Domingo, 18 de mayo de 2008 | Hoy
TELEVISIóN > BOMBITA RODRíGUEZ; EL IMPROBABLE HIJO DE LA NUEVA OLA Y LA MILITANCIA
El año pasado, Peter Capusotto y sus videos le regalaron al rock uno de sus personajes más emblemáticos: Pomelo, la estrella que lo resiste todo con “actitud rock ‘n’roll”. En el 2008, con el regreso del programa, ya debutó una nueva estrella: Bombita Rodríguez, el “Palito Ortega montonero”.
Por Diego Fischerman
Toda gran idea conjuga originalidad con verosimilitud. Toda gran idea logra el asombro ante lo que parece haber estado todo el tiempo allí, tan a mano, y sin embargo sólo se le ocurrió a quien se le ocurrió. Imaginarse la cruza entre la música más comercial, los lamparones más grasos del caldo beat de comienzos de los ’70, y la canción política, estaba al alcance de cualquiera. Pero se les ocurrió a Capusotto y su guionista Pedro Saborido, creadores del inefable Bombita Rodríguez, recordado como “el Palito Ortega montonero”. Su debut fue el lunes 5 de mayo y se anuncia para mañana una nueva entrega. Mientras tanto, en Youtube puede disfrutarse de la invención mediante el simple expediente de escribir “capusotto bombita” en el casillero de búsqueda.
Como en las otras creaciones del humorista, parte de la gracia radica en la exacta réplica de estilos. El encanto de Nicolino Roche y sus pasteros verdes, el del metalero zezeoso Quiste Cebáceo o el de Luis Almirante Brown, quien encontró la síntesis entre Artaud y las masas, descansa en la superposición de elementos delirantes con imitaciones fidedignas de estilos como los de Soda Stereo o Spinetta. En Bombita Rodríguez, esa tensión aparece explicada al comienzo del texto del falso documental que lo presenta: “Fines de los ’60, principios de los ’70. Epocas convulsionadas. Vientos de rebeldía soplan sobre el mundo y sobre la Argentina. El rock, rebelde pero apolitizado (por fin alguien que dice la verdad entre tanta mitificación del “rock resistente”), cantantes más comprometidos ideológicamente (aquí la imagen corresponde a una joven Mercedes Sosa), otros, artistas comerciales frívolos y pasatistas (desfilan las tapas de los discos de Pintura Fresca y Conexión Nº 5) y uno, defenestrado por todos”. Es que lo de Bombita, en efecto, casi ocurrió y constituye el capítulo más olvidado de la historia del pop rioplatense. La Joven Guardia –que había conocido el éxito con “El extraño del pelo largo” y, después, con “La extraña de las botas rosas”–, luego de que Roque Narvaja se fuera y volviera y antes de que volviera a irse, editaba un simple donde uno de los temas se titulaba “Los corderos engañados”. Allí, ya con guitarra distorsionada y un solo de batería en el medio, decía: “Vino el águila del Norte a atender el bar / con gaseosas y películas sobre Vietnam / somos buenos, dijo el lobo sin pensarlo más /lo engañaba y le enseñaba el signo de la paz. / De vino pronto dormirán / y se hartarán sin reaccionar / el lobo es jefe del lugar / con sus amigos los va a devorar. / Lobos y corderos. / Lobos y corderos. / Lobos y corderos”. Podría pensarse lo de la Joven Guardia como una maniobra del tipo de la de Los Gatos, que entre “Sólo seremos amigos” y “Fuera de la ley”, con menos de un año de distancia se reconvirtieron de grupo “comercial” en “progresivo”. Pero en las nuevas letras había una nada velada crítica al rock y al pacifismo como instrumento del imperialismo.
“Huelga sí (no queremos trabajar)” había grabado La Joven Guardia muy poco antes, mientras Palito Ortega –el auténtico– personificaba a un médico que quería trabajar en las villas miseria y una publicidad de vinos prometía “un rojo amanecer”. En ese contexto, Bombita no resulta increíble. “Yo te amaré –canta con una nasalidad inconfundiblemente orteguiana–, te seguiré a todas partes, porque soy un militante, de nuestra liberación”, para rematar, indefectiblemente con una de sus dos onomatopeyas festivas, “¡eheherp!” o “prrrrt”. La voz del documental, en todo caso, es casi tan graciosa como esas canciones. Baste como prueba la biografía del ídolo: “Su madre, Evelyn Tacuara, la más famosa vedette del nacionalismo católico argentino, le inculcó la pasión por la música, pero fue su padre, Grunkel “Cacho” Abramov, más conocido como el Payaso Barricada, el más renombrado clown del trotskismo, quien le legó su pasión por las masas. Sostenido económicamente por ellos, Bombita grabó su primer LP, Ritmo, amor y materialismo dialéctico”. Y Bombita canta: “La lucha armada, la lucha armada / la lucha armada es nuestro amor. / La lucha armada y el socialismo, llegarán juntos junto a Perón. / ¡Eheherp!”.
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