YO ME PREGUNTO
Porque cae en esa esplendorosa taza blanca una pequeña gota que la nubla.
Sylvia, la hija de la lágrima.
Es una historia triste, me dan ganas de llorar. Mejor no te la cuento.
Mary con leche de Palermo sensible.
Por qué a los caballos blancos con rayas negras le dicen cebra.
Manolo Conosco.
Porque desayunar en medio de una fellatio puede ser causal de accidentes.
Saxogramáticus.
Es para los nostálgicos, el café está cada vez más caro; en cambio, la leche esta RE bajada.
La vaca de Milka.
Porque es lo opuesto al cortado y cualquier cosa que recuerde la circuncisión.
El mozo de Villa Crespo.
Porque se llora después del cortado.
Jacobo “vivo” Grad.
Luego de escuchar “Cafetín de Buenos Aires”, Mme. Ivonne pensó que el llanto era una variedad porteña de café. Pero sospechando que un llanto era demasiado para ella, pidió —fina como ella sola— una lágrima. El mozo —un tano entendido en los asuntos del amor— lloró pensando en su María, tomó cuidadosamente una lágrima y se la sirvió en un pocillo. Ivonne maldijo el sentimentalismo y le explicó al gaita colega del tano cómo se hacían las lágrimas. Desde entonces, los mozos no lloran; pero, ¡ay!, tampoco piensan en sus Marías.
Un feo mozo, que sabe querer... y llorar.
Porque nunca falta un mozo/a que llore sobre la leche derramada.
Coco Drilo.
Si se trata de ponerle el nombre de una evacuación corporal, para mí, debería llamarse “cagada”.
Juan Valdés.
Porque si estás recogiendo la cosecha en un cafetal e, inadvertidamente, un moreno punzante comienza a resoplar en tu nuca, es posible que, a continuación, se te escape una lágrima.
Rabí Rosenberg, que prefiere tomar cortados.
Porque si bien no es tan realista, suena más marketinero que “moco con flema”.
Havanito.
Porque esa manera de pedir un cortado es una lágrima.
El ristreto de la falda.
Porque el que se quema con leche, ve el precio del café y llora.
Lades Ubicada
El trafico de drogas desde Colombia siempre fue un problema para nuestro país y, como tal, el comisario se autodestinó a erradicarlo y llevó a sus subordinados a la frontera a esperar a un camión que, según algunos informantes, venía cargado de cocaína. Cuando dicho camión fue interceptado y el disléxico cabo Gómez revisó el cargamento, sólo encontró leche con café que iba para una escuelita rural. Llenos de emoción y decepción todos los oficiales de la ley estallaron en llanto. En el informe que el comisario entregó al Juzgado decía: “en este operativo solo encontramos lágrimas”.
Gonzalo ex estudiante de derecho y adicto en recuperación de Derqui.
Versículo 5600: Dios es empleado en un mostrador de Starbucks y mezcla el yin, que es la leche del dolor, con el yang, que es el café del llanto. Ambos forman la lágrima.
Dalai mama de otro mundo y de otra vida.
¿Lágrima? Yo no tengo tiempo ni para desayunar ni para quejarme. Salgo muy temprano al Juzgado y, una vez ahí, no puedo tomar ni un mate en la mateada que se arma cuando llegan los otros empleados a las nueve de la mañana.
Un meritorio de un Juzgado de Instrucción.
Porque cada vez que me volteo un bagayo, me dan ganas de llorar por la derramada.
Iko
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