Un revival de cuentos infantiles se respira en el aire. Por un lado está Hollywood, astuto en esto de instalar tendencias. Es que las sagas más redituables terminaron (Harry Potter), o están en eso (Crepúsculo, Batman); y aunque asoman nuevas franquicias (Los juegos del hambre), el riesgo no está a la orden del día de Los Angeles. Conclusión: mejor ir a lo seguro. ¿Y qué más seguro que un esquema narrativo que ha demostrado sobrevivir durante siglos transmitiéndose de generación en generación? Además, todas estas historias son de dominio público, con lo cual no hay que pagarle derechos a nadie... Oh, la industria: siempre tan sagaz. Ya comprobaron que la intertextualidad sigue vigente con el éxito de todos los Shrek, y cuando Alicia en el País de las Maravillas, de Tim Burton, arrasó en las boleterías. Ahora, a las dos versiones de Blancanieves (Espejito, espejito, que se estrena este jueves con Lily Collins y Julia Roberts; y Snow White and the Huntsman, con Charlize Theron y Kirsten Stewart), se suman la futura Hansel y Gretel con Jeremy Renner y Gemma Arterton, y una Cenicienta guionada por Aline Brosh McKenna, la misma de El diablo viste a la moda. Hasta ahí los estrenos en pantalla grande. Pero como la televisión nada tiene que envidiarle al cine y se anima con sus propias apuestas, hay dos nuevas series que también echan mano al tópico de los cuentos infantiles, aunque trayéndolos al mundo contemporáneo.