Domingo, 11 de mayo de 2008 | Hoy
MúSICA > LAS CARAS NUEVAS DEL CICLO NUEVO!
En su quinto año consecutivo, el ciclo Nuevo!, que se lleva a cabo en el Centro Cultural San Martín, se ha ido consolidando como uno de los ineludibles referentes del rock indie porteño. Refugio en tiempos de crisis económica y post-Cromañón, hoy es la mejor vidriera para el recambio generacional. Cada viernes, en la sala Enrique Muiño, debutan dos bandas nuevas ante público propio y ajeno, algo que asegura la acertada decisión de que no toque una banda sola por noche. Radar presenta algunas de esas caras nuevas que debutarán en los próximos meses. Como decían Les Luthiers: véanlos antes de que crezcan.
Por Martín Pérez
Con el padrinazgo de Rosario Bléfari, el pasado 11 de abril se reanudó en la sala Enrique Muiño del 4º piso del Centro Cultural San Martín una de las mejores costumbres que tiene el circuito under del rock porteño: el ciclo Nuevo! Así, con un signo de admiración apenas al final, como permitiéndose enarbolar sólo en su remate el orgullo de ser, sí, sede para que algo incipiente termine de aparecer en escena. La presencia de la ex cantante de Suárez fue un guiño con el que, en esta temporada, el ciclo se autocelebra: en la primera fecha de cada mes, un artista que participó de la primera temporada del ciclo en el 2004 hará las veces de padrino de un grupo debutante. En su fecha de abril, Rosario presentó a los platenses Atico. Y el primer viernes de mayo, Gori hizo lo propio con Pescadas.
Tanto Rosario como Gori –por entonces con su grupo Fantasmagoria– formaron parte de aquella lejana primera encarnación del ciclo, que se realizaba en la enorme sala AB del San Martín de la calle Sarmiento, cuya directora, tanto entonces como ahora, es María Victoria Alcaraz. Por entonces la escena under porteña sufría un recambio generacional, y el ciclo ayudó a curar las heridas que dejó la crisis del 2002/2003 con su simbólica entrada a un peso. Pero, más que nada, convirtiéndose en el centro de la reconstrucción de una escena casi desde cero, generando un público propio que, por ejemplo, terminó llenando la sala para la presentación del único disco de Flopa Manza Minimal, un trío que resultó ser multitudinario, pero sólo en ese universo paralelo que construyó el ciclo noche a noche. Y que terminaría transformándose, en su segundo año de existencia, en un generoso refugio del rock independiente al convertirse en el único ámbito en que esas nuevas bandas podían tocar cuando la Capital, como consecuencia secundaria de la tragedia de Cromañón, devino en territorio hostil para el rock en vivo.
Pero, de alguna manera, tanta generosidad tuvo su límite a mediados del 2006, cuando la remodelación del Centro Cultural –que continúa al día de hoy– obligó a clausurar la sala AB, y el ciclo se mudó a la mucho más pequeña sala Muiño, del 4º piso. Aunque la limitación extremó el proyecto: con el cambio de ámbito aquel bautismo iniciático que se refería más a una escena que a las bandas en sí mismas se hizo literal. El ciclo Nuevo! a partir de entonces albergaría sólo bandas nuevas. Algo que, en esta quinta temporada, se agradece. Porque ha terminado de convertirse en una inédita vidriera de caras nuevas y nuevos sonidos dentro del rock local. Respondiendo a una demanda creciente, con más de diez discos llegando a sus manos por semana, su programadora Celia Coido –que sucedió a Nicolás Wainszelbaum, que concibió al Nuevo! y lo coordinó desde sus comienzos– ya tiene seleccionadas las fechas hasta mediados de año, integrada casi exclusivamente por bandas que no han tocado antes en el ciclo.
