› Por Michael Moore
Yo no apoyo a las tropas, Norteamérica, y tú tampoco. Estoy cansado del jueguito al que estamos sometiendo a los valientes ciudadanos de nuestras fuerzas armadas. Y adivinen qué: muchos de estos soldados y marinos y aviadores ven perfectamente la mentira contenida en las palabras “Yo apoyo a las tropas”, dichas por norteamericanos con una sinceridad tremendamente falsa; falsa porque nuestras acciones no se condicen con nuestras palabras. Estos jóvenes hombres y mujeres se enrolan y arriesgan sus vidas para protegernos, y esto es lo que consiguen a cambio:
1Son enviados a guerras que no tienen NADA que ver con defender Norteamérica o salvar nuestras vidas. Son utilizados como peones para que el complejo militar-industrial pueda ganar miles de millones de dólares y los ricos de acá puedan expandir sus imperios. ¿“Apoyar a las tropas” significa que se supone que tengo que callarme la boca, no hacer preguntas, no hacer nada para detener esta locura, y quedarme sentado viendo a miles de ellos morir? Bueno, he hecho mucho para tratar de terminar con esto. Pero la única manera en la que uno puede decir honestamente que apoya a las tropas es trabajar día y noche para sacarlos de esos agujeros del infierno a los que los enviaron. ¿Y qué he hecho yo esta semana para traer a las tropas de vuelta a casa? Nada. De modo que si digo “yo apoyo a las tropas”, no me crean; claramente no apoyo a las tropas porque hoy tengo cosas más importantes que hacer, como devolver un iPhone que no funciona y llevar mi auto para una afinación y balanceo.
2Mientras las tropas que decimos “apoyar” están sirviendo a su país, los banqueros que dicen que “apoyan” a las tropas ejecutan las hipotecas que pesan sobre las casas de estos soldados y desalojan a sus familias... ¡mientras ellos están en el exterior! ¿Acaso fui a pararme delante del agente policial en el momento en que intentaba echar a una familia de su casa? No. Ahí está la prueba de que “no apoyo a las tropas”, porque si lo hiciera, organizaría sentadas masivas para bloquear las puertas de estos hogares. En su lugar, esta noche voy a estar cenando un róbalo chileno.
3 ¿Cuántos de ustedes, de los que dicen que “apoyan a las tropas”, han visitado un hospital de veteranos para llevarles alguna ayuda y alivio a los enfermos y los heridos? Yo no lo hice. ¿Cuántos de ustedes tienen la menor idea de lo que significa lidiar con los veteranos? Yo no lo sé. Por lo tanto, podrían decir que “yo no apoyo a las tropas”, y que ustedes tampoco.
4 ¿Quiénes de ustedes, entusiastas “que apoyan a las tropas”, puede decirme el número aproximado de mujeres en el servicio que han sido violadas entre los militares? La respuesta es que se estima que, por año, aproximadamente 19 mil soldados (en su mayoría mujeres) son víctimas de asalto sexual o violación a manos de compañeros de las mismas tropas. ¿Qué hemos hecho ustedes o yo para llevar a estos criminales a la Justicia? ¿Cómo es eso que se dice? ¿Ojos que no ven, corazón que no siente? Estas mujeres sufrieron y yo no hice nada. Así que no permitan que me salga con la mía diciéndoles que “yo apoyo a la tropas”, porque, lamentablemente, no lo hago. Y ustedes tampoco.
5 ¿Han ayudado el día de hoy a un veterano sin hogar? ¿Y qué tal ayer? ¿La semana pasada? ¿El año pasado? ¿Alguna vez? ¡Pero si yo creía que ustedes “apoyaban a las tropas”! El número de veteranos sin hogar es apabullante: cada noche, 60 mil veteranos duermen en las calles del país que orgullosamente “apoya a las tropas”. Es una desgracia y una vergüenza, ¿no? Y deja expuestos a todos esos “partidarios de las tropas” que siempre votan en contra de los programas sociales que podrían ayudar a estos veteranos. Esta noche hay al menos 12.700 veteranos de Irak y Afganistán sin hogar, durmiendo en la calle. Yo nunca le di una mano a ninguno de los muchos veteranos que he visto durmiendo en la calle. No soporto mirarlos, y los paso de largo lo más rápido que puedo. A eso no se lo llama “apoyar a las tropas”, cosa que, supongo, yo no hago, y ustedes tampoco.
