Dom 01.09.2002
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MúSICA

Un maldito de vacaciones

Albert Pla es algo así como la figurita más difícil del álbum de cantautores españoles. Empezó cantando en catalán. Cuando pasó al español, primero le censuraron una canción y después un disco entero. El público español coreó su versión de una canción de Lou Reed frente al mismísimo Lou Reed. Alguno lo conocerá por la banda de sonido de Carne Trémula, de Almodóvar. Y el que no, el próximo fin de semana tiene la oportunidad de iniciarse en este compositor tierno y de voz aniñada, pero con una gilette escondida en cada una de sus canciones.

› Por Martín Pérez


Un pescado rojo que nadaba adentro de una bolsa. Eso es lo que Andy Chango recuerda que Albert Pla llevaba en la mano el día que nació la idea de que ambos viajasen para tocar juntos en Buenos Aires. Algo que sucedió a comienzos de este año, algo sobre lo que Chango escribió recientemente en la revista dominical del diario El Mundo, de Madrid.
“Tocar en Argentina es el plan más quijotesco que pueda existir. Todos vamos a perder dinero y energías, la pobreza es total y la ciudad de Buenos Aires es un caos”, recuerda haberle advertido Andy a Pla cuando éste le recordó al día siguiente su propuesta de borracho entusiasta. “Perfecto”, fue la lacónica respuesta de Albert, según escribió Chango.
Así fue como el cantautor más polémico de la democracia española –tal como lo calificó el diario El País a mediados de los 90– presentó por primera vez sus canciones en Buenos Aires. Y no sólo eso: a medio año de aquel único y compartido concierto de iniciación porteña, el próximo fin de semana Albert Pla volverá recorrer su fascinante repertorio sobre el escenario de Niceto, acompañado por su compinche de los últimos tiempos, el eximio guitarrista Diego Cortés.
Afincado en Brasil desde hace tres años, Pla se sorprendió tanto de la aparición de algunos fans locales en aquel debut porteño que decidió darse el lujo de regresar a esa ciudad que apenas le auguraba una quijoteada: perder dinero y energías, al decir de su amigo. Un menú de posibilidades que describe muy bien toda una década de carrera de culto, accidentada y plagada de polémicas y canciones únicas. Un tiempo en el que Pla forjó su figura de moderno cantautor a fuerza de una mitología propia, cercana a aquella santa trilogía que pregona “sexo, droga y rock’n’roll”, pero en este caso sólo dentro de sus canciones. Hermosas fábulas entonadas en voz bien baja, pero escondiendo todas ellas una filosa gilette en versos tan rebeldes como emocionantes y únicos, que le fueron abriendo puertas en el teatro y en el cine español.
“Yo siempre estuve artísticamente solo en mi carrera”, explica Pla en voz baja, como no podía ser de otra manera. “Nunca me sentí acompañado por nadie. Con el tiempo, apenas, encontré a mis iguales entre los cantantes vascos. Y después pasé a ser aceptado como un igual por casi todos. Por la gente del teatro, por la del cine e incluso por cantautores de la talla de Jaume Sisa, Joaquín Sabina, Pablo Milanés e incluso Daniel Viglietti. Pero siempre con el miedo de que alguno de ellos me apuntase con el dedo y me denunciase como el impostor que era, echándome lejos de allí”, confiesa, entre risas, el español que mejor ha adaptado a Lou Reed al castellano, y el único que se ha atrevido a cantarle a su Rey aquellos versos que anuncian: “Yo siempre me he cagado en las dinastías, en las patrias putas, las banderas sucias, los reinos de mierda y la sangre azul”.

