PERSONAJES > DENISE RICHARDS
Después de un inolvidable ménage à trois en pantalla y un divorcio escandaloso con Charlie Sheen, la chica Bond más trash de la historia vuelve a lavar su imagen con un reality filmado en la casa de papá.
› Por Mariano Kairuz
No soy la chica Bond, no soy la chica de la escena en la pileta con Neve Campbell en la película Criaturas salvajes; soy una chica de Illinois que vive en una fucking granja”, dice Denise Richards, y lo dice con esa apariencia de espontaneidad con la que se mueve por su nuevo programa, Denise Richards: It’s Complicated. Una soltura con la que no es tanto lo que nos obliga a creer en su “reinvención” como lo que nos hace sentir que una contradicción cruje en el interior de la cabeza de sus seguidores: ¿cuál de las Denise Richards posibles calienta más? ¿La versión superstar millonaria venida a menos, o la simpática chica “de entrecasa” que se las arregla sin demasiado esfuerzo para parecer real? ¿La chica de tapa instantánea, que pareció una máquina imparable cuando hizo su entrada en escena como la prom queen capaz de, al hilo, reventar bichos del espacio exterior en Starship Troopers, derretir la pantalla en celebrado trío con Campbell y Matt Dillon y encarnar a la Bond-girl para el filo del siglo XXI Christmas Jones, física nuclear con silueta atómica en la (irremediablemente trash, como su personaje) El mundo no basta? ¿La chica que, luego de sumirse en una interminable serie de berretadas, se curtió en la mugre del show-business y fue reina de todas las publicaciones y programas de chismes con su reñida separación de Charlie Sheen y por su affaire con Richie Sambora, el ex guitarrista de Bon Jovi y ex marido de (la ex mejor amiga de Denise) Heather Locklear? ¿O la hija del buen trabajador norteamericano, que después de su larga temporada de fama y escándalo vuelve de California (a donde partió a los 15) a Illinois, a casa, a su casa “de campo”, con sus dos hijas, sus mascotas y su padre; a una vida “normal”, casi de estrella retirada?
Hay que tener en cuenta que su nueva vida “normal”, al frente de una suerte de reality semanal, involucra cámaras de televisión permanentemente prendidas. Y que ella misma define su perspectiva de “normalidad” en el programa: cuando su hermana y su mejor amiga insisten en que es hora de que conozca tipos más “comunes y corrientes” que las parejas que ha tenido hasta ahora (las públicas, la verdaderas y las presuntamente inventadas, están listadas en el sitio whosdatedwho.com), y ella responde que, por lo menos desde que terminó el secundario, sólo salió con actores famosos y músicos reventados. Que, alega, serán tipos complicados, pero son más divertidos.
Es que aunque en su programa se hable permanentemente de un cambio de imagen para Denise, no apunta a una “redención”, ni parece quererla, ni necesitarla. Toda encanto y sentido del humor, exhibe una conciencia plena del lugar que se labró en la industria del espectáculo: “Puedo limpiar caca de perro y el vómito de mis hijas; cuando me levanto estoy desarreglada y me pongo una remera cualquiera encima”, dijo. “Aspiro a tener un marido que crea que eso es sexy, pero no es la percepción que la gente tiene de mí: el público me ve en la tapa de una revista como la que le robó el marido a otra y se desnuda en las películas. Es tan sólo una imagen, pero yo he hecho mi dinero vendiendo esa imagen, para bien o mal.” Si Denise se vuelve creíble no es porque nos convenza de no estar fabricada sino porque exhibe las marcas de esa fabricación: cuando accede a una cita a ciegas con un tipo “común”, hasta último momento asegura que preferiría quedarse en su casa, con papá, con sus perritos y con su hermosa chancha Charlotte, y el ridículamente pequeño semental que le ha conseguido para que la sirva (a la chancha, claro), pero de todas maneras se prepara largamente para el encuentro, peinándose y pintándose el cuerpo (con algo que parece aerosol) para lograr su “tostado permanente”.
También es cierto que su nuevo programa se ve por momentos como si hubiera sido diseñado como parte de una estrategia para hacer frente a su divorcio, tan público, de Charlie Sheen, quien, frustrado porque la Justicia no impidió que las hijas de ambos (de 2 y 3 años) participaran de Denise Richards: It’s Complicated, hizo un furibundo llamado al público para que lo boicotearan en el rating. Por supuesto que no funcionó, y ahí está ella, mostrándose como una madre amorosa, con sus amigos y parientes, que filma espaciado (este año estrenó una comedia nada prometedora que filmó junto a Pamela Anderson, Blonde and Blonder, y supuestamente recibió una oferta para volver a desnudarse para Playboy por primera vez desde 2004) y a quien no le importa demasiado su “carrera” de cine. Por eso es que algo sigue crujiendo en el cerebro de sus seguidores: porque a los 37, madre de dos, en remera y jeans y con un chanchito que se caga hasta cuando está en brazos de ella, sigue estando tan bien como aquella chica Bond abierta al ménage à trois que reventaba bichos del espacio.
Denise Richards: It’s Complicated.
Miércoles a las 22
por E! Entertainment.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux