Dom 13.10.2002
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MúSICA

Basta de llamarme así

Después de quince años al frente de Los Fabulosos Cadillacs, Vicentico debuta como solista. Y aunque ya todos lo conocen por su verdadero nombre, Gabriel Fernández Capello, y desde hace un tiempo que quiere librarse de su nombre de pila Cadillac, el disco lleva exactamente ese nombre: Vicentico. Por eso acá explica qué tiene que ver esto con los últimos días de los Cadillacs, la vida lejos de una banda de nueve y la posibilidad de vivir en un mundo mejor en el que cada uno vive concentrado en lo que le gusta.

› Por Martín Pérez

Desde hace un tiempo que le venía escapando al nombre. De hecho, los temas solistas que habían ido apareciendo casi de casualidad al margen de Los Fabulosos Cadillacs, estaban firmados con su nombre completo, nombre y dos apellidos, como si con uno sólo no alcanzase para sacarse de encima de una vez y para siempre aquel nombre que todos conocen. Porque desde hace mucho tiempo que todo el mundo conoce a Gabriel Fernández Capello como Vicentico. Aunque nadie que realmente lo conozca lo llame así. Todos lo llaman Gaby, hasta los periodistas. Por eso la callada lucha desde mediados de los noventa –desde que los Fabulosos pasaron a ser Calavera, ganaron un Grammy y se hicieron mayores citando los nombres de Sabato y Piazzolla– por dejar ir aquel nombre de adolescencia, de cantante de grupo de rock, aquella broma de grupo de amigos reunidos contra el mundo. Y sin embargo, aquí está de regreso. Desde la tapa del debut como solista del ex líder de Los Fabulosos Cadillacs, titulado sencillamente así: Vicentico, título e intérprete en una sola palabra, escrita en mayúsculas y solitaria tanto en la tapa como en el lomo del álbum.
“La verdad es que pensé mucho en el nombre del disco y hubo muchas ideas, porque incluso hasta hace muy poco estaba pensando en no usar ese nombre nunca más”, explica el propio Vicentico. “Pero finalmente decidí llamarlo así como un chiste hacia mí. Como si estuviese diciendo: Gabriel Fernández Capello presenta a Vicentico. Porque realmente es así. Incluso un día, jodiendo, pensé que se iba a llamar Simplemente Vicentico. Pero al final le puse Vicentico nomás, porque ya me parecía demasiado. Nadie lo iba a entender”, se ríe el hombre que va a seguir cargando entonces durante algún tiempo ese nombre que ya no quería más. Pero que ha terminado abrazando, desde el título del mismísimo álbum que precisamente debía alejarlo de él. De aquel pasado de Fabuloso Cadillac. De una historia que venía cargando tal vez desde hace demasiado tiempo.
“Pero tampoco es nada importante, ¿eh?”, se desmarca rápidamente Vicentico. “Me pareció que estaba bueno ponerle ese nombre al disco, como un proyecto. Como si Vicentico fuese ése que está ahí, y no yo. Dejar de cargar con él, ponerlo ahí, y que sea lo que Dios quiera.” Y lo que apenas quiere ser Vicentico, entonces, es un álbum de doce canciones, con nada de rock, pero sí mucho de otros ritmos, en el que el cantante de la que -desde la separación de Soda Stereo y exceptuando a los Redonditos de Ricota– era la banda de rock nacional más longeva en actividad, se corta solo. “La idea de la música y el disco entero la tenía desde hacía mil años. Si bien las canciones no son viejas sino que las compuse especialmente para este proyecto, la idea madre de todo la llevaba en la cabeza desde hacía rato”, explica Vicentico. “Pero yo sabía que recién podía hacer un disco solista cuando parásemos con los Cadillacs. Porque a mí los Cadillacs me insumían todo. Los demás podían hacer cosas porque de alguna manera yo me dedicaba a todo: iba a las reuniones, me ocupaba de los videos, de los contratos. Así era y yo estaba copado con eso. Y por eso yo sentía que para hacer un disco solista no podía hacerlo así nomás. Necesitaba parar con el grupo y tomarme todo el tiempo del mundo para hacerlo, coparme a fondo. Y eso fue lo que hice.”

