MúSICA
Albert Pla es algo así como la figurita más difícil del álbum de cantautores españoles. Empezó cantando en catalán. Cuando pasó al español, primero le censuraron una canción y después un disco entero. El público español coreó su versión de una canción de Lou Reed frente al mismísimo Lou Reed. Alguno lo conocerá por la banda de sonido de Carne Trémula, de Almodóvar. Y el que no, el próximo fin de semana tiene la oportunidad de iniciarse en este compositor tierno y de voz aniñada, pero con una gilette escondida en cada una de sus canciones.
› Por Martín Pérez
UN DISCO MENOS
“Un monstruo de nariz aguileña, pelo rastrojero, cuerpo de araña
y cerebro de trapo”, lo describió hace ya tiempo un periodista del
diario El Mundo. “Tímido hasta el laconismo más austero,
siempre con la ironía a punto de salírsele por los ojos brillantes
y un extraño rostro dotado de una expresión entre de bufón
y cliente de frenopático”, fue la enumeración elegida por
el responsable de entrevistarlo para el suplemento Tentaciones de El País.
“Albert no sólo no es maldito, sino que resulta entrañable,
sabio, paciente y educado”, escribió, en cambio, su amigo Andy Chango
a la hora de presentarlo. Y todos tienen un poco de razón. Porque, frente
a los cronistas, el tímido Pla esgrime un mutismo que da miedo, y convoca
las enumeraciones más ridículas y terminales. Pero, después
de unos tragos y unas pitadas en una terraza del barrio de Palermo, también
es capaz de presentarse tal como lo describió su amigo. Y encogerse de
hombros a la hora de hablar de sus comienzos. “Yo empecé a cantar
de grande, cuando ya había pasado los veinte”, dice, como para explicar
su particular forma de pararse ante una profesión que lo ha conquistado.
Todo comenzó, en realidad, hacia fines de los años 80, cuando
se presentó y ganó “casi de casualidad” –asegura–
un concurso de cantautores, frente a un jurado integrado nada menos que por
Pi de la Serra y el venerado artista catalán Jaume Sisa. Así fue
como consiguió un contrato discográfico con un sello independiente
de Barcelona, y editó sus dos primeros discos en catalán: Ho sento
molt (1989) y Aquí s’acaba el que es donava (1990). La popularidad
nacional llegó con el salto al español y un contrato con el sello
BMG, pero también llegaron los problemas. Y el mito, claro. “Tampoco
es que para mí fue tan importante pasar del catalán al español.
Yo apenas si había escrito unas quince canciones, no tenía ni
carrera ni repertorio cuando empecé a componer en español”,
explica Albert, que parece no dejar jamás de encogerse de hombros ante
cualquier pliegue del relato. “Para mí componer en catalán
no es componer”, dirá al pasar, un rato más tarde. “No
me cuesta anda. Con el español, sí, ya comienzo a pensar en lo
que hago”.
Aquel debut en castellano llevó por nombre No sólo de rumba vive
el hombre (1992). En él registró aquella invocación al
Rey, pero un poquito censurada. Pasó a llamarse “Carta al rey Melchor”,
por ejemplo. “Y allí donde en el disco canto las dinastías,
las banderas sucias y demás, antes era más preciso: decía
tu dinastía y tu bandera sucia”, explica Pla sobre el tema más
polémico de un álbum maravilloso y polémico, al que le
siguió un disco aún más polémico. Tanto, que nunca
llegó a editarse.
“No es un disco perdido, porque no existe como tal. No sé dónde
quedaron las cintas”, explica Albert, que se negó a avalar las sugerencias
de la discográfica. Que se negaba a editar un tema llamado “La dejo
o no la dejo”, que recorre los cabildeos y las dudas de un hombre que sospecha
que su novia es una terrorista. “Tiene ese cruel defecto pero, en fin,
nadie es perfecto”, dice el protagonista de la canción, que durante
todo el tema se debate entre serle infiel a su novia o a su patria. Y razona:
“Debería denunciarla pero igual la culpa es mía. Quizás
necesite ayuda, mi comprensión, mi cariño. Quizás si le
hubiera dado más amor se habría olvidado de cargarse policías
sin manías, sin prejuicios”. Aunque inmediatamente el estribillo
del tema razona, para beneplácito de ciertas plateas y horror de otras:
“Un policía muerto, un policía menos”. Ha dicho Pla
al respecto: “Apenas escucho que se ponen a aullar cuando canto eso, pienso
para mí: ¡Gilipollas! No les va a servir de nada ponerse así.