6 Y ya saben: lo más hermoso de todo este “apoyo” que ustedes y yo les hemos estado dando a las tropas es que todo este amor y apoyo les llega tan profundamente que un número sin precedentes de ellos se suicidan semana a semana. De hecho, actualmente son más los soldados que se matan a sí mismos que los que mueren en combate (323 suicidios en 2012 hasta noviembre contra unas 210 bajas en combate). Sí, en el ejército norteamericano es más probable que mueras por tu propia mano que a manos de Al Qaida o los talibán. Y unos dieciocho veteranos se matan a sí mismos cada día, o son uno de cada cinco suicidios de todo tipo en Norteamérica; aunque nadie lo sabe bien en realidad porque no nos tomamos la molestia de llevar la cuenta. ¡A eso llamo yo “apoyo”! ¡Estos soldados están de verdad sintiendo nuestro amor, gente! Déjenme escucharlos decirlo una vez más: “¡Yo apoyo a las tropas!”. ¡Más alto! “¡YO APOYO A LAS TROPAS!” Ahí va, así está mejor. Estoy seguro de que nos escucharon. No se olviden de izar nuestra bandera, usar su escarapela pin, y nunca jamás dejar que un miembro del servicio pase a su lado sin decirle: “¡Muchas gracias por tu servicio!”. Estoy seguro de que eso es todo lo que necesitan para no meterse una bala en la cabeza. Hagan su mayor esfuerzo para seguir “apoyando” a las tropas porque, Dios lo sabe, yo ya no puedo seguir haciéndolo.
Yo no “apoyo a las tropas”, ni ninguno de esos otros clichés vacíos e hipócritas que salen de las bocas de los republicanos y de los demócratas asustados. Esto es lo que yo sí apoyo: apoyo que regresen a casa. Apoyo que se los trate bien. Apoyo la paz, y le pido a cualquier persona que esté leyendo esto y que haya estado pensando en unirse a las tropas, que por favor lo reconsidere. Nuestro Departamento de Guerra ha hecho muy poco por mostrarles que no va a poner insensatamente en riesgo sus jóvenes vidas por una causa que no tiene nada que ver con aquello por lo que se enrolaron. Ellos no los van a ayudar una vez que los hayan usado y escupido de vuelta en la sociedad. Si eres una mujer, no te van a proteger ni van a protegerte de que seas utilizada para matar a civiles en otros países que nunca hicieron nada para lastimarlos. Actualmente estamos involucrados en –por lo menos– media docena de acciones militares en todo el mundo. No se conviertan en la próxima estadística para que la General Electric pueda anunciar otra ganancia record sobre la que no paga impuestos, impuestos que deberían pagar la pierna artificial que te hicieron esperar por meses.
Y los apoyo a ustedes, e intentaré hacer más para estar ahí cuando me necesiten. Y la mejor manera en la que ustedes pueden apoyarme a mí –y los ideales en los que nuestro país dice creer– es salirse del ejército tan pronto como puedan y nunca mirar atrás.
Y por favor: la próxima vez que alguien que “apoya a las tropas” les diga, con esa mirada de preocupación en la cara, “gracias por sus servicios”, tienen mi permiso para partirles la cara (de manera figurativa, por supuesto).
(Hay algo que sí he hecho para apoyar a las tropas, más allá de ayudar a liderar el movimiento para detener estas guerras insensatas. En la sala de cine que administro en Michigan, me convertí en la primera persona del pueblo en instituir un plan de acción afirmativo para emplear a los veteranos de Irak y Afganistán que regresan a casa. Estoy trabajando para conseguir que más comercios en la ciudad se unan a mí en este esfuerzo por encontrarles trabajo a estos soldados. Y también dejo entrar gratis a las películas a todos los miembros del servicio, todos los días.)
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