Dos por viernes, ésa es la única consigna que se intenta defender. Ni uno, ni tres. Porque una sola banda nueva es apenas una banda sola. Y porque tres ya es un festival, y la novedad pierde su fuerza. Si uno de los mejores atributos del rock es que es esencialmente un diálogo –ya sea entre público y audiencia, entre generaciones o culturas, o incluso entre diferentes géneros–, dos resulta siempre el número ideal para descubrir nuevas voces y nuevos rostros, algunos de las cuales recorremos en estas páginas. Y reafirmar eso que aseguraba Spinetta: que mañana es mejor. O, al menos, que ese mañana existe.
Para los cuatro integrantes de este grupo de San Justo, el sonido es sonido, y no pertenece a ningún lugar en especial. Por eso dejan sonar su música donde sea, sin muchos preámbulos. Con cinco años de vida como grupo, Princesas Apuñaladas De Luna (“Un nombre que no significa nada en particular, es algo estético”, explican) hace canciones con ruido, a la manera de Sonic Youth, pero también de Silver Apples o el primer Pink Floyd. O como la faceta más punk de El Otro Yo, por qué no. Y tienen un quinto integrante, un duende llamado Rutul, al que llevan a todos lados. Su cuidado álbum debut homónimo fue editado hace dos años por un sello experimental bien a pulmón de La Matanza, llamado Noseso. El disco incluye un video, protagonizado por Rutul, por supuesto. “No haríamos por ninguna otra cosa el esfuerzo que hemos hecho para tocar nuestra música”, confiesan Matías, Paula, Luciano y Cristian, heroicos rockers noise suburbanos, cuya música contagia intensidad y desparpajo.
www.myspace.com/princesasapunialadasdeluna
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Solita y sola. Así es como aparece Ignacia en el escenario en cada uno de sus shows, acompañada apenas por unas secuencias que dispara su hermano, apodado DJ Malbec. Según ella, su pop tiene un sonido orgánico, urbano y futurista. Lo orgánico está en las melodías de sus temas, lo urbano en el sonido rock de su guitarra y el elemento futurista lo aporta la base electrónica. Admiradora de Björk, Radiohead y Spinetta, sus canciones pueden recordar también a lo mejor de Julieta Venegas. Con invitados como Miguelius y Lothus, Ignacia apenas si ha terminado un EP con cuatro temas, llamado Mis manos (2007). Pero ya está trabajando en el segundo, con el que sueña poder irse a probar suerte afuera. “Pero es un proyecto que todavía está muy verde”, reconoce esta chica del oeste, nacida en Morón e hija de una profesora de piano, que confiesa orgullosa haber cambiado su fiesta de quince por su primera guitarra eléctrica.
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Cuando se le dice que, al haber nacido en Ottawa, tiene todo para ser el próximo Kevin Johansen, Manuel Onis poner cara de no haber entendido el chiste. Bajista de La Chicana y ex integrante del grupo El Horreo, Onis fue construyendo casi sin saberlo su proyecto solista con todo lo que componía pero no entraba en su primer grupo, por ser demasiado acústico o con influencias demasiado latinas o folklóricas. Con Mateo, Tom Zé y Os Mutantes como referentes, debutó como solista a fines del año pasado en el Tasso, presentando su flamante debut Bagunça (2007), en el que brilla con luz propia una cuidada versión de “Don Pascual”, un tema de Chichito Cabral que formaba parte del repertorio del mítico grupo uruguayo El Kinto. Entre sus compañeros generacionales, Onis incluye a Pablo Dacal, Alfonso Barbieri (de Los Cocineros) y La Filarmónica Cósmica, algunos de quienes forman parte del amplio grupo con el que no se siente tan solo cuando se instala sobre un escenario.
