LIBROS - SALIó LA SECUELA DE EL PADRINO
Esa cosa tan nostra
Hace un par de años, el escritor Mark Winegardner recibió un ofrecimiento de los que no se pueden rechazar. Y lo rechazó. Su agente le propuso que se postulara para escribir la novela El Padrino regresa, secuela del libro de Mario Puzo publicado en 1969 que debía tener en cuenta, también, la trilogía de películas de Coppola. Pero la propuesta llegó cuando Winegardner ya había firmado contrato por su tercera novela, un relato sobre “punk rock y pornografía en Cleveland”, y acababa de sentar cabeza con su esposa y sus dos hijos aceptando por buen dinero el puesto de director del programa de escritura creativa de la Universidad de Florida.
Sus dos primeras novelas –The Veracruz Blues (1996) y Crooked River Burning (2001)– habían tenido mucho éxito de críticas y bastante poco de ventas, pero Winegardner no tenía los apremios económicos que sí tuvo Puzo cuando se puso a escribir El Padrino. Sin embargo, el escritor lo pensó dos veces y se le ocurrió que un poco de renombre no les haría nada mal a su autoestima ni a su carrera. Quizá, pensó, hasta podría crear “una secuela sin comprometerse artísticamente, y entregar un libro que le gustara a mucha gente y aun así fuera bueno”. Y se echó atrás y aceptó.
Durante años, el editor de Random House Jonathan Karp había intentado que el mismísimo Puzo –fallecido en 1999– escribiera la secuela de su propio libro. Todo lo que consiguió sacarle fue la sugerencia de que otro se encargara del asunto una vez que él hubiera muerto. En el 2002, por fin, Karp convocó al hijo de Puzo, Tony, y a su último agente, Neil Olson, para hacer los arreglos “oficiales” destinados a extender la saga de los Corleone. “El escritor tenía que ser alguien que estuviera en el mismo peldaño en el que estaba Puzo cuando escribió la novela original: alguien de 40 y pico, con un par de novelas en su haber y la ambición de escribir una novela más popular, más grande”, declaró Karp, que a la sazón había leído Crooked River Burning y le había gustado. Y ahí entró Winegardner.
Tras releer la novela original y volver a ver las películas, Winegardner decidió que “el tema central que seguía sin resolución era la ambición de Michael Corleone de convertir el negocio de la familia en algo legítimo”, así como el enorme fracaso que la había coronado. El Padrino regresa (que finalmente salió el mes pasado) retoma personajes “insuficientemente explorados” como el consiglieri Tom Hagen, Fredo Corleone y el cantante Johnny Fontane (Frank Sinatra, apenas disimulado) y se concentra en los lapsos cronológicos que habían quedado abiertos entre film y film.
Previsiblemente, el libro decepcionó a varios de los críticos de los medios más influyentes de Estados Unidos. Después de todo, se sabe que el mismo Puzo nunca estuvo conforme con su obra, a la que sólo consideraba como una oportunidad de salir del pozo financiero. Al punto de que, dos años después de la primera publicación, Puzo llegó a decirle al presentador televisivo Larry King que “ojalá lo hubiera escrito mejor”.