En su undécima edición, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires –dirigido por segundo año consecutivo por el crítico y cineasta Sergio Wolf– vuelve a ofrecer una concentración de novedades, extravagancias, reencuentros y descubrimientos en la que es arduo encontrar lo imperdible. Aquí Radar ofrece una guía arbitraria que rescata películas sobre catch de cholas bolivianas, la retrospectiva de Jean Eustache, la presentación de Kelly Reichardt y algunas niñas bonitas como la nominada al Oscar Waltz With Bashir y la nueva sección dedicada a la infancia.
La mamá y la puta (y el resto de la familia)
Finalmente, la retrospectiva del maestro menos visto de la Nouvelle Vague: Jean Eustache.
Hace unos años, el extraño, casi inesperado estreno comercial, en una sola sala, de La Maman et la putain, vino a subsanar un desencuentro de la cinefilia local con uno de los mejores y menos vistos de los maestros de la Nouvelle Vague francesa, prolongado por casi treinta años: Jean Eustache (Francia, 1938-1981). En la retrospectiva completa que le dedica el Bafici se verán, entre los otros, este mismo film –que sigue a un intelectual de París tremendamente narcisista, interpretado por Jean-Pierre Léaud–, que para muchos marcó el final de la nueva ola, que lo convirtió en una leyenda, y que acá fue exhibido brevemente y sólo recuperado desde entonces en la sala Lugones. Se darán su ópera prima, el cortometraje Du côté de Robinson (Les Mauvaises Fréquentations), de 1963; Le Père Noël a les yeux bleus (1966, retrato semiautobiográfico de la vida de provincia, con Léaud como un tipo humilde que trabaja de Papá Noel para poder comprarse un abrigo de moda); Numéro zéro (1971: una larga entrevista del director con su abuela materna, en la que recorren su dura vida rural, la austeridad, las pérdidas y las privaciones sufridas durante la guerra, capturando un fragmento de una gran historia colectiva); la historia de iniciación de Mes petites amoureuses (1974); y, entre otras, El jardín de las delicias de Bosch (donde un psicoanalista sobreinterpreta la tercera tabla del tríptico de El Bosco). El encuentro de la obra de Eustache será uno de los puntos más altos entre cantidad importante de focos y retros notables, como los de la letona Laila Pakálnina, los reverenciados Jean-Marie Straub y Danièle Huillet, la checa Helena Trestiková, la norteamericana experimental Su Friedrich, el portugués Miguel Gomes, los chilenos Bettina Perut e Iván Osnovikoff y la argentina Ana Poliak.
Si somos lo que comemos
Dos películas sobre la alimentación en el mundo contemporáneo
A pesar de haber contado con la colaboración del propio Eric Schlosser, autor del best seller Fast Food Nation, en su adaptación a la pantalla, la película del mismo nombre dirigida por Richard Linklater, fracasó a la hora de traducir –de la investigación y la contundente acumulación de datos y anécdotas, a la ficción– el impacto de aquel trabajo sobre, como reza su subtítulo, “el lado oscuro de la comida norteamericana por excelencia”. Schlosser presta testimonio ahora en Food Inc., el documental de Robert Kenner que de alguna manera repara aquel mal paso, volviendo sobre un grave problema que enfrenta la sociedad estadounidense y cada vez más la parte del planeta que ha sido penetrada por las grandes cadenas de comida rápida. Es decir, sobre el poder de las corporaciones, sobre una industria que obtiene cifras astronómicas a costo de una pauperización del mercado laboral, de la violación sistemática de las leyes más básicas de seguridad alimentaria, y de un cambio radical y de difícil reversión en las dietas nutricionales de buena parte de la población mundial. Contundente documental de denuncia, puede complementarse con The Biggest Chinese Restaurant in the World, del director Weijun Chen, que se interna en, como indica su título, el restaurante chino (y de cualquier origen) más grande del mundo: el West Lake Restaurant, de Changsha, un gigante con mil empleados y espacio para 5 mil comensales, todo un monstruo de la nueva economía de la potencia oriental. Chen recorre su cocina, habla con trabajadores y clientes, y se interesa también por el ancho mundo exterior que hace posible semejante mastodonte.
Estirando el cuello para poder ver
El Baficito: la nueva sección infantil del Bafici.