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Todo comenzó con una banda llamada Señorita Descanso, integrada por tres chicas. Pero una salió de escena, y las dos que quedaron convocaron a un bajista y un baterista para completar el grupo. Admiradores confesos de Beck, Café Tacuba y Jane’s Addiction, la música de Madre Maravilla es un rock de laboratorio, lúdico y ecléctico, que se permite todo. “Sin discriminación de géneros”, se entusiasman. Cada tema es un mundo en sí mismo, en el que Roberta Ainstein y Diana Molina –voces cantantes del grupo– despliegan creatividad e histrionismo. Bien arropadas por Juan Manuel Antar y Federico Lanzi, la sístole-diástole del grupo es la composición a cargo de las chicas y luego el recorte y pega en el ensayo hasta darle punto final a cada una de las perlas del repertorio. Formados tres años atrás, Madre Maravilla ya tiene un explosivo álbum debut, Primogénito (2007), en cuya portada aparecen sus integrantes convertidos en eso que son: hermosos muñequitos rockeros.
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Cuando May aprendió a tocar el piano, compuso su primera canción, esa que anuncia: “Tengo la música en mi imaginación”. Y dicen que el que avisa no es traidor. Oriundos de Villa Ballester, Nico y May se conocen desde el colegio, y mientras fueron aprendiendo a tocar sus instrumentos formaron grupos con nombres como Río Luján o Sal de Flores. Pero, según May, ninguno tenía un mensaje tan claro como Tengo Un Grupo Musical, el dúo acústico y minimalista que debutó en vivo a fines del 2006. Fanáticos de Rosario Bléfari, Jaime Sin Tierra y Juana Molina, Nico y May suelen tocar en vivo junto a grupos con nombres como Julietita, La Ola Que Quería Ser Chau o Macramota, con los que forma una pequeña escena que presentan en un autoeditado compilado titulado Estómago privado. “En castellano se entienden mejor las cosas”, explica muy seria May, que defiende el sonido de guitarra simple y la posibilidad de tocar en vivo con Nico, rodeados ambos con objetos que han ido recolectando aquí, allá y en todas partes, como parte de esas canciones que con sólo existir encarnan su mensaje.
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Sobreviviente de la efímera escena beat porteña de comienzos de los ’90, Juan Carlos Marioni tocó con Amor Indio y La Celebración primero, luego con Avant Press y hasta hace un par de años formó parte del disuelto grupo Bristol. Desde entonces mantiene un proyecto de rock instrumental bautizado Il Gondolieri, pero se reinventó como un solista tardío cuando descubrió que, como asegura, la música está en Internet. Sites como MySpace o Pure Volume le permitieron darle alas a su tantas veces postergada faceta pop-rock cancionera, con guiños a The Byrds, Teenage Fanclub o Elliott Smith. “Muchas veces me sugirieron que me largue a cantar mis canciones, y eso estoy haciendo”, cuenta. Melancólico y luminoso al mismo tiempo, en su MySpace versiona a Belle and Sebastian y a los Fuzztones. “Para que no me presenten en plan cantautor-solista-acústico, el show del ciclo va a ser en formato rock, bien al palo”, anuncia, presentando a Marcelo Toto en batería, Juan M. Berardi en bajo y Diego Chamorro en guitarra rítmica.
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El ciclo Nuevo! se presenta todos los viernes en la sala Enrique Muiño, con capacidad para 270 espectadores, ubicada en el 4º piso del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). El valor de la entrada es de 2 pesos y los shows empiezan a las 21.
Desde el comienzo de su quinta temporada, han debutado en el ciclo Atico, Mel Mann, Aldo Benítez, Juana Chang, Señorita Carolina, Pascadas, El Melancólico Robinson y Su Orquesta de Señoritas y Pablo Krantz.
De aquí a fines de julio, las fechas son las siguientes:
16 de mayo:
Nubes En Mi Casa + Ignacia
23 de mayo:
Princesas Apuñaladas De Luna + Kellies
30 de mayo:
Cindy + Pinkat
6 de junio:
Brian Storming presenta a Psycho Project
13 de junio:
Manuel Onis + Marionisongbook
20 de junio:
Mussa Phelps
27 de junio:
The Peronists + Madre Maravilla
4 de julio:
Hamacas Al Río presenta a Paula Meijide
11 de julio:
Tengo Un Grupo Musical + Loli Molina
18 de julio:
Sub + Mi Pequeña Muerte
25 de julio:
Los Kahunas
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