LA TRASTIENDA DE LAS CANCIONES DE SUMO POR PETTINATO
Si hay un pasado mítico que arrastra Roberto Pettinato es el de saxofonista de Sumo. Una época, una mística y un líder como Luca Prodan rodean a la banda de un aura de la que mucho y a la vez poco se ha dicho. A principios de los ’90, el mismo Pettinato –que también era periodista antes de sumarse al grupo– intentó echar luz sobre aquellos años con la edición del libro La jungla del poder. Ahora, finalmente, la amplía y publica su versión definitiva. A continuación, apenas una muestra en un punteo por algunas de sus mejores canciones.
(Llegando los monos)
La historia de la heroína, más que el tema... Todos sabemos que Luca la había dejado para venirse a la Argentina después de que Timmy le mandó una postal de Córdoba. Luca vio el paisaje y entendió que en ese lugar no podía existir semejante droga que te lleva, por más dinero y fama que tengas, a cambiarte la sangre, pegarte un tiro o cualquier cosa muchísimo más grave que el clásico “la droga que te aísla de los amigos y familiares”. Cuando Luca hablaba de heroína todos escuchábamos pasmados y con los ojos abiertos como niños sentados alrededor del viejo de los Cuentos de la cripta. Un día nos enteramos de que uno del grupo había probado porque Luca le había conseguido y eso ya lo ubicaba en un lugar de privilegio ante todos los demás. Tenía su encanto también... como esos días en los que bajo el sol de Hurlingham Luca agarraba una botella de Coca Cola de dos litros vacía, hacía unos agujeritos en forma circular y por encima ponía un papel metalizado. Ahí iba la marihuana, y al encenderla la botella se llenaba de humo como un zepelín a punto de desvanecerse. También recuerdo la pipa de Luca, de madera, y quién sabe cuántos artefactos caseros que nunca habíamos visto antes por nuestras costas.
Pero con el tiempo empecé a darme cuenta de que la heroína era realmente un pensamiento que no se iría así como así de su cabeza. Y todo, de hecho, está bien explicado en la letra de la canción; cuando dice que todas las novias pasan pero él quisiera estar en la cama con una sola y piensa en ella cuando está ahí... ¡Dios mío! Era tan real. ¡Mucho más allá de un poema cualquiera! En relación con “Heroin”, Luca siempre estaba paranoico porque le parecía que la había robado del tema del mismo nombre a la Velvet Underground. Y de alguna manera había sido inspirador en tempo y demás, pero no era igual. En realidad, siempre creí que si Lou Reed hubiera escuchado nuestra versión la hubiese envidiado e incluso reemplazado la propia por la nuestra. Los temas climáticos terminaron siendo el fuerte de Sumo. “Heroína”, “Mañana en el Abasto”, “No te pongas azul”, o “Callate Mark” (de “Fever”). Parece mentira dicho ahora: siempre creímos que la fuerza demencial de los temas punkies era el gran mensaje que dábamos al mundo. El grupo, en especial en los tiempos de Germán como único guitarrista, era fantástico por la simple razón de sentirse feliz disfrutando del reinado de la ignorancia musical. Esa ignorancia y la poca destreza te daban cosas que no se podían conseguir encerrándote en un cuarto para tocar rápido todo el día como lo hicieron durante un año entero Bazterrica y Pino Marrone. Es más: Bazterrica tocaba como un animal de veloz, y terminó resumiendo todos sus malabares en pequeñas grageas dentro de Los Abuelos de la Nada, un sufrimiento por el que, por suerte, Mollo no tuvo que pasar, ya que a Luca en el fondo le gustaba la idea de haber incluido a ese muchacho de rulos de Palomar que era el representante más acabado y pulido de cuanto guitarrista de rock haya nacido jamás en el oeste del Gran Buenos Aires.
Siempre dije que “Heroína” “fue” la batería de Alejandro Sokol. Se trató de una versión tan única que no pudimos volver a repetirla, y así nomás la pusimos, transportada de una cinta. La batería flotaba y el tema también, y si de flotar se trataba, Alejandro era el maestro de todos (en Sumo las cosas sucedían. Nadie preguntaba demasiado y un día podías enterarte de que Alejandro dejaba el grupo por una religión y ni siquiera tomarte el tiempo para entender cómo es que Superman pasó de la Hurlingham a Sumo para su reemplazo).
Las guitarras de Germán eran un tema, un mundo aparte, y en “Heroína” están ahí, lo mismo que mi solo final de saxofón, ése que aún hoy escucho y me digo “Qué bien que tocaba, ahora no lo podría repetir”. Esto es triste, patético, pero bueno al mismo tiempo.
Recuerdo el coro de mujeres que armamos, al que para darles un efecto único le pusimos un flanger capaz de lograr que las voces temblaran, temerosas, perdidas, como adictas a la busca de una dosis que no llega a tiempo.
En esta canción fue donde por primera vez me di cuenta de que palabras como “Wellapon” o “soltá la belleza de tu pelo con Wellapon” guardaban un significado completamente distinto, digamos, al texto de una simple y pedorra publicidad para el cabello. El “soltá tu brillo”, para los que probaron heroína, es aún hoy parte de un himno irrenunciable e inolvidable. “Soltá el brillo/ Soltá la belleza”, Dios mío, cuánta verdad. Una descripción perfecta y sin rodeos.
(After Chabon)
“Hasta que choque China con Africa te voy a perseguir”, decía mi letra. La escribí tirado en el piso en un departamento y me di cuenta de que hablaba sobre un hombre torturado por la dictadura pero que había quedado vivo. Igualmente sería perseguido y pasaría el resto de su vida reclamando todo lo que le habían quitado; es decir, su declamación (“¡No sé lo que quiero pero lo quiero ya!”) era confusa pero afirmativa, a sabiendas de que nadie lo escucharía jamás.
