El Rey en la noche de Dios. Así se promocionó el encuentro cumbre entre los dos astros más grandes del fútbol. Diego Armando Maradona y Pelé. El diálogo y el cabeza que mantuvieron en el programa inaugural de La noche del 10 recorrió, como era de esperar, el mundo entero. Y uno de los televidentes brasileños fue Mauricio de Sousa, el dibujante conocido como el Walt Disney carioca, dueño de una empresa multimediática que factura miles de millones de dólares con sus historietas y películas de dibujos animados. Esa misma noche, según dicen los voceros de la empresa, De Sousa tomó lápiz y papel y diseñó una pequeña ilustración con las versiones infantiles de los futbolistas haciendo jueguito.

Creador de exitosas licencias que, a la par del Ratón Mickey, van saltando de la página impresa a los productos de consumo masivo, De Sousa es dueño de un imperio editorial conocido en gran parte de la América hispanoparlante, Estados Unidos, China, Japón e Italia. En 1985, al ver el fervor religioso que Diego despertaba al frente del Napoli, se le ocurrió un negocio redondo que, además, le permitiría pisar fuerte en el único mercado latinoamericano que le era esquivo, el argentino. El proyecto se llamaba Dieguito (Maradona) y seguía una premisa básica y sumamente atractiva: la infancia de Diego y sus aventuras deportivas filtradas por un humor coloquial y familiar.

“En una noche inolvidable –describe el sitio web oficial de De Sousa–, Mauricio invadió la concentración secreta donde la selección argentina se preparaba para la Copa del Mundo (de México 1986) y consiguió conversar durante horas con el ‘pibe’ (en castellano en el original) Maradona, convenciéndolo para volverse un personaje de historietas.” En realidad, De Sousa tenía una vasta experiencia en el terreno común del comic y el fútbol. Ya en 1976 había desarrollado a Pelezinho junto con Pelé, partiendo de una idéntica premisa argumental. Pensada como una tira para los grandes diarios brasileños, Pelezinho pronto se multiplicó en centenares de remeras, juguetes y revistas, hasta su cancelación en 1982 por diferencias creativas con el astro dibujado.

Dieguito (Maradona) comenzó a tomar forma definitiva luego de que la Argentina obtuviera su segundo título mundial y Diego fuera consagrado el mejor jugador del torneo. Durante los siguientes cinco años, el estudio de De Sousa trabajó en el diseño de los personajes y el armado de las situaciones humorísticas. La barra que acompañaría a Dieguito estaba compuesta por once chicos, seis varones (Negro, Choco, Coloradito, Peluza, Bombolito y Flaquito) y cinco nenas (Sylvia, Morena, Vaquita, Rosita y Glenda). Cuando todo iba viento en popa, la creciente presencia de Maradona en las páginas policiales terminó por abortar el proyecto. Los problemas con las drogas y, sobre todo, su escandalosa detención en 1991 en el barrio de Caballito, alejaron a los inversores internacionales que ya estaban distribuyendo distintos chocolates, alfajores y golosinas con el logo de la serie televisiva de dibujos animados. Un tanto desanimado, De Sousa encontró en Ayrton Senna una figura viable para canalizar en escala local todo el esfuerzo realizado y se despachó con Senninha, un comic infantil que se mantuvo con gran repercusión hasta 1999, cinco años después del trágico accidente que le costara la vida al piloto de Fórmula 1.

Con la cabeza puesta en el Mundial de 2006, De Sousa habría aprovechado el encuentro mediático entre Maradona y Pelé para reflotar sus dos viejos personajes. Es más, hay quien dice que el deseo de los futbolistas de unir sus figuras en campañas de concientización social, expuesto en la charla televisiva, podría viabilizarse a través de un dibujo animado coproducido por los Estudios De Sousa y la señal de cable norteamericana Cartoon Network. Según fuentes extraoficiales, sólo faltarían las firmas de Maradona y Pelé.