VASOS VACÍOS
Tal vez la historia oficial de Los Fabulosos Cadillacs tenga algún capítulo reservado para el futuro. Muchos capítulos más, incluso. Pero hoy en día el último capítulo tiene fecha de abril de este año, cuando se fueron de gira por México. “Aquello fue muy unido, con muy buena onda. Tal vez porque sabíamos que era lo último que íbamos a hacer”, precisa Vicentico. “Pero antes de eso hubo un momento de caos indeterminado dentro del grupo. Un caos necesario, tal vez. Porque me parece que estábamos como llegando al punto de decidir lo que decidimos, parar un poco”, explica el cantante de un grupo que, desde abril de este año, ha cesado en sus actividades por tiempo indeterminado. Y, aunque nadie quiera siquiera mencionar la palabra “separación”, lo cierto es que las dos cabezas más visibles de la banda andan cada una por su lado, bien separadas. Flavio está instalado en México, y Vicentico acaba de editar su propio disco solista, y ya está ensayando con una banda para salir a presentarlo en vivo.
“Lo que más disfruto de todo esto es el hecho de estar haciendo lo que quiero”, intenta explicar Vicentico. “La verdad es que me daba ganas de estar mucho tiempo solo en un estudio, sin una banda. Porque a mí me gusta mucho pasarme horas en un estudio buscando una cámara para un tambor, hasta que suene linda y que no se note. Y durante mucho tiempo me fue imposible hacer eso, había que compartir todas las decisiones con otros nueve tipos, aunque yo estuviese convencido de lo que quería.”
En la última época de los Beatles, John Lennon se quejaba de que Paul McCartney experimentaba con sus canciones...
–¡Tal cual! (Risas) A mí me pasaba eso en la última época de los Cadillacs. El gordo Flavio experimentaba con mis canciones, y yo con las de él. Y es algo que está bueno si uno tiene la idea de tener una banda y dejar que sus canciones sean destrozadas por los otros. Pero había canciones que yo quería que fuesen de una determinada manera, y era una lucha constante.
Una lucha que, al parecer, también se dio en la última época de los Cadillacs a la hora de reunirse a componer e incluso a grabar los temas. “Tuvimos una última época medio retorcida, en la que la onda era medio Album blanco”, confiesa Vicentico, regresando a la alegoría Beatle, recordando la época en que los Beatles ya no eran más los Beatles, y cada uno de sus integrantes grababa sus temas con otros músicos. Aunque después el resultado saliese publicado bajo el nombre de siempre. “No había ninguna mala onda, del tipo no voy a tocar si éste está presente. No había ningún Yoko, digamos. Pero a lo mejor arreglabas medio en secreto para grabar un tema antes que se apareciera el otro. Flavio era medio así, por ejemplo. Se juntaba a grabar un tema con Liamgot y lo cantaba rápido él, para tenerlo terminado”, recuerda Vicentico entre risas. Y el recuerdo no hace más que confirmar su idea de que hacía tiempo que cada uno de los Cadillacs quería dedicarse a hacer lo suyo. “Tengo en mi computadora los discos rígidos con los temas que grabamos con el grupo durante el año pasado, y los escucho cada tanto. Y te aseguro que lo que más se nota en ellos es mi disco solista, el disco solista de Flavio, incluso el de Ariel Minimal. Ya estábamos todos queriendo cortarnos solos.”

