Dom 04.04.2010
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MúSICA > LAS CANCIONES DE GRAHAM PARKER QUE REINVENTAN LOS PROGRAMAS DE TV

MadMan

Graham Parker merece mucha más atención que la que tiene. Y –lo más sorprendente– es que sucede disco tras disco, cada uno tan bueno como el anterior. Imaginary Television, su vigésimo trabajo, entrega canciones a la altura de sus cimas más altas con un formato inédito: cada una es la banda de sonido de un programa de televisión que no existe.

› Por Rodrigo Fresán

En un mundo mejor, en otra dimensión, en el noticiero de un canal de televisión que sólo emite muy buenas e inmejorables noticias, Graham Parker (East Londres, 1950) debería ser tan grande, tan rico y tan bien considerado como, por ejemplo, Bruce Springsteen. Al menos ésa era no sólo la idea sino lo que todos pensaban –en este mundo y en esta dimensión– allá por 1976 cuando Graham Parker y su banda The Rumor, curtidos en pubs y en bares, eran subidos al tren del casi pospunk y de la inminente new wave. Y grababan un debut legendario Howling Wind seguido por Heat Treatment (mismo año), Stick to Me (1977) y, en 1979, el clásico de clásicos Squeezing Out Sparks, considerado por la mayoría uno de los álbumes indispensables de la historia pero cada vez menos como su indiscutible cima creativa. Porque desde el aquí y el ahora, mirando hacia atrás, se vuelve a comprender lo que se entendió siempre: la carrera de Parker está llena de cimas puntuadas por, apenas, excelentes altibajos. Contar hasta diecinueve y –selección privada a complementar con la excelente recopilación Passion Is No Ordinary Word: The Graham Parker Anthology de 1993– apuntar y apuntarse, además de a los ya citados, a Another Grey Area (1982), The Mona Lisa’s Sister (1988), Struck by Lightning (1991), Burning Questions (1992), 12 Haunted Episodes (1995), Don’t Tell Columbus (2007) y, ahora mismo, episodio número veinte, Imaginary Television.

EL SHOW DE TRUMAN

Así, tantos años más tarde, abundan quienes sitúan a Graham Parker muy por encima de Elvis Costello (quien, aseguran, se llevó el botín que le correspondía por derecho propio a principios de los ’80) y al costado de Bob Dylan. Más allá de rankings, Parker es, hoy por hoy, un prócer que (como otros colegas en la claroscuridad del tipo Steve Forbert o Robyn Hitchcock, ambos con magníficos nuevos trabajos por estos días) no deja de producir grandes discos mientras enarca ceja y se ríe de la palabra decadencia. Lo que no quiere decir que sean grandes tiempos. Así, Parker no deja de girar, de publicar discos domésticos para vender desde su site y de atender llamados telefónicos. Y detrás de un ring está la génesis de los treinta y cinco minutos Imaginary Television –que casi puede entenderse como el hermano gemelo del virulento y anticorporativo Songs of No Consequence de 2005– y el mismo Parker lo narra con gracia y acidez en entrevistas promocionales. La cosa es que una compañía que se dedica a vender “música de fondo” para series televisivas (ya saben, poner por ejemplo, “You Can’t Be Too Strong” en un momento de programa juvenil donde la parejita decide si abortar o no) llamó a Parker para ver si le interesaba unirse a su clientela. Parker dijo que sí, claro. Y enseguida volvieron a llamarlo para proponerle que escribiese la cortina identificatoria de un canal nuevo y la canción para los títulos de una nueva sitcom. Parker cumplió en tiempo record (la canción, incluida en Imaginary Television, era el reggae-blanco “See Things My Way”) y, claro, en tiempo record su trabajo fue rechazado por los ejecutivos y, no, a Bruce Springsteen jamás le hubiera sucedido algo por el estilo.

¿QUE DAN HOY?

Pero –acostumbrado a arrancarles petróleo a las piedras y electricidad a la madera– Graham Parker se quedó pensando en el asunto. Y se le ocurrió la idea –de ahí Imaginary Television– de grabar todo un disco de canciones inspiradas en programas de televisión inexistentes pero que a él le gustaría ver. Así, el cuadernillo de Imaginary Television no incluye las letras de las once canciones, pero sí las sinopsis de shows y series y las críticas de especialistas. Aunque, atención, este concepto tan Ray “The Kinks” Davies no se queda simplemente en su gracia novelty y aporta varios títulos que se cuentan entre lo mejor que ha grabado nunca Parker. La gracia añadida pasa, entonces, por comparar argumentos con estrofas y –entre unos y otros– leer entre líneas el verdadero sentido de melodías y humores y estribillos y personajes fundiéndose en una mezcla que es tanto crítica como celebración del medio.

A saber: la apertura de Weather Report (el programa narra los días de un agorafóbico mientras que la canción arranca con esa tensión tan Parker), “Broken Skin” (una de esas grandes y parkerianas baladas sentimentales sobre la permanencia del amor luego de tantos años arrullando la vida de una mujer languideciendo en una casa rodante), “Snowgun” (con un tipo obsesionado por la nieve y los deportes de invierno para así distraer su gélida soledad), “Bring Me Your Heart Again” y “Head on Straight” (sonando como el Dylan de ahora mismo poniéndoles voz a un detective decadente y a una ambiciosa rapper), “Always Greener” (guiño a los bucolismos de la Village Green Preservation Society en la piel de un millonario construyendo su Xanadú a medida) y ese lamento que es “You’re Not What You Think You Are” donde, por más que Parker aporte una desopilante sinopsis estilo Expedientes X, de lo que se habla es del paso del tiempo, de las ilusiones perdidas, de cómo cambia todo y de cómo uno sigue siendo el mismo de siempre por más que la calle en la que se vive ya no tenga el mismo apellido que tenía cuando aterrizamos allí. En resumen, habla de Graham Parker.

FIN DE LA PROGRAMACION

Y un mensaje de nuestro patrocinador Graham Parker: “Escribir canciones es lo más parecido a un trance. No es algo que en realidad yo quiera hacer. Prefiero estar tirado viendo televisión. O irme a esquiar. Soy un hedonista y me gusta que todo sea disfrutable. Y escribir canciones no lo es. Es un trabajo muy duro. Pero me temo que es lo único que sé hacer”.

Así que sigan sintonizando con la certeza de que el próximo disco de Parker va a ser tan bueno como Imaginary Televisión del mismo modo en que Imaginary Television es tan bueno como Don’t Tell Columbus. Y todos fueron y son y serán tan buenos como Squeezing Out Sparks, allá por los tiempos en que Parker tenía horario central y máxima audiencia.

Escúchenlo ahora anunciar a oyentes y videntes, en “It’s My Party (But I Won’t Cry)”, que “es mi fiesta, pero no voy a llorar / Es mi funeral, pero no voy a morirme”.

Y, sí, ventajas de un producto auténtico de esos que, no importan las modas, se seguirán emitiendo una y otra vez, hasta el fin de los tiempos, hasta que nos saquen del aire y nos saquen el aire. Porque una cosa es hacer siempre lo mismo muy bien y otra cosa muy diferente es repetirse.

Mejor mad man de pulso firme y una sola idea que lost sin brújula y sin sentido.

Volvemos a estudios centrales.

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