Y en cuanto a mí, me pongo a pensar a ver cómo digo yo que no
he tenido nada que ver con ellos”.
SUPONE LOU REED
“Es algo que me sale naturalmente”, intenta explicarse Pla a la hora
de hablar del filo de sus canciones. “No es que cuando me pongo a escribir,
busque hacerlo de algo nuevo o de lo que el resto de la gente no quiera hablar.
No busco provocar. Es sólo que el punto de vista suele ser lo que te
sorprende particularmente a ti de un tema que está ahí a la vista
de todos”, dice Pla, que luego del affaire del disco que no fue se quedó
sin nada. “Me jodieron la vida. Me quedé sin canciones, sin grupo
y casi sin carrera”, dice aún hoy. Allí fue cuando cayó
en sus manos la poesía de Josep María Fonollosa, un poeta catalán
casi desconocido hasta entonces. Alrededor de sus versos, dignos de un Bukowski
cruel y sin un dejo de romanticismo, construyó el que sería su
verdadero segundo álbum en castellano: Albert Pla supone Fonollosa (1995).
“Es un poeta cuyos libros se pueden leer de principio a fin y de una sentada,
sin cansarte. Eso fue lo que me gustó de él. Y no tuve que tocar
casi nada sus poemas para hacer canciones con ellos”, explica Pla. “Igual,
cuando escucho el disco siempre me parece que le falta algo. Porque en realidad
no era un disco, sino un espectáculo. Un espectáculo que yo habíamontado
para poder seguir currando sin disco, porque el que tenía me lo habían
prohibido. En él, en vez de hacer gala de mi conocimiento de un autor
que el público desconocía, yo me preguntaba quién sería
este tipo”. Y este tipo, según cuenta el propio Pla, era un poeta
catalán de culto, exiliado en Cuba, que le había escrito poemarios
a ciudades como Nueva York y Barcelona. Un contemporáneo de poetas como
Jaime Gil de Viedma y José María Panero, pero con una voz única:
cruel, cínica y resignada. Bella y poderosa en su oscuridad. Suya es
la letra de “Sufre como yo”, un tema de Supone Fonollosa que tal vez
sea el más conocido del cancionero de Pla. En gran parte porque Almodóvar
decidió incluirlo en la banda de sonido de su film Carne Trémula.
El gran éxito de aquel álbum, sin lugar a dudas, fue “El
lado más bestia de la vida”, su versión en castellano del
mítico tema “Walk on the Wild Side”, de Lou Reed. “No
fue difícil traducirlo, porque en realidad me lo inventé todo”,
confiesa Pla. “En un principio enviamos una letra que fue rechazada por
la gente de Lou Reed. Nos dijeron dos cosas: que Lou estaba un tanto cansado
de ese tema, y que además debíamos tener cuidado porque sus letras
nunca habían hecho alusión directa a la droga. Objetaron una parte
de la letra inicial, que contaba que tal iba de James Dean. Y para ellos ir
de James Dean era ir colocado”. La gran maravilla de la versión
Pla del tema de Reed, más allá de la letra, es el arreglo rumbero
que acompaña el famoso estribillo tarareado del tema. A ese chub-chu-rub
original se le agrega un coro femenino que canta lai-lo-lai y resulta demoledor
y bien español. “Yo coincidí con Lou Reed en un festival
del verano español llamado Doctor Music”, cuenta Pla. “Era
la primera vez que lo veía en vivo, y su show me encantó. A la
hora de los bises, Reed comenzó a tocar ‘Walk on the Wild Side’.
Y yo casi me muero cuando escuché que el público comenzó
a cantar el lai-lo-lai de mi versión. No se lo he dicho a casi nadie,
pero yo considero que ese momento fue la cumbre de mi carrera”.