DEMASIADA PRESIÓN
A la hora de decidirse a hacer su disco, Vicentico decidió también que no quería hacer un disco casero. Ni tampoco una producción independiente. Con todo eso bien claro, cuenta que aparecieron algunas ofertas discográficas y que finalmente se decidió por la de BMG porque incluía plata de afuera. Más precisamente, de España. Coproducción entre BMG Argentina y España, Vicentico es el primer disco de un contrato que une al ex Cadillac directamente con la filial española del que fue el último sello discográfico del grupo. “Soy un artista español”, bromea Vicentico, que se pone mucho más serio al explicar que para la clase de disco que él quería hacer era necesaria la guita de afuera. “Tengo ganas de viajar con la música”, confiesa. “No me importa tocar en lugares chicos o grandes, pero de lo que tengo ganas es de armar una banda, ir adonde no haya ido con los Cadillacs y hacer algo nuevo a partir de ahí.”
Pero con los Cadillacs, en su momento, les surgieron proyectos para viajar y no se concretaron porque justamente no era lo que querían hacer...
–Bueno, pero los que no querían viajar eran los Cadillacs. Y además yo tengo ganas de ir a lugares a los que no fui nunca...
¿Japón, por ejemplo?
–Nooooooo, Japón me deprime. Prefiero Europa, o países raros de por ahí. Es lo que tengo ganas de hacer, y si todo me sale bien y tengo el orto suficiente, lo voy a poder hacer.
Como para confirmar el espíritu trashumante de su proyecto solista, antes incluso de tener listo el disco, Vicentico ya estuvo viajando. A Madrid, claro, para terminar de mezclar el álbum, y –entre otras cosas– grabar la guitarra del Niño Josele y la voz de Chonchi Heredia. “Al Niño me lo encontré bien de madrugada en un Vips, que son como megaquioscos que están abiertos toda la noche; le dije que estaba grabando y se vino. Es un guitarrista increíble. El tema ‘Culpable’ tenía otras guitarras, pero vino él a tocar y me rompió el cerebro”, se entusiasma Vicentico, que informa que Madrid está lleno de argentinos. “Todas las estatuas vivientes, todos los disfrazados de Mickey que reparten volantes por la calle, son todos argentinos, es tremendo. Caminás por el Parque del Retiro, y todos los que están así, al pedo, son argentos tratando de hacer algo”, comenta el ex Cadillac, que explica que el gran alivio de viajar a España es el hecho de estar en un país en el que no se hable todo el tiempo de lo mismo. Como acá, digamos. “Es que acá, a esta altura, me parece que el gran problema es que nos estamos dando una manija infernal”, calcula. “Realmente me parece que estamos cayendo en la trampa de los grandes medios, y no hablo de los medios en sí mismos como si tuviesen una ideología propia sino de que la trampa en la que estamos cayendo es la de toda la ciudad, la de todo el país. Estamos como retroalimentándonos constantemente sin dejar de pensar en lo mismo y no podemos asomar la cabeza para ver si hay otra cosa”, dice este habitante de Boedo, un barrio inseguro como tantos otros, que asegura sentirse parte de una generación que tiene que hacer algo.
“Pero no estoy hablando de hacer nada especial, ni de salir a la calle con un fierro, nada de eso”, se ataja Vicentico. “Lo que digo es que la generación de los que están entre treinta y cinco y cincuenta años somos los que tenemos que hacer las cosas bien. Yo siento que lo que puedo hacer de mi parte es estar al mango con lo que hago. Hacer canciones y hacerlas acá, bancarlas acá. Cada uno sabrá lo que tiene que hacer. Yo estoy concentrado en lo mío, y eso es lo que me emociona de cualquier persona. Me gusta ver a la gente concentrada en lo que más le gusta. Eso es lo que me volvía loco de Diego, de Maradona. Me volvía loco esa concentración, esa conexión con el cosmos, al punto de estar de espaldas al arco y darse vuelta y meterla en el ángulo. Aunque parezca sólo un momento de suerte y genialidad, sabés que el tipo tiene esa concentración. Y eso es lo que yo quiero para mí y para todos. Que estemos concentrados en buscar una manera de vivir”, dice este militante de izquierda en su juventud, hablando ahora de preocuparse más por los medios que por los fines. “Es que eso es lo que importa. Incluso aunque el fracaso sea una de las posibilidades. Es más, estoy seguro de que vamos a fracasar”, dice, y se ríe. “Pero, mientras tanto, no tenemos muchas vidas por vivir. Ésta es la única.”