Una de las novedades notables de esta edición es la incorporación de la sección Baficito, un Bafici pensado para el público infantil. La selección es prometedora, porque se trata de películas que piensan el cine infantil menos desde la edad potencial de sus espectadores que desde la mirada de sus protagonistas: en la saga animada de Kirikou, del francés Michel Ocelot, es la de un nene africano que nace hablando y caminando. Su primera aventura lo encuentra acompañando a un guerrero que enfrenta la desaparición de los hombres de su aldea a manos de una bruja; en la segunda (Kirikou y las bestias salvajes) emprende otro viaje, pero esta vez en busca de su verdadera vocación. Del mismo director se verán otras dos películas de animación: Azur et Asmar, sobre dos amigos, uno morocho y humilde y otro rubio y principesco, criados por la misma nodriza, su larga separación y su reencuentro; y la visualmente deslumbrante Princes et princesses. La otra gran saga de la sección es la de McDull, un encantador cerdito chino muy apegado a su madre y algo abrumado por la caótica vida urbana de Hong Kong; y cuyas historias –narradas desde la nostalgia de la adultez– conforman una trilogía que va escalando hacia su episodio final hasta un pico de delirio y surrealismo. Este primer Baficito también ha programado una aventura sideral, húngara y digital, llamada Egon & Dönci, un relato de iniciación ambientado en el medioevo irlandés con bosques encantados y ataques vikingos (Brendan & The secret of Kells); y una entrada argentina, a cargo del grupo colectivo Humus, con el título más raro –y quizá también la premisa más extravagante– del lote: Básicamente un pozo.
La dicha en movimiento
Un eufórico documental sobre el cancionero popular uruguayo, a la cabeza de las más sonoras de este Bafici.
Con su documental Hit, las directoras Claudia Abend y Adriana Loeff emprendieron un retrato de la música popular uruguaya a partir de cinco canciones, y terminaron haciendo un recorrido de más de cincuenta años por hitos y anécdotas. Por ahí desfilan, prestando testimonio, Jaime Roos, Rubén Rada, Mauricio Ubal, Hugo Fattoruso, Horacio Buscaglia, Emiliano Brancciari y Sebastián Teysera, en una película divertida –pero capaz de encontrar momentos auténticamente conmovedores– que baila alrededor de temas de Aníbal Sampayo, Los Shakers, Eduardo Mateo y Horacio Buscaglia, y Roos. Un film que es, como lo presenta el catálogo del festival, “coral”, pero en un sentido de lo más amplio: como una historia cantada entre todos, a coro. La sección musical del festival contará también con, entre otros títulos, Ellos son, Los Violadores, un recorrido por la trayectoria de la primera banda punk de la Argentina; la espectacular Sita Sings the Blues, animación artesanal –y feminista militante– basada en un antiguo libro tradicional hindú; Soul Power (filmada en Zaire en 1974, con los grandes del R&B y el soul con Alí y Foreman dando de fondo la pelea del siglo); Mellodrama (para fans de Yes, King Crimson, ¡el mellotron! y todos aquellos años sinfónicos y progresivos del rock), y la imperdible Sounds Like Teen Spirit, sobre el Festival de la Canción de Eurovisión, ¡versión para niños!; puro espíritu deportivo, algo de encanto y algún momento temible.
Realidades animadas de ayer y hoy
Un nuevo género: documentales políticos en dibujos animados.
En años en que la frontera entre documental y ficción se ha desdibujado y los recursos de uno y otro se fundieron aparentemente sin vuelta atrás (desde ambos “bandos”), acaso éste sea el invento más inesperado del cine contemporáneo: el documental animado. Historias reales, fragmentos de la historia social y política narrados a través de un subterfugio gráfico similar al que Richard Linklater probó en su película Despertando a la vida. Por un lado, Chicago 10, el film de Brett Morgen, se basa en los materiales de archivo disponibles para, dibujando sobre ellos, reconstruir los incidentes que tuvieron lugar en 1968, durante la convención en Chicago en la que los demócratas buscaban su candidato presidencial: la salvaje represión policial a los manifestantes, el encarcelamiento de un líder de las Panteras Negras que ni siquiera estuvo allí, y el juicio a los acusados, que se hizo a puertas cerradas, vedado a los medios y la opinión pública. Siguiendo un procedimiento técnicamente diverso pero afín en espíritu, en la imperdible Waltz with Bashir (que estuvo nominada al Oscar como mejor película extranjera hace apenas un mes) el director israelí Ari Folman escarba en el recuerdo de su experiencia personal en la guerra del Líbano, y en especial de las masacres de Sabra y Chatila que tuvieron lugar en 1982. Probando por el camino –mediante la puesta en escena virtuosa de ese expediente formal tan atípico hasta ahora– que en algunas ocasiones no hay nada más verdadero que los fantasmas que se dibujan en la memoria.
El sueño perdido
Conozca a la directora Kelly Reichardt.