UN DISCO MENOS
“Un monstruo de nariz aguileña, pelo rastrojero, cuerpo de araña y cerebro de trapo”, lo describió hace ya tiempo un periodista del diario El Mundo. “Tímido hasta el laconismo más austero, siempre con la ironía a punto de salírsele por los ojos brillantes y un extraño rostro dotado de una expresión entre de bufón y cliente de frenopático”, fue la enumeración elegida por el responsable de entrevistarlo para el suplemento Tentaciones de El País. “Albert no sólo no es maldito, sino que resulta entrañable, sabio, paciente y educado”, escribió, en cambio, su amigo Andy Chango a la hora de presentarlo. Y todos tienen un poco de razón. Porque, frente a los cronistas, el tímido Pla esgrime un mutismo que da miedo, y convoca las enumeraciones más ridículas y terminales. Pero, después de unos tragos y unas pitadas en una terraza del barrio de Palermo, también es capaz de presentarse tal como lo describió su amigo. Y encogerse de hombros a la hora de hablar de sus comienzos. “Yo empecé a cantar de grande, cuando ya había pasado los veinte”, dice, como para explicar su particular forma de pararse ante una profesión que lo ha conquistado. Todo comenzó, en realidad, hacia fines de los años 80, cuando se presentó y ganó “casi de casualidad” –asegura– un concurso de cantautores, frente a un jurado integrado nada menos que por Pi de la Serra y el venerado artista catalán Jaume Sisa. Así fue como consiguió un contrato discográfico con un sello independiente de Barcelona, y editó sus dos primeros discos en catalán: Ho sento molt (1989) y Aquí s’acaba el que es donava (1990). La popularidad nacional llegó con el salto al español y un contrato con el sello BMG, pero también llegaron los problemas. Y el mito, claro. “Tampoco es que para mí fue tan importante pasar del catalán al español. Yo apenas si había escrito unas quince canciones, no tenía ni carrera ni repertorio cuando empecé a componer en español”, explica Albert, que parece no dejar jamás de encogerse de hombros ante cualquier pliegue del relato. “Para mí componer en catalán no es componer”, dirá al pasar, un rato más tarde. “No me cuesta anda. Con el español, sí, ya comienzo a pensar en lo que hago”.
Aquel debut en castellano llevó por nombre No sólo de rumba vive el hombre (1992). En él registró aquella invocación al Rey, pero un poquito censurada. Pasó a llamarse “Carta al rey Melchor”, por ejemplo. “Y allí donde en el disco canto las dinastías, las banderas sucias y demás, antes era más preciso: decía tu dinastía y tu bandera sucia”, explica Pla sobre el tema más polémico de un álbum maravilloso y polémico, al que le siguió un disco aún más polémico. Tanto, que nunca llegó a editarse.
“No es un disco perdido, porque no existe como tal. No sé dónde quedaron las cintas”, explica Albert, que se negó a avalar las sugerencias de la discográfica. Que se negaba a editar un tema llamado “La dejo o no la dejo”, que recorre los cabildeos y las dudas de un hombre que sospecha que su novia es una terrorista. “Tiene ese cruel defecto pero, en fin, nadie es perfecto”, dice el protagonista de la canción, que durante todo el tema se debate entre serle infiel a su novia o a su patria. Y razona: “Debería denunciarla pero igual la culpa es mía. Quizás necesite ayuda, mi comprensión, mi cariño. Quizás si le hubiera dado más amor se habría olvidado de cargarse policías sin manías, sin prejuicios”. Aunque inmediatamente el estribillo del tema razona, para beneplácito de ciertas plateas y horror de otras: “Un policía muerto, un policía menos”. Ha dicho Pla al respecto: “Apenas escucho que se ponen a aullar cuando canto eso, pienso para mí: ¡Gilipollas! No les va a servir de nada ponerse así. Y en cuanto a mí, me pongo a pensar a ver cómo digo yo que no he tenido nada que ver con ellos”.

SUPONE LOU REED
“Es algo que me sale naturalmente”, intenta explicarse Pla a la hora de hablar del filo de sus canciones. “No es que cuando me pongo a escribir, busque hacerlo de algo nuevo o de lo que el resto de la gente no quiera hablar. No busco provocar. Es sólo que el punto de vista suele ser lo que te sorprende particularmente a ti de un tema que está ahí a la vista de todos”, dice Pla, que luego del affaire del disco que no fue se quedó sin nada. “Me jodieron la vida. Me quedé sin canciones, sin grupo y casi sin carrera”, dice aún hoy. Allí fue cuando cayó en sus manos la poesía de Josep María Fonollosa, un poeta catalán casi desconocido hasta entonces. Alrededor de sus versos, dignos de un Bukowski cruel y sin un dejo de romanticismo, construyó el que sería su verdadero segundo álbum en castellano: Albert Pla supone Fonollosa (1995).
“Es un poeta cuyos libros se pueden leer de principio a fin y de una sentada, sin cansarte. Eso fue lo que me gustó de él. Y no tuve que tocar casi nada sus poemas para hacer canciones con ellos”, explica Pla. “Igual, cuando escucho el disco siempre me parece que le falta algo. Porque en realidad no era un disco, sino un espectáculo. Un espectáculo que yo habíamontado para poder seguir currando sin disco, porque el que tenía me lo habían prohibido. En él, en vez de hacer gala de mi conocimiento de un autor que el público desconocía, yo me preguntaba quién sería este tipo”. Y este tipo, según cuenta el propio Pla, era un poeta catalán de culto, exiliado en Cuba, que le había escrito poemarios a ciudades como Nueva York y Barcelona. Un contemporáneo de poetas como Jaime Gil de Viedma y José María Panero, pero con una voz única: cruel, cínica y resignada. Bella y poderosa en su oscuridad. Suya es la letra de “Sufre como yo”, un tema de Supone Fonollosa que tal vez sea el más conocido del cancionero de Pla. En gran parte porque Almodóvar decidió incluirlo en la banda de sonido de su film Carne Trémula.
El gran éxito de aquel álbum, sin lugar a dudas, fue “El lado más bestia de la vida”, su versión en castellano del mítico tema “Walk on the Wild Side”, de Lou Reed. “No fue difícil traducirlo, porque en realidad me lo inventé todo”, confiesa Pla. “En un principio enviamos una letra que fue rechazada por la gente de Lou Reed. Nos dijeron dos cosas: que Lou estaba un tanto cansado de ese tema, y que además debíamos tener cuidado porque sus letras nunca habían hecho alusión directa a la droga. Objetaron una parte de la letra inicial, que contaba que tal iba de James Dean. Y para ellos ir de James Dean era ir colocado”. La gran maravilla de la versión Pla del tema de Reed, más allá de la letra, es el arreglo rumbero que acompaña el famoso estribillo tarareado del tema. A ese chub-chu-rub original se le agrega un coro femenino que canta lai-lo-lai y resulta demoledor y bien español. “Yo coincidí con Lou Reed en un festival del verano español llamado Doctor Music”, cuenta Pla. “Era la primera vez que lo veía en vivo, y su show me encantó. A la hora de los bises, Reed comenzó a tocar ‘Walk on the Wild Side’. Y yo casi me muero cuando escuché que el público comenzó a cantar el lai-lo-lai de mi versión. No se lo he dicho a casi nadie, pero yo considero que ese momento fue la cumbre de mi carrera”.

EL SOL DE VERANO
Para muchos, tal vez el momento cumbre de la carrera de Pla haya sido cuando interpretó “Soy rebelde”, aquella canción de Miguel Alejandro, caracterizado como un cura increíble en el film Airbag, de Juanma Bajo Ulloa. Una versión recatada en Veintegenarios en Alburquerque (1997), un falso disco en vivo para el que Pla recuperó la mayoría de los temas de aquel álbum censurado, y luego del cual se llamó a silencio. Hasta ahora. “Si te fijas, verás que a medida que avanza el disco, tema a tema es como que el público se va retirando. Es una parodia de los álbumes en vivo, en realidad”, explica Pla de un álbum que funcionaría como el mejor compendio de su carrera de no ser por el bendito chiste del falso vivo. Y en el que desde el título le canta a una generación en la que se incluye: “Jóvenes pero ancianos, ya nacimos cansados, pasa el tiempo despacio, somos veintegenarios”.
“Ya que la gente no se despierta, lo mejor es dormirla directamente”, dice ahora Pla, puesto a presentar el sorprendente ¿Anem al llit? (2002), el álbum de canciones de cuna en catalán con el que este año ha regresado a la industria discográfica luego de cinco años de ausencia. “Es la primera vez que hago un disco sólo por hacerlo. Los anteriores estaban relacionados con un espectáculo; éste, en cambio, es un disco pensado sólo para vender”, le ha explicado Pla a la prensa de su país, que aún no alcanza a digerir que su cantautor más polémico y contestatario haya elegido regresar al ruedo con un disco de ‘nanas’, como las llaman allá. Sin embargo, uno de los temas más conocidos de su repertorio clásico es prácticamente un tema infantil, llamado “El sol del verano”. Que dice así: “El sol de verano nos hace reír/ sus cálidas manos se acercan a mí/ dragón de las playas sonoras de ayer/ escucho en el agua las algas mecer/ cabellorojizo salvaje será/ mi hermano mellizo no sabe nadar/ lo empujo hasta el fondo y le dejo morir/ me vuelvo a la orilla junto a mi mamá”.
“Es verdad, es un tema que se saben todos mis fans, tal vez porque es muy breve. Y lo cantan cada vez que lo uso para cerrar un show”, concede Pla. “Pero ésa es una canción infantil que no fue pensada precisamente para chicos. Y no tiene nada que ver con estas ‘nanas’. Pero tiene una gran historia: no es un tema mío, lo escribió un amigo llamado David Clusella, al que se lo vi cantar en una fiesta infantil. Se desnudó mientras lo cantaba; los adultos se escandalizaban, pero los niños estaban encantados”, explica Pla entre carcajadas. Y después aclara que el espíritu de su nuevo disco es otra cosa. “Parte de una idea, como todos mis discos. Ideas que llevo encima durante años, hasta que de golpe me dicen que sí y entonces las llevas a cabo”, explica Albert, que tal vez tenga en su futuro un disco con nuevas canciones. O sino uno de grandes éxitos en directo, como ha dicho en alguna entrevista en España. “Hay gente que tiene discos de grandes éxitos y sólo lleva grabados dos en estudio en toda su carrera”, opina. Por lo pronto, las nuevas canciones de Pla sonarán el próximo fin de semana en Buenos Aires. Y viajan con él en una laptop en la que guarda toda su música y que lleva consigo vaya dónde vaya.
El contenido de su memoria electrónica está dividido en dos grandes archivos titulados Mariconadas y Putadas. Cuando se le señala este detalle, Pla no puede menos que reírse. “En una carpeta guardo los temas y todas las cosas que hago, y en la otra guardo los programas que me permiten hacer todo eso”, explica con una sonrisa. “Así que todo tiene su lógica. Las putadas son la cosa en sí, y las mariconadas es lo que usas para hacer las putadas. ¿Entiendes?”. Y, sí, es verdad. Todo tiene su lógica. La lógica del mundo polémico y sencillo, sensible y cruel de un tipo único llamado Albert Pla.

Albert Pla actúa el próximo viernes, sábado y domingo a las 22 hs. en Niceto (Niceto Vega 5510).

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