Domingo, 16 de agosto de 2009 | Hoy
> JOHN HUGHES (1950-2009)
Por Alfredo Garcia
Cuando dos jueves atrás John Hughes terminó abruptamente una visita a Manhattan con un ataque cardíaco, los medios sintetizaron sus obituarios: murió a los 59 años el productor de Mi pobre angelito.
Sin embargo, y más allá de los miles de millones que hayan redituado las dos películas con Macaulay Culkin, objetivamente Hughes fue un cineasta importante por cambiar la mirada de Hollywood hacia los adolescentes ya sea en películas que dirigió él mismo como 16 Candles (Se busca novio, 1984) o The Breakfast Club (El Club de los 5, 1985) como en films que sólo produjo o escribió, como la recordada Pretty in Pink (Vestida de rosa, 1986).
Pero es subjetivamente donde hay que ubicar a John Hughes como autor de al menos una obra maestra de la comedia teenager, Ferris Bueller’s Day Off (Un experto en diversión) y el auteur detrás de una de las comedias bobas más alucinantes de la década de 1980, National Lampoon’s Vacation (Vacaciones, 1983), que dirigió Harold Ramis, la película que inició la saga de las vacaciones de Chevy Chase, su esposa Beverly D’Angelo y el primo Randy Quaid.
En todo caso, la premisa de John Hughes con respecto a las películas de adolescentes consistía en “no creer que los chicos son una forma de vida inferior”. Eso queda claro en Un experto en diversión, comedia superlativa donde el chico listo del título, Ferris Bueller (Matthew Broderick en un papel memorable), está decidido a mostrarle que la vida puede ser divertida a su aburrido amigo rico Alan Ruck, volviendo loco al director de la escuela minuciosamente malvado y torpe Jeffrey Jones. Ferris hasta lograba sacar de la casa de su amigo la Ferrari del padre, y el diálogo “mi papá quiere más a su auto que a mí” es tan actual que sigue utilizándose en comedias modernas como la reciente ¿Qué pasó ayer? (The Hangover), de Todd Phillips. La película estaba repleta de gags hilarantes y en cierta forma era una verdadera apología del delito menor, ya que las andanzas del protagonista, por mas simpáticas que fuesen, estaban situadas al borde de la estafa y la más completa inmoralidad. En Un experto en diversión también actuaba Mia Sara y había un pequeño pero estupendo papel para el chico malo Charlie Sheen, cuyo hermano Emilio Estévez también había aparecido en uno de los papeles esenciales de la mejor comedia dramática adolescente de Hughes, The Breakfast Club, haciendo por supuesto de uno de los chicos rudos de aquel encierro después de hora de cinco chicos totalmente diferentes (la película tal vez sea la que más siguen pasando los canales de cable de la filmografía del director, junto obviamente a Mi pobre angelito y su secuela).
Lo mejor de las aventuras de Ferris Bueller era que el protagonista finalmente sí debía afrontar parte de los desastres que había perpetrado, pero a diferencia de otras películas de Hughes no había tonos melosos ni chicanas melodramáticas, algo frecuente en sus películas protagonizadas por la bella Molly Ringwald, que a pesar de haber llegado en esos tiempos de estrellita hollywoodense a la tapa de todas las revistas, hoy, décadas después de no tener el padrinazgo de Hughes, es casi una desconocida para el gran público.
En cuanto a la fabulosa comedia Vacaciones hay que reconocer que la dirección de Harold Ramis –el director de Los Cazafantasmas– ayuda mucho, pero finalmente todo surge de una historia original y un guión de John Hughes, que comenzó su carrera no en Hollywood sino como redactor de la revista National Lampoon, una especie de competencia de la revista Mad. En uno de los momentos culminantes de esta comedia irrepetible, Chevy Chase, luego de pasar todo tipo de penurias, llegaba con su familia a un parque de diversiones tipo Disney sólo para descubrir que estaba cerrado, y a punta de pistola obligaba al guardia John Candy a que lo lleve con los suyos –todos muy preocupados a esa altura– a cada uno de los juegos mecánicos. Más allá de los ocho films que dirigió, incluyendo la comedia fantástica Weird Science (Ciencia loca, otro gran éxito de 1985), está claro que su carrera debe ser medida por el par de docenas de films que produjo y los casi cuarenta que escribió. Detalle que debería ser tenido en cuenta por los estudiantes de cine que no creen que exista otro rubro mas allá de la dirección.
Curiosamente, en los últimos años Hughes estaba totalmente ausente de cualquier actividad importante hollywoodense. Era un tipo más raro de lo que sus películas podrían hacer suponer, al punto de que estos días después de su muerte una reaparecida Molly Ringwald explicó que ella y el director al que le debe su carrera no se hablaron durante los últimos 20 años debido a que él se ofendió por un detalle que ella nunca pudo entender bien. La personalidad de Hughes saldrá a la luz en Don’t you forget about me, un documental que invoca el nombre de la canción de Simple Minds famosa por The Breakfast Club, para contar la historia del director que confió en estrellas adolescentes, todo según la visión de unos nerds canadienses que no hubieran encontrado la forma de estrenarlo si no fuera por el favor que les hizo el cineasta cayendo muerto repentinamente durante un paseo cerca del Central Park.
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