YO TE AVISÉ
Alguna vez, cuando le preguntaron sobre la música que le gustaba escuchar en su casa, Vicentico se despachó diciendo que no le gustaba escuchar a los genios, porque se llenaba de envidia. Así que escuchaba a Roberto Carlos. O a Pimpinela. Cuando se le recuerda aquella frase hablando de su debut como solista, Vicentico sonríe. “Mirá, sí, éste es un disco sencillo”, dice del álbum producido por Afo Verde, el productor de Bandana, pero también de Divididos. Un disco que está lleno de canciones que por momentos están tan convencionalmente arregladas, tan prolijas, que la única diferencia la hace Vicentico. Ni más, ni menos.
“Podría haber hecho un disco difícil, porque tengo millones de canciones enroscadas, pero me daba ganas de hacer un disco así. Y también es como me salió, después de todo. Un disco de canciones, como son los primeros discos de los Beatles. A mí me gusta eso. Soy muy admirador de McCartney y su sencillez. Así que lo único que me puse en la cabeza cuando me senté a escribir canciones fue ir detrás de lo primero que salía, no enroscarme en nada”, dice el flamante solista, cuya sencillez deslumbra desde algunas letras, como por ejemplo la del tema “Cuando te vi”. O, si no, el entusiasmo terminal de “Vamos”. Hasta llegar a la cumbre de un temazo como “Todo está inundado”. Sin embargo, poco de lo que se escucha en el nuevo disco de Vicentico recuerda a los Cadillacs. Tal vez el enganche de “Culpable”, un hit que recuerda los momentos más populares del grupo.
Por momentos parece que como solista le estás dando a BMG toda la pulcritud que no le pudieron dar con los Cadillacs...
–(Se ríe) Bueno, no se lo estoy dando a BMG sino que me lo estoy dando a mí...
El gran colaborador musical de estos primeros pasos solistas de Vicentico es Daniel Buira, ex baterista de Los Piojos y creador del grupo de percusión La Chilinga. “Conocí lo que estaba haciendo Dany cuando escuché un trabajo que había hecho con Gabriela Torres, y me pareció buenísimo. Además, ya conocía La Chilinga, y a mí la percusión es algo que me emociona. Y por último, me encanta como baterista”, dice del primer integrante de una banda que se está armando alrededor de la guitarra de Silvio Furmansky (Miguel Mateos, Bandana) y el bajo de Daniel Castro (David Lebón). “Claro que voy a tocar canciones de los Cadillacs, tengo muchas ganas de armar versiones diferentes”, asegura.
Actor en la nueva película de Martín Rejtman (Los guantes mágicos) junto a su mujer Valeria Bertucelli, Vicentico asegura que jamás diría cosas como “ahora soy actor”. Ni siquiera le gusta considerarse músico. “Soy una nube que va a desaparecer”, canta en un tema de su nuevo disco, y a veces parece que se hubiese dedicado toda su vida a hacer precisamente eso, a desaparecer detrás de lo que hace. “Es raro, no estoy nada nervioso con todo esto. Estoy rogando por que me dé un poco de miedo, porque no sé si es que soy un tipo tranquilo o es que niego todo”, asegura Vicentico, al que si se le pregunta por su debut en vivo como solista sólo se le sacan titubeos. “Es que no sé cuánta gente estaría interesada en ver lo que hago”, murmura. “Lo que me gustaría es tocar al aire libre, y que vengan los que quieran venir. Fumarnos un caño y tocar música, que es lo que más me gusta hacer, lo que más me divierte, lo que más me emociona. Tocar música con todo el tiempo del mundo por delante.”

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