Domingo, 2 de octubre de 2011 | Hoy
TELEVISIóN > SE ESTRENó THE KILLING, REMAKE DE LA EXITOSA SERIE DANESA FORBRYDELSEN
El policial escandinavo sigue conquistando el mundo. Después de Wallander, la serie basada en los libros de Henning Mankell, llegó a la televisión europea Forbrydelsen, una especie de Twin Peaks danesa. Al poco tiempo, y como suele suceder cuando el idioma es exótico, una productora estadounidense se lanzó a la remake. El resultado, The Killing, consigue apropiarse y reinventar la historia de Rosie Larsen, una adolescente asesinada en un marco de sospechas y frío que recuerda tanto al helado norte europeo como a aquel pueblo donde mataron a Laura Palmer.
Por Mariano Kairuz
Una adolescente desaparece durante todo un fin de semana sin dar señales de vida, pero a ninguna de las personas que la conocen –ni siquiera sus padres o sus hermanos, que viven con ella– esto les llama demasiado la atención. Al menos, hasta que la policía aparece por la casa de la familia y por la escuela de la chica haciendo preguntas, con una prenda manchada de sangre que fue encontrada en el bosque. Para el final del día, la chica habrá aparecido en el baúl de un auto sumergido en un lago, muerta. Todo lo que queda es un cadáver con muy poca ropa y agua en los pulmones. Con el correr, la lista de habitantes de Seattle que pudo haber estado involucrada en el crimen crece exponencialmente.
La serie creada por David Lynch y Mark Frost que revolucionó la ficción televisiva hace más de veinte años es lo primero que viene a la cabeza frente al primer episodio de The Killing, por más que se trate de una remake norteamericana de una serie danesa que fue un éxito descomunal en varios canales de televisión del mundo que, como la BBC, no están del todo acostumbrados a ver programas subtitulados.
No hay que exagerar los paralelos, en parte porque la promoción de The Killing ya lo hace por su cuenta, con la imagen del rostro juvenil de la víctima y el eslogan “¿Quién mató a Rosie Larsen?”. Pero donde Twin Peaks alcanzó picos de demencia al desplegar el método lisérgico-intuitivo alimentado a café y azúcar del detective Dale Cooper, The Killing apunta a una estructura más convencional y hace funcionar gracias a un par de buenas actuaciones los clichés más manoseados, como la detective obsesionada con su misión –al punto de que descuida a su novio y a su hijo–, o el viejo truco de la pareja despareja: su compañero, un ex detective antinarcóticos, es un bravucón cuyo estilo de confrontación no podría ser más diferente de la observación calma y fría de ella.
Los dos grandes ejes en común con Twin Peaks tienen que ver con que la víctima sea esa mujer joven (con todo lo que esta descripción dispara en el imaginario, empezando por la idea de abuso sexual) y el hecho de que paso a paso toda la comunidad parezca involucrada de algún modo. Incluso aquellos personajes diseñados para despertar simpatía pueden volverse sospechosos. Desde el profesor de inglés de Rosie (que sentía atracción por ella) hasta su ex novio y su amigo dealer (que aparecen en un video sexual tomado en la noche de la desaparición), pasando por su tía (una prostituta de lujo). Por encima de todo, sin embargo, está el detalle de que el auto en el que aparece el cadáver pertenece a la campaña para intendente de un adinerado concejal local, Darren Richmond.
Es imposible desligar el éxito del original danés del actual boom del policial escandinavo en el mundo. Con dos temporadas completas emitidas en Europa y una tercera a estrenarse el año que viene, la serie danesa creada por Soren Sveistrup y titulada originalmente Forbrydelsen (El crimen, en una traducción más o menos literal) aprovechaba todo lo que sus sets naturales tenían para ofrecerle al programa: cielos grises, mucha lluvia y un horizonte helado y ominoso (casi tanto como los picos gemelos que aparecían en la presentación de la serie de Lynch). La remake es obra de una tal Veena Sud, en calidad de show-runner, esa categoría de moda en la nueva televisión norteamericana que designa al autor-productor, el factótum total que lleva control del proyecto, desde los guiones hasta el casting. Sud estaba obsesionada con encontrar esas características atmosféricas del original de este lado del Atlántico, y dio con ella en Seattle. “La ciudad es definitivamente un personaje de la serie”, explicó Sud. “No es un asunto menor, porque tratamos de no hacer un programa sobre gente buena y gente mala, sino sobre gente buena capaz de hacer cosas terribles; y Seattle tiene esa contradicción: es hermosa, tiene uno de los cielos más bellos del mundo, y también tiene el gélido Estrecho de Puget, que te puede matar si te caés en él, pero de todas maneras es hermoso. Ciudad de contradicciones, la más liberal y la más literaria de Norteamérica, tiene Starbucks y a Bill Gates y también al asesino de Green River que cazaba mujeres, y una alarmante cantidad de desaparecidos. Es una ciudad peligrosa, al borde de la civilización, que encapsula aquello de lo que habla el programa: nada es lo que parece.”
A su vez, como ha pasado en otras ocasiones con remakes americanas de producciones que provienen de la parte más gélida de Europa –por ejemplo, la violentísima Funny Games, del austríaco Michael Haneke, rehecha por él mismo en EE.UU., o la remake reciente del film de vampiros sueco Let The Right One In–, más allá de la incapacidad de los productores y exhibidores para imaginarse un público capaz de ver un programa extranjero ¡con subtítulos!, es cierto que la televisión estadounidense realmente consigue apropiarse y reinventar para su propia idiosincrasia (y a veces hasta mejorar) producciones extranjeras que a veces parecen imposibles de traspolar. Para Sud, en el caso de The Killing esto tiene una explicación: “Nuestra cultura es mucho más violenta que la de Dinamarca, los Amber Alert –boletines de alerta ante la desaparición y presunto secuestro de menores de edad– son cosa de todos los días en Los Angeles y que un adolescente desaparezca en una gran ciudad de Estados Unidos se ha vuelto casi irrelevante. Al punto de que uno de nuestros desafíos era, con todas las víctimas que estamos acostumbrados a ver a diario en la televisión, cómo lograr que al público le importara Rosie Larsen. La respuesta fue: pasar mucho tiempo con sus padres, con su tía y sus hermanos, conocer un poco a esta gente antes de que la tragedia los golpeara”.
Y marcar, dice, una diferencia. Con tanto policial que se regodea en la descripción del crimen, a The Killing le importa lo que viene después, el duelo; hacer sufrir a su público junto con los sobrevivientes. “Y mientras que en otros programas lo que se impone es el hecho en sí, y luego aparecen familiares y conocidos para llorar en el funeral, acá los conocemos y sabemos cuánto afecto se tienen entre ellos antes de que Rosie aparezca muerta.” Así, The Killing se parece muy poco a las divertidas pero frías series de forenses que están tan de moda y se decide por el policial realista, de la mano del boom del thriller escandinavo. Y con una no menos importante ayuda del espíritu de Laura Palmer.
The Killing va los domingos a las 23, por A&E. Quienes se perdieron el primer episodio –estrenado el domingo pasado– pueden verlo esta noche, a las 22, antes del estreno del segundo capítulo.
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