Domingo, 9 de octubre de 2005 | Hoy
VIDEO > UN DESFILE DE ESTRELLAS TRAS EL SECRETO DE LA VIDA
Por Mariano Kairuz
El director norteamericano David O. Russell dice que en algún momento pensó en llamar a su nueva película basada en un viejo proyecto (nueva porque recién ahora, instalado en Hollywood después de filmar Tres Reyes, su MASH con George Clooney y en la guerra del Golfo, consiguió que se la produjeran; viejo porque viene gestándose, al menos en su cabeza, desde hace década y media) Los detectives existencialistas, o El misterio del misterio misterioso, pero que nunca se lo hubieran permitido.
Terminó por titularla Yo amo a los Huckabees, pero no habría que descartar sus dos propuestas previas: El misterio... al menos le hubiera dado al potencial espectador una idea del tipo de película en la que está por zambullirse, una combinación de militancia ambientalista con dos corrientes encontradas de filosofía new age y varios personajes perdidos en la vida, que por momentos parece no tener ni pies ni cabeza. Y hubiera dejado un poco más claro, por la vía del absurdo, que se trata de una comedia y que no es necesario tomarse nada de esto demasiado en serio. Y de haberse titulado Los detectives... hubiera dirigido toda la atención sobre los personajes de Dustin Hoffman y Lily Tomlin, porque eso es lo que son y eso es lo que tienen para ofrecerles a sus clientes: profundas investigaciones sobre el ser, la nada, y todo lo que quepa en el medio.
La idea del “detectivismo existencialista” se le apareció a Russell en un sueño en el cual, cuenta, era perseguido por una investigadora. Pero “no por motivos criminales sino por su bienestar espiritual y existencial”. Russell tomó nota en su “libro de sueños” (sic) y más tarde combinó aquella historia pergeñada por su inconsciente con otra que se le había ocurrido para un cortometraje, acerca de un tipo que espía a sus potenciales clientes para escribirles mensajes altamente personalizados para sus galletas de la suerte.
Y de la suerte y del azar (o de su imposibilidad) empieza a tratar todo el asunto cuando uno consigue descular algo en semejante cóctel argumental. De cómo un joven idealista y atribulado (Jason Schwartzman, el asistente de Will Ferrell en Hechizada) acude a los detectives para que investiguen una serie de casualidades y coincidencias que vienen acumulándose en su vida cotidiana, y que, cree él mismo, no pueden deberse al mero azar. Puede que Russell sea un paranoide, ya que todo parece formar parte de esa misma, obsesiva idea en Huckabees: que tiene que haber algo más, algo oculto, algún plan maestro; que alguien escribe nuestros horóscopos sorpresa y los mensajes en nuestras galletas de la suerte.
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