EL SOL DE VERANO
Para muchos, tal vez el momento cumbre de la carrera de Pla haya sido cuando
interpretó “Soy rebelde”, aquella canción de Miguel
Alejandro, caracterizado como un cura increíble en el film Airbag, de
Juanma Bajo Ulloa. Una versión recatada en Veintegenarios en Alburquerque
(1997), un falso disco en vivo para el que Pla recuperó la mayoría
de los temas de aquel álbum censurado, y luego del cual se llamó
a silencio. Hasta ahora. “Si te fijas, verás que a medida que avanza
el disco, tema a tema es como que el público se va retirando. Es una
parodia de los álbumes en vivo, en realidad”, explica Pla de un
álbum que funcionaría como el mejor compendio de su carrera de
no ser por el bendito chiste del falso vivo. Y en el que desde el título
le canta a una generación en la que se incluye: “Jóvenes
pero ancianos, ya nacimos cansados, pasa el tiempo despacio, somos veintegenarios”.
“Ya que la gente no se despierta, lo mejor es dormirla directamente”,
dice ahora Pla, puesto a presentar el sorprendente ¿Anem al llit? (2002),
el álbum de canciones de cuna en catalán con el que este año
ha regresado a la industria discográfica luego de cinco años de
ausencia. “Es la primera vez que hago un disco sólo por hacerlo.
Los anteriores estaban relacionados con un espectáculo; éste,
en cambio, es un disco pensado sólo para vender”, le ha explicado
Pla a la prensa de su país, que aún no alcanza a digerir que su
cantautor más polémico y contestatario haya elegido regresar al
ruedo con un disco de ‘nanas’, como las llaman allá. Sin embargo,
uno de los temas más conocidos de su repertorio clásico es prácticamente
un tema infantil, llamado “El sol del verano”. Que dice así:
“El sol de verano nos hace reír/ sus cálidas manos se acercan
a mí/ dragón de las playas sonoras de ayer/ escucho en el agua
las algas mecer/ cabellorojizo salvaje será/ mi hermano mellizo no sabe
nadar/ lo empujo hasta el fondo y le dejo morir/ me vuelvo a la orilla junto
a mi mamá”.
“Es verdad, es un tema que se saben todos mis fans, tal vez porque es muy
breve. Y lo cantan cada vez que lo uso para cerrar un show”, concede Pla.
“Pero ésa es una canción infantil que no fue pensada precisamente
para chicos. Y no tiene nada que ver con estas ‘nanas’. Pero tiene
una gran historia: no es un tema mío, lo escribió un amigo llamado
David Clusella, al que se lo vi cantar en una fiesta infantil. Se desnudó
mientras lo cantaba; los adultos se escandalizaban, pero los niños estaban
encantados”, explica Pla entre carcajadas. Y después aclara que
el espíritu de su nuevo disco es otra cosa. “Parte de una idea,
como todos mis discos. Ideas que llevo encima durante años, hasta que
de golpe me dicen que sí y entonces las llevas a cabo”, explica
Albert, que tal vez tenga en su futuro un disco con nuevas canciones. O sino
uno de grandes éxitos en directo, como ha dicho en alguna entrevista
en España. “Hay gente que tiene discos de grandes éxitos
y sólo lleva grabados dos en estudio en toda su carrera”, opina.
Por lo pronto, las nuevas canciones de Pla sonarán el próximo
fin de semana en Buenos Aires. Y viajan con él en una laptop en la que
guarda toda su música y que lleva consigo vaya dónde vaya.
El contenido de su memoria electrónica está dividido en dos grandes
archivos titulados Mariconadas y Putadas. Cuando se le señala este detalle,
Pla no puede menos que reírse. “En una carpeta guardo los temas
y todas las cosas que hago, y en la otra guardo los programas que me permiten
hacer todo eso”, explica con una sonrisa. “Así que todo tiene
su lógica. Las putadas son la cosa en sí, y las mariconadas es
lo que usas para hacer las putadas. ¿Entiendes?”. Y, sí,
es verdad. Todo tiene su lógica. La lógica del mundo polémico
y sencillo, sensible y cruel de un tipo único llamado Albert Pla.
Albert Pla actúa el próximo viernes, sábado y domingo a las 22 hs. en Niceto (Niceto Vega 5510).
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