MúSICA > DINOSAUR JR., LA LEYENDA DEL ROCK ALTERNATIVO, EN BUENOS AIRES
› Por Juan Manuel Strassburger
El dicho reza que si Nirvana fueron los Beatles del grunge, los Pixies fueron su Elvis Presley y Dinosaur Jr. su... Chuck Berry. Y es que si Kurt Cobain llegó a opacar a su ídolo Black Francis (de Pixies) como pionero del grunge que luego eclosionó en los noventa, mucho más lo hizo respecto de (su otro ídolo) J. Mascis, de Dinosaur Jr.; tal vez el único “guitar hero” que tuvo en sus inicios la cultura alternativa, siempre más proclive al riff seco y cortante de Sonic Youth o los propios Pixies que a esos solos épicos, infinitos, irremediablemente volados que enhebraba Mascis, aunque sin caer nunca en la autocelebración típica de sus antecesores. Allí donde el clásico guitar hero (desde Jimmy Page a su contemporáneo Slash) era virtuoso, social y vanidoso, J. era desprolijo, distante y hasta lacónico, siempre con su desganada voz nasal a cuestas, y esa base rítmica que era su mejor compañera: el certero e infalible Murph en batería, y el tímido y bajo perfil (aunque luego figura en los ’90 con Sebadoh y Folk Implosion) Lou Barlow en bajo y sensible segunda voz.
“Cuando me dicen cosas como que soy ‘el abuelo del rock alternativo’ no sé bien qué decir. El término grunge, sin embargo, aplicado a otros, no me parece ofensivo. Aunque a nosotros, definitivamente, nos queda mucho mejor ‘country de orejas sangrantes’”, aconsejó cómplice a The Guardian, citando el título de una compilación del 2001, pero también describiendo los primeros discos de la banda en los ochenta, cuando esa manera de suelta y despreocupada de tocar y presentarse ante el mundo llevó a que muchos se preguntaran de dónde había salido ese pelilargo displicente y fumón, de apática raya al medio y pocas palabras, pero que cantaba quejándose como el mejor y nunca pero nunca quedaba en offside en las entrevistas.
“No me tomo en serio a mí mismo. Nunca lo hago”, responde ahora, sencillo, cuando le preguntan por aquellos años y recuerda la época en que se convirtió, sin buscarlo, en el slacker icónico de su generación, el vórtice rockero entre las películas de Richard Linklater (Dazed and Confused, la propia Slacker) y las novelas de Douglas Coupland (Generación X, Planeta Shampoo). O cuando, al poco tiempo, ya en los noventa, cimentó su fama de “lucky loser” al conseguir un contrato multinacional justo cuando Barlow y luego Murph abandonaban la banda tras esa primera trilogía inolvidable (Dinosaur de 1985, You’re all over Me de 1987 y Bug de 1988), y los discos que vinieron después ya no fueron tan cohesionados y sorprendentes.
Hoy, sin embargo, ya con Murph y Barlow de nuevo en el barco, la situación es inversa. Y Dinosaur Jr. consiguió lo que muy pocas bandas de su especie (míticas e incomprendidas en su tiempo; valoradas después) lograron. Y es el hecho de haberse reunido con la excusa de revivir “viejas épocas” para después terminar grabando una nueva trilogía (Beyond de 2007, Farm de 2009 y I Bet on Sky de 2012) que no sólo mantuvo la vara de lo hecho antes sino que incluso, por qué no, la superó de un salto. “La verdad que casi no nos hablamos cuando nos juntamos. Seguimos teniendo una dinámica extraña. Sobre todo entre Lou y yo. Pero... funciona”, explica ahora igual de esquivo y pelilargo (aunque totalmente canoso) cuando le preguntan cómo hizo para que obrara el milagro y encima tras haberse puteado fuerte. Genio y misterio de tres tipos que se amigaron primero desde la música y que luego, puestos a tocar y seguir sacando discos, seguramente descubrieron que volver a estar juntos era una de las mejores cosas que podían haberles pasado.
Dinosaur Jr toca hoy a las 21 en El Teatro,Rivadavia 7800. Entrada: $ 250.
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