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Domingo, 18 de noviembre de 2012

LO QUE Sé > SLASH TOCA EN ARGENTINA

El último de los guitarristas ardientes

 Por Slash

Nunca quiero llamar la atención sobre mí, pero es lo único que hago.

Hay gente que tiene una imagen de mí según la cual soy grosero y desconsiderado. Pero soy todo lo opuesto, porque me criaron para no serlo. Podré haber estado tambaleándome de borracho, pero siempre fui cortés.

Las guitarras son como las mujeres. Nunca vas a entenderlas absolutamente del todo.

“Riesgo” no es una palabra en mi vocabulario. Es mi mera existencia.

Me intimida cantar. Puedo sostener un tono, y puedo tocar una melodía, pero sencillamente odio expresarme verbalmente, especialmente en la forma de una canción, a tal punto que no me gusta tararearme siquiera a mí mismo.

Axl y yo vinimos de contextos completamente diferentes. Debido a eso conformamos un par interesante que trataba de comprenderse mutuamente.

Entre los Beatles y los Stones, mi padre prefería a los Stones, así que hubo definitivamente un gen innato que recibí de él.

Cuando era chico, conseguía trabajos para poder comprar cigarrillos, cerveza y algo en el almacén. Así es como veo el dinero. Nunca ha sido un factor de motivación.

Yo creía que Les Paul era una guitarra. No sabía que era un tipo real. Cuando lo conocí, me encontré con que, si estás verdaderamente obsesionado, él era el tipo que querrías ser. Siempre estaba tratando de encontrar una respuesta para aquello que buscaba en su mente. Si las cosas no existían, las inventaba él mismo. El creó solo, a mano, lo que para mí es “la música popular”.

Es una búsqueda constante para dar con esa armonía, para conectar con ella, de manera que todo lo que querés que salga de ella, sale. Esos momentos son escasos, pero son como drogas: una vez que empezaste a alimentarte de ellos, vivís permanentemente en abstinencia.

Cuando veo material de archivo de los Guns N’ Roses, veo esa hambre y esa actitud. No se podía joder con esos cinco tipos. Era simplemente crudo. Era esta cosa hambrienta en su camino hacia la cima. Era tan sincera como cualquier rock ‘n’ roll que haya escuchado jamás, y estoy orgulloso de eso.

No es algo que puedas encontrar. Hay un momento en el que alcanzás –no hay palabras para definirlo–. Un grupo de gente llega junta a este lugar donde una nota te pega en el corazón y tu cerebro les dice a tus dedos a dónde ir. Es una cosa de otro mundo, como cuando un pintor da con la combinación de colores exacta.

Si pudiera salir con Jimi Hendrix, no sería a cenar.

Los músicos nunca hablan realmente sobre música.

La heroína es una gran droga del carajo, pero es el mal.

Yo tuve mis sobredosis químicamente inducidas y la intoxicación con alcohol y todo eso. Seguía y seguía dándole. No tenía absolutamente ningún miedo de no despertar. Pero en última instancia se cuela cierta claridad. Si voy a estar acá, entonces tengo que poder hacer lo que sea que estoy aquí para hacer.

Mi abuela fue realmente la última persona que me llamó Saul de verdad. La gente que me llama Saul son fans que quieren tener esa conexión personal. No estoy seguro de cuál es la psicología detrás de eso. Pero asumo que quieren ir más allá de Slash.

No es que sea Brad Pitt, pero me reconocen bastante a menudo. La otra noche fui a ver a un amigo mío que tocaba. Cuando llegué, había demasiada atención. Lo más duro de ser una estrella de rock es no ser una estrella de rock.

La separación de Axl fue tranquila. Pero como se volcó demasiada atención sobre la ruptura y el “¿vamos a volver a juntarnos?” se convirtió en este monstruo que condujo a una suerte de animosidad que no era el objetivo para mí. Ninguno de los dos quería echársele al otro encima sin razón alguna. A esta altura, estoy tratando de que el tema se termine, así que intento evitarlo.

A la hora de la verdad, me gusta estar con una persona con la que estoy cómodo y con quien signifique algo. Pero no me quejo de algunas de las experiencias que tuve.

No sé si esa jirafa estaba tratando de besarme. Pero fue una experiencia. ¿Han visto la lengua de una jirafa? Mide como 60 centímetros de largo.

Era inevitable que yo encontrara a la chica más emocionante, extrovertida y exuberante, la más salvaje. Solo tenés que conocer a mi esposa.

No les cuento a mis hijos acerca de aquellos días. Uno tiene siete. El otro nueve. Uno está muy metido con su skateboard. Lo miro y me veo a mi mismo y digo: “¡Simplemente hacelo, man!”.


Estas son las respuestas que Slash le dio a la revista Esquire para su célebre sección “Lo que sé”. Slash tocó el jueves pasado en Córdoba, ayer en Buenos Aires y esta noche, con entradas agotadas, en El Teatro Vorterix junto a Myles Kennedy & The Conspirators.

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