Ignorada por el circuito local de estrenos comerciales, con sus tres largometrajes, un medio y un par de cortos, la directora Kelly Reichardt es uno de los secretos mejor guardados del cine independiente norteamericano de los últimos años. Este festival dio un par de años atrás –y ésta es la última oportunidad para quienes la dejaron pasar– su segundo, Old Joy: un relato sensible, apenas narrativo, sobre una amistad, y sobre el pasado y la pérdida de los grandes ideales norteamericanos de los ’70 y la frustración de toda una generación. Es hora de ponerse al día: a lo largo de las próximas dos semanas podrán verse ésta y todas las otras películas de Reichardt. En River of Grass nos lleva de la mano de Cozy y el peligroso Lee, en fuga por las rutas de esa Florida cenagosa que conocemos a través del cine de décadas atrás; en Ode nos sumerge en sus obsesiones más mortuorias (que son las que también se imponen en sus cortos Then, a Year y Travis) a partir del amor imposible y trágico de una pareja de jóvenes bautistas del interior del país. Y en su película más nueva, Wendy & Lucy, acompañamos a la atribulada Wendy cuando, en viaje hacia Alaska, pierde a su perra (su compañera en el título) y se ve obligada a enfrentarse a la hostilidad del entorno en el que queda transitoriamente atrapada, un mundo deprimente de pueblos desolados con vestigios apenas del país que fue y del que ya casi no queda nada. Una filmografía sobre el desencanto, que a veces se torna angustia.
Noches alucinantes
Cientólogos, catch boliviano, vampiros: las increíbles pero reales, las nocturnas, las alucinógenas.
De las muchas teorías conspiranoicas que recorren la historia norteamericana, el director-artista-activista Craig Baldwin (el tipo de cara entre amable y esquizoide de la foto) elige centrarse en la prehistoria de la religión-de-ciencia-ficción más expansiva de la actualidad, la Cientología, para armar un relato apabullante: el de un mito moderno, una historia fantástica pero real. Mock up on mu –así se llama el experimento– resulta una cruza entre la clase B tipo Sábados de súper acción, el documental fáctico, y una puesta en escena de locura desatada que va del satanismo en los años ’40 al New Age atravesando la historia de la carrera espacial y dejando con humor un testimonio volátil de una parte siniestra del siglo XX.
Pero ahí no se agotan las bizarradas de este festival: imposible dejar pasar Mamachas del ring, documental de Betty M. Park sobre ¡la lucha libre profesional de cholas bolivianas! Los adictos a las emociones de medianoche podrán arrimarse a lo nuevo del terror de bajo presupuesto con The Last Winter, de Larry Fessenden (eco-horror en la vena de El enigma de otro mundo, de Carpenter); la comedia victoriana I Sell the Dead; lo nuevo del japonés desquiciado Sono Sion (The Suicide Club), un delirio de cuatro horas de duración titulado Love Exposure; dos documentales sobre el porno (9 to 5: Days in Porn; Stalags); y las nuevas fumatas de Ron Mann (Know Your Mushrooms: “Conoce tus hongos”) y Abel Ferrara: Chelsea on the Rocks, sobre el mítico Chelsea Hotel, el edificio neoyorquino que albergó a bohemios y malditos, y en el que hoy conviven los fantasmas de Warhol, Kerouac, Dylan, Pollock, Janis Joplin, Tom Wolfe, Crumb y Sid Vicious.
JFK, Chomsky y compañía
Un nuevo film del pionero del cine político Robert Drew, y otros documentales sobre el poder.
Casi medio siglo atrás, Robert Drew (Ohio, 1924) inauguró todo un camino en el documental político con Primary (1960), su impresionante seguimiento de las internas demócratas que eventualmente proclamaron a JFK como su próximo presidenciable. Ahora, en A President to Remember: In the company of John F. Kennedy, Drew vuelve sobre esa figura cuyo destino marcó un hito trágico en la historia contemporánea del país, a partir de un material de archivo fascinante, por su cercanía con Kennedy (la cámara casi pegada a él), por su registro de ciertos momentos de intimidad, y por su exposición de los sistemas de representación política en los medios.
Para filmar Chomsky et Cie, los directores Daniel Mermet y Olivier Azam obtuvieron la rara oportunidad de entrevistar al lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky, pero luego siguieron adelante, rastreando las huellas de su pensamiento y sus declaraciones por distintos lugares de Europa y Estados Unidos. El amplio panorama de documentales políticos de este año incluye además Defamation, una indagación sobre el antisemitismo de Yoav Shamir, el director de la gran Checkpoint; pero también hay lugar para una biopic sobre el mundo del poder: Il divo, de Paolo Sorrentino, que se atreve con la figura del ex primer ministro italiano Giulio Andreotti, sus presuntos vínculos con la mafia, el caso Moro, y su vida privada. Vale la pena acercarse a alguna de las funciones de las dos películas de The Yes Men y sus divertidas boutades contra el poder corporativo y las mentiras mediáticas; y a California Company Town, un recorrido por la postal de fábricas cerradas en que se ha convertido parte de la costa oeste norteamericana.