El tema en sus inicios se llamó Country music journalism y estaba referido a un clásico periodista que critica discos de música country. Así lo canté en inglés con Germán y después fue trasladado, con la letra original, al castellano, para que Luca repitiera la melodía.
Algo a destacar por siempre en este tema es la guitarra de Germán (Daffunchio). Una suerte de cuarteto de violines creado únicamente con un pedal amarillo y no mucho más. ¿Cómo lo logró? Nunca lo sabremos. Siempre que nos vemos se lo pregunto y tampoco lo recuerda. Creo que fue el tema más logrado de todo el disco por la interpretación de Prodan y el clima general. Es distinto a todos los demás que hayamos compuesto.
(Divididos por la felicidad)
Un día los Redondos nos invitaron a tocar a Luca y a mí. Ahí escuchamos una versión súper lenta de este tema, que les pertenece. Cuando llegamos al ensayo, Luca habló con Diego y se triplicó la velocidad. Mucha gente cree que la canción era de Sumo. No era nuestra, pero ya no era tampoco de los Redondos, que de hecho no la volvieron a tocar.
Existe una primera versión en Corpiños en la madrugada con guitarras a cargo de Diego Arnedo y Germán jugando entre sí. Es liviana y genial. Lo mismo pasó con “Disco Baby Disco”, en donde doblé los saxofones junto al Gonzo o Melingo, no recuerdo. ¿O tal vez los tres?
El riff final de saxofones lo pedí prestado de cuatro notas de Miles Davis en una de sus zapadas de veinticinco minutos de los ‘70. Existía otra versión en la que “Disco Baby Disco” empezaba con saxos al estilo Parliament, pero nunca prosperó porque lo olvidé a la hora de entrar al estudio.
(After Chabon)
La versión punk y nuestro vano intento de tener un hit navideño. ¿A quién podría habérselo ocurrido algo así sino a Prodan? El tema igualmente fue pasado en Navidad, aunque en su letra, tan cínica como siempre, se podía escuchar: “Mamá e hijito con un antifaz, disfrutando su noche de paz... sueña un sueño imposible”, esa última frase dicha una y otra vez penetraba en tu mente como un mensaje derrotista y al mismo tiempo un fiel ejemplo de la filosofía Prodan de crimen y castigo a la sociedad. Las guitarras entran del estilo punky violento de Sex Pistols que tan bien habíamos logrado en “El ojo blindado”. Sólo las radios alternativas del momento, como la Rock & Pop, fueron las que festejaron su aparición y lo pasaban una y otra vez hasta dar las doce.
No es cierto que pensásemos que estábamos ante una revolución musical ni nada por el estilo. En realidad, queríamos ver si podíamos tener un pequeño hit navideño que nos llenara la mesa de almendras. Luca después aclaró: “Lo hicimos porque estábamos locos. La hicimos punk y yo la canté en tres idiomas. Tocábamos esa noche de Navidad y así salió, en Zero Bar”.
(After Chabon)
Un climático pothead de los nuestros. También se repetía el esquema: una base salida de alguna parte con el contrabajo de Arnedo al frente, algunos saxofones pastoriles y una de las atmósferas mejor concebidas (aunque, como siempre, interviniera el azar jugando de nuestro lado). Luca puso la letra. No recuerdo si la tenía escrita o no. Es cierto que, como dicen muchos, tuvo que venir un italiano para rescatar “el Abasto como nadie lo había hecho antes”, pero también es verdad que por lo menos a Germán y a mí nos parecía horrible la interpretación de Prodan. Desafinada y muy difícil de entender en su momento. Hoy es fácil decir que es un clásico o un hit, pero no pasó lo mismo en su momento. La primera frase, “Mañaaaana aa de sollll...” sonaba espantosa. No supimos qué hacer con él y tampoco estaba en condiciones de realizar varias tomas ni mucho menos. Una vez más en un solo tono casi acuático el tema quedó terminado. Lo que quiero decir es que los tiempos de las composiciones hechas de antemano llegaban a su fin. Habíamos comenzado una nueva etapa: la de preparar bases para que Luca pusiera algo encima; y si había un grupo perfectamente preparado para crear bases... ¡ese era el nuestro! Pero aunque esto suene feliz, no lo era. Luca necesitaba ahora sí la ayuda de todos. Prodan dijo: “La letra es como una película... así... bajando por el ascensor, caminando por la calle, la mina que pasa... Era perfecto para un video. Yo todas las mañanas bajaba por el ascensor y me iba a visitar a una amiga, a la que siempre despertaba con flores. Era una amiga mía, estaba mal y yo la despertaba con las flores... Y nada... Era ese recorrido por el Abasto. José Luis y su novia existían de verdad”.
(After chabón)
Nos encerramos en el baño con Prodan. Yo tenía un librito de la revista Mad dedicado a Batman. Mezclamos palabras y nos dimos cuenta de que estábamos hablando de toda esa gente de negro que pululaba hasta altas horas de la noche como vampiros. Por eso “yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos”, porque los murciélagos duermen cabeza abajo. La base fue otra improvisación en el estudio. Suena muy mal y comprimido, pero eso no fue un impedimento para que Luca cantara y todos hiciéramos los coros. Creo que a ninguno de nosotros nos gustó jamás y fue un tema para olvidar. La improvisación es un clásico de Mollo-Arnedo a toda destreza y velocidad. Otra obra de arte escrita sobre la tapa de un inodoro. Sin estimulantes.
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