Domingo, 27 de febrero de 2005 | Hoy
Escándalo: fracasó estrepitosamente el primer intento de convertir a la heterosexualidad a tres parejas de pingüinos gays.
Hay revuelo en la pingüinera. Como es sabido, el pingüino es un ave de la que no quedan demasiados ejemplares. De ahí que los zoológicos del mundo hayan decidido velar por la reproducción de los machos y hembras que se encuentren bajo sus respectivas alas protectoras. En eso estaban los cuidadores del Bremerhaven Zoo de Bremen cuando sus cuidadores descubrieron que, de sus cinco parejas de animalitos de frac, tres eran homosexuales. La primera medida de los responsables del zoo fue importar algunas pingüinas de un zoológico sueco para tentar a sus muchachos.
Así fue como sucedieron los hechos, según las noticias que se dieron a conocer a lo largo de las dos últimas semanas:
1. Unos meses atrás, después de esperar años que las relaciones entre los pajarracos produjeran crías, se ordenó realizarles pruebas de ADN. Así se descubrió que seis de los diez animales vivían en parejas gays. Hace sólo un par de semanas, el director del zoológico Heike Kueck contó que los pájaros llevaban años copulando, y que una pareja incluso había adoptado una piedra a la que protegía como si se tratara de un huevo. Kueck aseguró que el proyecto de estimular a los pingüinos con pingüinas nórdicas contaba con el apoyo del Programa Europeo para la Protección de Especies en Peligro de Extinción. Pero el primer intento no resultó tan eficaz como se esperaba: hubo enormes dificultades para separar a las parejas homosexuales. (Por las dudas, previendo que las hembras suecas pudieran quedar en banda, también se habían reclutado un par de pingüinos machos.)
2. Pocos días después, el zoológico reconoció el fracaso de sus planes de “convertir” a los pingüinos a la heterosexualidad. Las pingüinas no habían logrado conmover a los muchachos. “Aparentemente, las relaciones entre los pingüinos eran muy fuertes”, dijo resignado Kueck. El zoológico anunció que volverá a intentar la conversión en la primavera del 2006. Que los pingüinos sigan siendo homosexuales, dijeron.
3. Hacia fines de la semana pasada, se supo que, además del rechazo categórico de los propios pingüinos, varios grupos gay-lésbicos pusieron el grito en el cielo denunciando el proyecto científico como un ataque directo contra la diversidad sexual. “Acá todos pueden vivir como les plazca”, aclaró Kueck. “No intentamos separarlos por la fuerza ni interesarlos en nuevas compañías femeninas.” Pero agregó que “tal vez el problema fue que empezamos a implementar el programa demasiado tarde en el año”. Los grupos que elevaron su voz contra “el acoso organizado y forzado a través de la implementación de hembras seductoras” –cita textual de una carta abierta al intendente de Bremerhaven, Joerg Schulz– ya pueden descansar en paz: por ahora, los pingüinos gays decidieron seguir conviviendo con sus congéneres y con sus hijitos de piedra, y la ciencia no hará nada por impedirlo.
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