Domingo, 30 de mayo de 2010 | Hoy
CINE > LA MATERNIDAD DIFíCIL SEGúN ANAHí BERNERI
En Por tu culpa, su tercera película, Anahí Berneri se mete con supuestas verdades que pocos se atreven a cuestionar: la dicha de la maternidad, el instinto protector, la alegría que traerían consigo los niños. A través de una madre joven y agobiada, interpretada por Erica Rivas, la película ilumina sobre la violencia en los vínculos más estrechos y explora un lado poco visitado de la experiencia femenina.
Por Mercedes Halfon
Golpes. Sobre eso trata Por tu culpa de Anahí Berneri. Golpes asestados y otros sordos, que sólo mueven el aire que recorren y dan en un blanco interno. Golpes invisibles. Con su título religioso y sonoro, Por tu culpa habla sobre la responsabilidad de los golpes dados y de los no dados, ilumina la violencia en los vínculos más estrechos, el más estrecho incluso, el de una madre con sus hijos pequeños.
Todo comienza cuando un nene se cae al piso y se fractura un brazo en una noche de juegos brutos con su hermano mayor. La madre lo lleva a una clínica privada donde tratan a los pacientes entre algodones, pero el pediatra encargado de revisar a su niño, al verlo tan moretoneado, empieza a mirarla torcido. Julieta –así se llama la protagonista interpretada por Erica Rivas– pasa de madre esforzada y sufrida, a indolente y culpable en una cuestión de minutos. No se sabe bien qué pasó en esa pelea: hasta ella miente, sugestionada por una culpa que se percibe como a un personaje más en la habitación. No es suficiente. El médico la denuncia por maltratos y le impiden llevarse a sus hijos de la clínica.
En su tercera película, Anahí Berneri decidió indagar en la maternidad desde el punto de vista menos feliz: el del agobio de la cotidianidad con niños pequeños. Así es como aparecen, vistas de muy cerca, las peleas cuerpo a cuerpo entre integrantes de una familia. Lo que niños y madre comparten son juegos estilo lucha libre en el cuadrilátero de la cama matrimonial, pero recortados por el ojo de Berneri empiezan a volverse otra cosa: como si algo inminente y oscuro estuviera por pasar. No es que se trate de una familia monstruosa, ni de comportamientos que se salgan de lo habitual, es sólo la extrañeza de mirar de cerca los hechos concentrados de una noche en la que todo salió mal.
Erica Rivas y todo su cuerpo están al servicio de interpretar esta dolorosa maternidad. Su personaje acaba de separarse, intenta volver a trabajar desde su casa, se sienta frente a la computadora, pero el teléfono suena, los chicos lloran, o se corren dándose con juguetes en la cabeza. Evidentemente, aún no logra conciliar todas las facetas de su vida y esa falta de coordinación es lo que vemos permanentemente: su cara angelical que la cámara de Willi Behnisch reencuadra, perdida en su propia casa, perdida en los pasillos del hospital.
En su película anterior, Encarnación, Berneri retrataba el complicado devenir de una sex symbol –interpretada por Silvia Pérez–, al enfrentarse con su propia decadencia física. En Por tu culpa, la complejidad pasa por el devenir madre de una mujer joven que si bien ama a sus hijos aún no se encuentra preparada para esa tarea. Como si Berneri se hubiera propuesto explorar el lado desconocido de ciertas construcciones sociales acerca de la mujer: cuando las sex symbols dejan de serlo y cuando las madres jóvenes no logran desarrollar un “instinto materno” que las acompañe detrás. Es a la supuesta naturalidad de la maternidad contra lo que dispara este film, uno de los pocos principios biológicos y culturales de los que nadie duda. No es extraño entonces que esta madre se sienta zarandeada, que ande a los golpes.
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