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Domingo, 24 de agosto de 2003

TEATRO 2

Conmoción cerebral

En Somos nuestro cerebro, insólita fusión de teatro con show de divulgación
científica, dos actrices se confabulan con un experto en neurociencia para destilar todo el lirismo, el
asombro y la comicidad que acechan en el órgano más sofisticado y hermético del cuerpo humano.

por Cecilia Pavón

Cuando Susana Pampín era chica, su hermana, estudiante de biología, se llevaba serpientes a casa para observar cómo se apareaban y tenía un póster de un murciélago colgado sobre la cama en la habitación que compartían. Mientras tanto, Pampín, cansada de leer novelitas rosa como Nacida inocente, descubría que había otro tipo de libros, más entretenidos, como La vida de los dinosaurios. Ésa fue su iniciación en el mundo de la “ciencia amateur”, y quizá la razón más lejana en el tiempo que explica por qué esta actriz de culto, que ahora prepara un espectáculo sobre relatos de Hebe Uhart, se embarcó en un proyecto como la ¿obra de teatro? Somos nuestro cerebro. Ensayo de divulgación científica. Por su parte, la co-autora Rosario Bléfari, actriz, música y ex cantante del grupo Suárez, recuerda que empezó a interesarse en la literatura científica cuando quiso saber más sobre el efecto que le producían algunas de las drogas que tomaba en sus giras de rockera.
Así, tras un proceso de varios años de investigación y elaboración, Bléfari y Pampín se juntaron con el psiquiatra y neurocientífico Sergio Strejilevich –co-autor del texto– y le dieron forma a este espectáculo multimediático de formato muy poco usual, que incluye diálogos, videos, música y animaciones y despliega un abanico de reflexiones contemporáneas sobre la naturaleza del cerebro, la génesis del sistema nervioso, el funcionamiento del “módulo lingüístico”, los procesos químicos de neurotransmisión y hasta una teoría de la cultura que considera las ideas como entidades cuasi orgánicas. Durante la hora y cuarto que dura el show, el espectador asiste al despliegue de hipótesis complejas. Sin embargo, más allá de lo apasionante de sus contenidos –nos enteramos, entre otras cosas, de que hay neurorreceptores especialmente preparados para transmitir sustancias opiáceas, lo que insinúa que naceríamos con la capacidad de procesar sustancias como la marihuana, o de que el duelo frente a la pérdida de una persona amada consiste en un largo proceso de restructuración neuronal—, la obra brilla al conseguir que el discurso científico se salga de su propio marco y adquiera resonancias múltiples.
Puestos en escena por Bléfari y Pampín, los complicados términos teóricos de la neurobiología se despojan de toda aridez y destellan bajo una luz poética, haciendo del cerebro y su estructura una metáfora capaz de explicar la naturaleza de nuestro ser. Como dice uno de los personajes de la obra, “nuestro cerebro no es, como se creyó durante mucho tiempo, un órgano duro y estático. Si así fuera, no podría ser capaz de generar algo tan móvil como nuestros pensamientos”.
“La gente que no está familiarizada con la ciencia suele imaginarla como un mundo cerrado, inalcanzable, pero en realidad es una herramienta de pensamiento al alcance de todos”, afirma Bléfari. Fiel a este impulso “democratizador” del discurso científico, el formato dramático que este dúo de actrices encontró para exponer sus investigaciones, lejos de la academia y el didactismo escolar, sorprende por su humor. Como dos personajes salidos de un cuento de Silvina Ocampo, enfundadas en disparatados trajes de científicas locas, las chicas hablan de las últimas hipótesis de la ciencia como quien intercambia los chismes vespertinos más picantes, con diálogos y situaciones que por momentos bordean el absurdo o el nonsense. Por lo demás, Somos nuestro cerebro deja abierta la cuestión de los cambios que afectan al paradigma científico de nuestros días y su efecto renovador sobre la larga tradición dualista del pensamiento occidental, que concibe el alma y el cuerpo –por citar el ejemplo más convencional– como entidades separadas. Un comentario deslizado en el epílogo del show insinúa ese horizonte aún inexplorado: “Hace unos meses, Francis Crick, uno de los premios Nobel por el descubrimiento del ADN, publicó un artículo en el que sostiene que el alma es un producto de ciertas reacciones bioquímicas del cerebro. No estaría mal vernos de esa manera, ¿no?”

Somos nuestro cerebro. Ensayo de divulgación científica, en la sala Cancha del Centro Cultural Rojas, Corrientes 2038. Sábado 30 de agosto a las 21, jueves 18 y 25 de septiembre a las 21 y jueves 2, 9 y 16 de octubre a las 22. Entrada: $2.

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