Domingo, 11 de octubre de 2009 | Hoy
CINE > CENIZAS DEL TIEMPO, UN WONG KAR-WAI REDUX
Antes de ser conocido y admirado en Occidente gracias a Chungking Express, Wong Kar-wai había rodado una película de kung fu con todas las características del género y un elenco que reunía a los mejores actores de la China: Maggie Cheung, Leslie Cheung, los dos Tony Leung y Brigitte Ling. Se llamó Cenizas del tiempo, era muy buena, pero fuera de China nadie la vio y su director jamás estuvo conforme con ella. Ahora el realizador de Happy Together y Con ánimo de amar la reestrena en una versión corregida y aumentada; y es una excelente oportunidad para ver cómo el estilizado autor hongkonés se mete con uno de los géneros más populares del cine de acción.
Por Alfredo García
Hay dos Cenizas del tiempo. Una es la original de 1994. La otra es un reestreno internacional del año pasado. Ambas son buenas, ya que son la misma película.
Pero claro, la nueva Cenizas del tiempo Redux de Wong Kar-wai necesariamente debería ser mejor que la de 1994.
Esa vez, fuera de China, casi nadie la vio.
De ahí la idea de relanzar en el mercado occidental, 15 años después, una de kung fu... ahora transformada del todo en un film de arte de un auteur ampliamente reconocido.
Cuando un director no está conforme con una de sus películas, generalmente no puede hacer mucho. Casi nada, en realidad. Si tiene algún prestigio –algo casi inevitable para todo aquel que se mantiene en un mismo negocio demasiado tiempo–, puede expresar sus quejas en entrevistas, por supuesto echándole la culpa de todo a otro, ya sea el estudio, los productores o el protagonista.
Sin embargo, algunos pocos cineastas se ocuparon de perfeccionar su obra de manera contundente, apelando a la acción antes que a las palabras. Como Hitchcock, que considerando su film inglés en blanco y negro El hombre que sabía demasiado la obra de un artista en formación, resolvió mejorarla en una remake con James Stewart y Doris Day. Cecil B. De Mille hizo lo mismo con uno de sus grandes éxitos del período mudo, Los diez mandamientos, e igual que en el caso de Hitchcock casi nadie recuerda el film previo.
Pero el cine moderno da otras posibilidades. Coppola, capaz de explotar su obra maestra El Padrino no sólo en dos secuelas sino también en la versión televisiva conocida como La saga del Padrino, luego ideó el modo de volver a poner en circulación una producción propia y mucho mas problemática, Apocalypse Now!, para la que aplicó al cine el término Redux, que implica la recuperación o restauración de una obra.
Obviamente este tipo de autocrítica/superación sólo es posible si el producto en cuestión puede ser redituable en términos contantes y sonantes. Si no, George Lucas no habría relanzado su trilogía original de Star Wars con la excusa de algunos agregados digitales que hoy nadie puede recordar.
El caso de Wong Kar-wai y su Ashes of Time Redux es más raro, casi único. Se trata de una superproducción épica china de principios de la década de 1990 –el proyecto se dilató entre 1992 y 1994– protagonizada por un elenco multiestelar, comandado por un director dotado de una fuerte personalidad creativa.
Más allá de que en cualquiera de sus versiones es una muy buena película, lo interesante del estreno de la edición Redux de Cenizas del tiempo es el hecho de enfrentar a los seguidores de populares ejemplos de moderno cine de arte y ensayo como 2046 o My Blueberry Nights con la noción de un film de kung fu. Hay que aclarar que sus films previos, los melodramáticos films noirs ultraviolentos As Tears Go by y Days of Being Wild, perteneciendo por completo al género policial, pueden mostrar todo el talento de un Wong Kar-wai más atento al argumento y menos dependiente de la fotografía de Christopher Doyle, cinematographer genial, firme heredero de maestros del rodaje en exteriores exóticos como Jack Cardiff. Es decir, toda un arma de doble filo si se quiere procurar que un film se sostenga tanto por la estética como por su contenido.
Desde la Argentina, la idea de recuperar en pantalla grande un film chino de 1994 no tiene sentido, porque nunca se vio... Casi ninguna película de esa época y procedencia se estrenó en los cines (una rara excepción fue El Killer, de John Woo). Por eso, andar fijándose en las diferencias entre ambas versiones de Cenizas del tiempo es, en el mejor de los casos, un ejercicio de esnobismo que no deja de ser tentador si se tienen a mano las dos versiones del film.
Para empezar, la copia en video que se podía ver en los ‘90 de la Ashes of Time original era el típico VHS británico con traducciones en mandarín arriba de los pequeñísimos subtítulos en inglés. El sonido apestaba, el transfer también, pero si la película era buena nadie lo notaba. Además del remasterizado de cada toma de la película, y del montaje distinto, lo que primero llama la atención de esta nueva versión es la música. Como casi todo film producido en Hong Kong, Taiwan, Shanghai o China en esos tiempos, la música original sería el primer impedimento para un espectador que pretendiera que le devuelvan el precio de la entrada. Para colmo, Cenizas del tiempo ni siquiera incluía alguna canción como leitmotiv, es decir lo mejor en términos musicales que el género pueda ofrecer (la imperdible trilogía de Swordsman de Chiung Siu Tun / Tsui Hark / King Hu, escrita por el mismo autor de Cenizas del tiempo, Louis Cha, repite una misma canción, “Héroe de héroes”, antes y después de cada una de sus indescriptibles masacres. En esta Cenizas... no hay canción, aunque sí hay algunos de los temas musicales, pródigos en teclados berretas, no por kitsch o vintage menos espantosos.
Los cambios musicales a veces sostienen la misma melodía original, sólo que ahora los arreglos están mucho más acordes con las imágenes de época. La participación del cellista Yo Yo Ma es más que una marca –luego de El tigre y el dragón–; éste es uno de esos scores que puede cobrar vida aparte independientemente de la película.
Luego, la épica del film original está acotada para convertir la nueva Cenizas del tiempo en una obra menos cruda, mucho más estilizada, en un punto menos divertida. El humor negro está mejor dosificado en el Redux, y la narración cíclica está mucho mejor armada. Cenizas del tiempo hilvana varias historias con un punto en común: un inescrupuloso intermediario entre asesinos a sueldo y sus contratistas, todos mezclados en dramas pasionales que pretenden olvidar mediante la ingesta de un vino mágico diseñado para provocar amnesia. Coreografiadas por Sammo Hung, las secuencias violentas no tienen desperdicio, y en la versión Redux conforman el núcleo central del film sin perder el equilibrio con los climas más abstractos y reflexivos que abren y cierran la historia.
Probablemente lo mejor de esta nueva versión sea el intento de su director por reencontrarse con este equilibrio entre estilo y sustancia narrativa. Por otro lado, la presencia de tanto talento actoral chino –Leslie Cheung, los dos Tony Leung, Maggie Cheung y una increíble Brigitte Lin haciendo del hermano Ying y la hermana Yang– justifica la propuesta de resucitar esta película que originalmente traumó a su director, con una producción que se extendió por años, y a la que al final abandonó para dedicarse a Chungking Express, la película que, distribuida por Tarantino, lo lanzó a la fama en Occidente.
Dado que Leslie Cheung se suicidó en 2003, y que la diva Brigitte Lin se retiró casi inmediatamente después de filmar esta película, para un fan del mejor cine chino volver a verlos en acción es una bendición que ayuda a soslayar la noción de que este rescate sólo podría ser una excusa del marketing.
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