Domingo, 2 de octubre de 2011 | Hoy
LEYENDAS > LAS CARTAS DE AMOR Y LOS POEMAS DE BONNIE & CLYDE
Tú no quieres casarte conmigo, cielo,
y aunque es tierno que me lo pidas
si te casaras conmigo, te arrepentirías en un día,
porque sólo soy una chica de la calle.
Hace tiempo, te hubiese escuchado feliz,
antes de que me empañase la vergüenza,
pero, cielo, no sería justo para ti;
los hombres se ríen cuando hablan de mí.
Allí, en la granja de Nebraska,
entonces podía haberte dado el sí,
pero pensaba que el mundo era un juego de niños,
rebosante de hombres vestidos de Santa Claus,
así que cambié mi viejo hogar por la ciudad,
para jugar en su espiral de mugre y locuras,
sin saber que nadie siente lástima
por una chica del montón.
¡Aún crees que soy bonita, cielo!
Pues no. Estoy agotada y desmejorada.
Hasta Helena de Troya parecería desastrada
si viviera al mismo ritmo que yo.
Pero el día en que llegué del campo
con los tirabuzones colgando a media espalda...
a lo largo y ancho de la ciudad,
nunca se había visto a una chica más guapa que yo.
Pronto me dieron un trabajo de corista,
que sólo pedía estar guapa y tener formas.
Todas las noches me iba con un desconocido
y mis besos eran cálidos y apasionados.
Por una fortuna podía haberlos vendido
a algún viejo forrado y rumboso,
pero años mozos buscan mozos por amantes,
y yo, de la misa, no sabía la mitad.
Y entonces me sedujo el estilo de un yonqui
un niño flaco que se pirraba por la dama blanca
y aquellos sueños en el jugo de una adormidera
me sometieron antes de que pudiera parar.
Pero si él me quería, lo demás me daba igual,
ya estar entre sus brazos era besar el cielo,
pero su ardor se enfrió y una noche
me dejó en un fumadero de Chinatown.
Y, bueno, me dio igual, pero entonces
un chino me dio cobijo
y metida en un tugurio infernal
trabajé por opio y para Ah-Sing.
Oh no, ya no soy una yonqui...
la policía vino un día y me detuvo
y me dieron el único remedio que no falla:
la isla perdida en una bahía desierta.
Y no me vengas con la cantinela de enmendarse,
las muchachas no suelen volver al redil;
son tantas las que quieren y esperan
salirse del camino trillado...
Un hombre puede romper los mandamientos,
y aun así el mundo le echará una mano;
en cambio, las muchachas que aman, pero a la ligera,
se convierten en parias para todo el mundo.
Así que ya lo ves, ¿no es cierto, querido?
Me casaría contigo ahora mismo, si pudiera,
y volvería contigo al campo,
pero sé que no serviría de nada,
porque no soy más que una pobre mujer marcada,
y no puedo enterrar mi pasado.
Adiós, y que Dios te bendiga por pedírmelo,
pero me quedaré aquí en la calle hasta el final.
Por estos días se distribuye en Buenos Aires Wanted Lovers: las cartas de amor de Bonnie & Clyde (Alpha Decay), un breve y encantador libro que recopila la correspondencia entre los esposos Bonnie Parker y Clyde Barrow, la pareja bandida más famosa de la Gran Depresión en EE.UU. El libro incluye también los poemas de Bonnie: además de “La chica de la calle”, que se reproduce en esta página, se pueden leer “La historia de Sal, la suicida”, que escribió cuando estuvo presa en 1932 y que la policía publicó cuando lo encontró tras una de las fugas de la pareja, y el mítico “La historia de Bonnie & Clyde”, sobre el que Serge Gainsbourg se basó para escribir la letra de su canción grabada a dúo con Brigitte Bardot. Wanted Lovers también incluye fotografías que recién se conocieron en 2009, cuando el FBI desclasificó casi mil páginas de la investigación para atrapar a la pareja.
Bonnie y Clyde fueron acribillados el 23 de mayo de 1934 en el estado de Louisiana. Cada uno recibió más de cincuenta balazos. Clyde tenía 25 años y se cree que asesinó a unas trece personas. Bonnie tenía 23 y se cree que, aunque participó con gusto de los robos, nunca le disparó a nadie. Al entierro de la pareja asistieron más de 20 mil personas.
Wanted Lovers
Bonnie Parker y Clyde Barrow
Ed. Alpha Decay
96 páginas
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