TV > SECONDS: LA HERMANA MENOR DE EL EMBAJADOR DEL MIEDO
Cuatro años después de El embajador del miedo, John Frankenheimer completó su trilogía de thrillers políticos con Seconds, una de sus películas más bizarras. Dentro de la filmografía del director –que murió hace tres años– se los considera sus “films de Guerra Fría”, pero la guerra a la que aluden se libra fronteras adentro, en territorio norteamericano. Después de abordar el tema de la paranoia anticomunista con The Manchurian Candidate (título original de El embajador...), se abocó a filmar un guión de Rod Serling –el creador de La dimensión desconocida– con otro argumento de hipótesis temibles: Siete días en mayo (1964) narraba una conspiración militar (liderada por Burt Lancaster) para derrocar al gobierno norteamericano (al presidente interpretado por Fredric March) tras la firma de un tratado de desarme. Cuatro años más tarde era asesinado Bobby Kennedy, amigo personal de Frankenheimer, quien se habría encargado de la realización de todas las películas de campaña de ese Kennedy. No es que el cine de aquellos años fuera paranoico; paranoicos eran los tiempos que corrían.
En Seconds (1966), un hombre de algo más de cincuenta años, empleado de banco, casado y notablemente aburrido de su vida llamado Arthur Hamilton (John Randolph) ingresa a un quirófano (el quirófano de alguna entidad a la que sólo se consigna como “La Compañía”) y emerge transformado en el considerablemente más joven Tony Wilson, un exitoso artista y soltero codiciado con el rostro de Rock Hudson. Se dijo que Seconds era una película sobre la alienación, el aislamiento, el conformismo y la pérdida de la identidad en la sociedad norteamericana. Lo cierto es que no fue muy bien recibida, y la censura obligó a retirar las imágenes de una fiesta dionisíaca, repleta de cuerpos desnudos. Pero lo que lo convertía en un film radicalmente político era su visión desenfocada y retorcida (expresada en la rarísima fotografía del premiado James Wong Howe) sobre los tiempos que se vivían. Hamilton/Wilson conseguía una nueva vida, exactamente la que él ansiaba tener, pero reteniendo su memoria, su pasado, sin la posibilidad de borrar las huellas de su identidad previa.
En su momento pasó por surrealista, pero Frankenheimer prefería decir que era hiperrealista: más real que la realidad. El desesperanzado final –“no hay segundas oportunidades en las vidas norteamericanas”, señaló un crítico parafraseando a F. Scott Fitzgerald– hoy se ve venir a la distancia, pero no deja de ser perturbador. No es en el cine donde se aloja la paranoia. Será por eso que ahora, justo ahora, y a menos de un año de la notable remake de The Manchurian Candidate, en Hollywood hay serias intenciones de rehacer esta película que alguna vez llegó a las costas rioplatenses bajo el título de El otro Sr. Hamilton.
Seconds se verá en Retro como parte del ciclo Retrospectiva Paranoia mañana, lunes 11, a las 22. También integran el ciclo La invasión de los usurpadores de cuerpos (el lunes 18) y El bebé de Rosemary (el lunes 25), las dos a las 22.
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