del ‘80. Y en ese primer año, en 1980, los amigos de Larry Kramer empezaron a enfermarse. Y a morir. Muy rápido, con mucho sufrimiento. Un año después de los primeros casos, Kramer se mudó a Nueva York para involucrarse de lleno en la crisis de salud y en la política gay. Reunió a un grupo de amigos en su departamento, trajo a una médica para que les explicara qué sucedía y en pocos meses se formó la organización Gay Men’s Health Crisis, la primera en Nueva York que se hizo cargo de los enfermos de sida, antes que el Estado, antes que cualquiera. Kramer, mientras tanto, se convertía en un activista confrontativo, molesto, insistente, que disparaba hacia las autoridades políticas, el sistema de salud y su propia comunidad con una virulencia y una urgencia nunca antes vistas, y al mismo tiempo con una gran lucidez. Sus artículos en la revista Native –una de las pocas que publicaban artículos sobre el vih-sida en los primeros años– eran extensos, obsesivos e incendiarios. En marzo de 1983 escribía: “Estoy harto de los tipos que rezongan y dicen que dejar de tener sexo sin protección por un tiempo es peor que la muerte. ¿Cómo pueden valorar tanto sus pijas y tan poco su vida?”. Opiniones como ésta en una comunidad que se había fortalecido en su autoestima gracias a la libertad sexual, a la sexualidad desvergonzada, le ganaron la antipatía de la Gay Men’s Health Crisis, de la que fue expulsado en 1983 por ser demasiado negativo y demasiado peleador. Larry Kramer se dedicó, entonces, a cuidar de su amante enfermo y a escribir su obra de teatro The Normal Heart, que contaba su experiencia y la de sus amigos activistas en la Nueva York rica de los años de la plaga.

The Normal Heart se estrenó como producción off-Broadway en 1985. Decía entonces Kramer: “Quería que la gente viera sobre el escenario a dos hombres que se amaban. Quería que los viesen besándose. Quería que la gente viese que los hombres gays enamorados, sufriendo y muriendo eran iguales que los demás”. La producción más legendaria de la obra tuvo como protagonista a Brad Davis (Expreso de medianoche), que interpretó a Ned Weeks, el alter ego de Larry Kramer; sobre el escenario, Brad Davis actuó con su amante en la vida real, que estaba muriéndose de sida: fue una puesta histórica, inolvidable. Desde entonces, y sobre todo con la primera ola de películas sobre el sida (Y la banda siguió tocando, basada en la extraordinaria crónica de Randy Shilts, y Filadelfia con Tom Hanks, las dos de 1993), The Normal Heart fue deseada y abandonada: durante muchos años, Barbra Streisand tuvo los derechos –quería interpretar a la doctora Emma Brookner, basada en la real Linda Laubenstein, la primera en tratar pacientes en Nueva York– pero ese proyecto quedó en la nada; sin embargo, seguía siendo un éxito en teatro, con protagónicos de Martin Sheen, Joel Grey (Cabaret), Tom Hulce (Amadeus) y Richard Dreyfuss (Tiburón). Larry Kramer, mientras tanto, se convertía en uno de los fundadores de la mucho más confrontativa ACT UP y en una verdadera leyenda del activismo.

Hizo falta la reciente “segunda ola” de películas sobre vih-sida para que The Normal Heart pudiese ser filmada. Y la banda siguió tocando era un drama médico, Filadelfia una película “de tribunales” y de derechos; Los amigos de Peter (1992, dirigida por Kenneth Brannagh) un drama privado, en la intimidad de una mansión inglesa; y Las noches salvajes, de Cyril Collard, un estudio sobre el deseo triste y reconcentrado. Tuvieron que pasar veinte años para que aparecieran películas sobre la militancia. Por un lado, la oscarizada Dallas Buyer’s Club (2013), que es drama médico y retrato de los enfermos más marginales (los del interior de EE.UU.), pero sobre todo la historia de vida de Ron Woodruff, el insólito activista texano que viajaba por el mundo buscando drogas no admitidas en su país. Por otro, el documental How to Survive a Plague (2012), que narra con material de archivo aquella militancia en Nueva York, especialmente la de ACT UP. Y ahora por fin la versión audiovisual de The Normal Heart, que se estrenó hace seis meses por HBO, ganó el Emmy como mejor película para televisión el mes pasado y acaba de editarse en DVD en Argentina.

Ryan Murphy, un exitoso de la televisión como productor de Nip/Tuck y American Horror Story, se decidió a dirigir el proyecto, con coproducción de Brad Pitt. Como Ned Weeks/Larry Kramer aparece el siempre empático y excelente Mark Ruffalo, un exitoso y rico gay neoyorquino que, cuando despierta a la militancia y al amor, se convierte en una fuerza de la naturaleza. La doctora Brookner, en su silla de ruedas –la médica real sufría secuelas de polio y murió por un recrudecimiento del virus cuando apenas tenía 45 años– es Julia Roberts en una de sus mejores interpretaciones: una mujer dura, conmovida, impotente que no tiene miedo de reunirse con un grupo de gays y pedirles que dejen de tener sexo y tampoco tiene miedo de ingresar a las salas de moribundos sin ningún tipo de protección profiláctica, sin aquellos trajes espaciales que se usaban para tratar la epidemia en los primeros años. El presidente de GMHC, un ex boina verde que está en el closet, es el guapo modelo y actor Taylor Kitsch y Felix, el bellísimo y moribundo novio de Ned/Kramer es Matt Bomer, uno de los pocos actores abiertamente gays de Hollywood, que además está casado por ley, tiene tres hijos con su pareja y está a segundos de convertirse en una estrella.

The Normal Heart (editada como Un corazón normal) tiene momentos de déjà vu: se parece a muchas películas sobre el vih-sida anteriores pero sexualmente es mucho más explícita, con desnudos frontales incluidos. La primera cita de Ned y Felix, por ejemplo, es de lo más hot que se haya visto en televisión. Es una película desde adentro: Larry Kramer la escribió, ajustando apenas el guión de su obra; el director Ryan Murphy también es gay, lo mismo que Dennis O’Hare (el rey vampiro de Mississippi en True Blood y el médico entre razonable y algo cruel de Dallas Buyer’s Club), que interpreta a uno de los colaboradores del alcalde de Nueva York. Con melodrama, con ciertos anacronismos, actuaciones brillantes y alguna rigidez que delata su origen teatral, The Normal Heart es imprescindible en la trilogía de películas de estos últimos años: es un documento de época y la inevitable salida del closet de la política, con toda su mugre, con toda su pelea en el barro.

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