PERSONAJES > LUCY PUNCH, LA REVELACIóN EN LA NUEVA DE WOODY ALLEN
› Por José Pablo Feinmann
Aunque nada es justo en el cine, aunque no siempre los talentosos ganan, aunque las pantallas se llenan de idiotas que son los preferidos del “público” (también idiota, hundido en el anonimato de la cultura “para todos”, “mediática”, “para Doña Rosa”), pareciera que la maravillosa Lucy Punch ha salido disparada hacia el estrellato luego de su participación en Conocerás al hombre de tus sueños. Cuánto hacía que una actriz no me deleitaba tanto con una interpretación. Es cierto que hace de puta y las putas en el cine tienen el cielo asegurado. (No confundirse: en la pantalla.) Lucy Punch tiene, en la filmografía de Allen, un antecedente tan adorable que sin duda la habrá inspirado: Mira Sorvino en Poderosa Afrodita. Pero Charmaine (tal el nombre de Lucy en el film) es menos buena que Sorvino. No es la puta que, a pesar de serlo, está llena de bondad, generosidad y lista para que algún buen muchacho la arranque del “fango”. No, Lucy es egoísta, le gusta la guita, vestir bien, darse todos los gustos posibles. Sobre todo sus gustos sexuales. Porque es puta, pero no por alguna desgracia o porque los malos consejos la arrastraron. No, es puta porque le gusta el sexo. La pasa bien. Es cara. Tiene su cachet y es elevado. Que nadie busque arrancarla del “fango”, porque no vive ahí. Vive muy bien.
Lucy Punch habla con un marcadísimo acento británico. Usa un vestuario para el infarto, es insoslayable. Es la sorpresa de la película. Porque todos conocen a Banderas, Watts, Hopkins y Josh Brolin. Pero, ¿quién es Lucy Punch? Cuando la vi aparecer y recordé su nombre, me dije: “Allen es un genio. Se consiguió una porno-star. Sólo una porno-star se puede poner de nombre Lucy Punch si tiene ese cuerpo”. Y no: Lucy es una actriz descomunal. Con un cuerpo descomunal y una cara fabulosa para la comedia, difícil para la tragedia. Habrá que ver. Las comediantes no duran mucho en el cine. Lucy tiene que probar otros papeles. La vi en Julia con Annette Bening y hacía un papel poco agraciado. Además, Annette es bonita y brillante. Ahí, Lucy salía mal parada. Aunque, actoralmente, impecable. Mi pregunta es: ¿dará esa cara para el drama? Creo que sí. Creo que su talento hará cierta esa posibilidad. Por ahora tiene muchas ofertas. No sé si algún protagónico. Veremos. Pero juro que Charmaine fue una de las pocas grandes sorpresas que el cine me ha dado últimamente. Pese a ello, si viniera caminando por una vereda solitaria justo en dirección contraria a la mía, aun a riesgo de ser atropellado por un bus, cruzaría velozmente la calle y buscaría refugio detrás de un árbol de la vereda de enfrente. Creo que Charmaine es mucho para mí. Como fue mucho para Hopkins. Como sería mucho para muchos, por más jovencitos que fueran. Porque si Lucy Punch te agarra, amigo, te vas a la lona por toda la cuenta y más. Luego, en el hospital, sonriente, con un cruce de piernas que reventará tu termómetro, con un escote que reventará su soutien, pero con una sonrisa alegre por verte aún vivo, te entregará un ramito de flores. Y dirá: “Lo compré para tu tumba. Pero me dijeron que estabas aquí. Qué suerte. Cuando quieras, lo intentamos de nuevo”.
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