HALLAZGOS > TOO MUCH JOHNSON, EL RESCATADO DEBUT CINEMATOGRáFICO DE ORSON WELLES
Antes de revolucionar el mundo del cine, Orson Welles había hecho lo propio con el teatro. Filmada tres años antes del estreno de su ópera prima, Too Much Johnson es ni más ni menos que el eslabón perdido entre ambos momentos de su obra. Farsa de enredos adaptada por Welles para The Mercury Theatre, su compañía teatral, el metraje rescatado debía intercalarse como prólogo a cada uno de los actos de la obra, pero jamás pudo utilizarlo después de haberlo rodado. Rescatado recientemente, su estreno mundial en el festival internacional del cine mudo de Pordenone, Italia, permitió apreciar un trabajo filmado a la manera de las comedias mudas de la época, pero con un montaje de ruptura y colisión, protagonizado por un joven Joseph Cotten y musicalizado por un aún más joven Paul Bowles, por entonces discípulo de Aaron Copland.
› Por Fernando Martín Peña
Desde Pordenone, Italia
Eran nueve latas y despedían un olor raro. El primer reflejo fue tirarlas a la basura, pero un joven empleado llamado Mario Catto propuso en cambio donarlas a un cineclub. Algunos meses más tarde se supo que esas latas hediondas contenían un material iné-dito filmado por Orson Welles en 1938, tres años antes de estrenar El ciudadano, que fue su debut cinematográfico oficial. Antes de revolucionar el cine, Welles había revolucionado el teatro y este material extraordinario era el eslabón perdido que en su obra unía ambas disciplinas. El hallazgo tuvo lugar en la ciudad de Pordenone, Italia, donde hace pocos días se realizó su primera exhibición pública.
Interior, día. Un hombre vestido a la moda de 1910 entra a la habitación de una dama con un ramo de flores. Son amantes y se acuestan juntos, ambos completamente vestidos. Llega el marido y el amante huye por una ventana. El marido engañado lucha con la esposa infiel y logra arrancarle parte de una foto del amante. Con ese fragmento, que sólo permite ver la mitad superior de una cabeza, el marido corre tras él.
La obra se llama Too Much Johnson y es una farsa de enredos escrita para el teatro por el actor y dramaturgo William Gillette en 1894, a partir de una comedia francesa. En la versión de Gillette hay varios personajes que se llaman o se hacen llamar Johnson y por eso el título en inglés dice que ese apellido abunda. En 1938 Orson Welles ideó una adaptación para poner en escena con su compañía, el Mercury Theatre, que ya había presentado otras comedias del mismo estilo. De manera típicamente vanguardista, Welles concibió una combinación de teatro y cine mudo, en que la obra de Gillette se simplificaba con el agregado de tres segmentos filmados que se proyectarían como prólogo a cada acto, con música y efectos sonoros ejecutados en vivo. La comedia tendría así dos formas de humor complementarias: una derivada de sucesivas confusiones de identidad, con los actores en vivo dialogando a un ritmo frenético, y otra puramente visual, filmada a la manera de las comedias mudas, con varias influencias visibles, que van desde Mack Sennett hasta Harold Lloyd. Buena parte del material fue rodado en cámara rápida, para evocar ese estilo. No se sabe si Welles pensaba utilizar intertítulos o un narrador.
El primero de los tres segmentos iba a ser el más extenso (unos 20’), presenta a los personajes principales y describe una larga y delirante persecución. Es la única parte del film que llegó a ser parcialmente compaginada por Welles. El perseguidor fue interpretado por Edgar Barrier y el amante perseguido por Joseph Cotten, ambos regulares del Mercury Theatre.
La cámara está situada en el medio de una calle. El perseguido corre de izquierda a derecha, seguido muy de cerca por el perseguidor, al que ahora se han sumado varios curiosos y un policía, que revolea su cachiporra. Segundos más tarde el grupo pasa por la otra esquina, de derecha a izquierda, y luego aún más lejos, por la esquina siguiente, en sentido contrario. El orden se altera y por un momento el perseguido persigue a sus perseguidores. Unos y otros cambian de calle y de dirección. Finalmente los perseguidores siguen corriendo solos mientras el perseguido se asoma y los observa desde el techo de un edificio lateral.
La máxima estrella de Too Much Johnson es Joseph Cotten, que arriesga la vida varias veces, corriendo y saltando a toda velocidad por techos altos y a veces muy inclinados, sin protección alguna, porque estaba dispuesto –como lo estuvo toda su vida– a realizar cualquier disparate que le pidiera su amigo Orson. Este se reservó para sí el papel breve de corpulento policía con cachiporra. Para dar el ambiente de época, el film se realizó en una de las zonas más antiguas de Nueva York, cuyos últimos edificios fueron demolidos a comienzos de los ’70. Un valor insospechado de esas imágenes, ajeno a las intenciones de Welles, es la documentación de construcciones que databan del siglo XVIII y que en 1938 aún estaban en pie y habitadas. La zona es muy próxima a la que ocupaban las Torres Gemelas del World Trade Center.
La persecución sigue en el Battery Park, en medio de una manifestación de sufragistas con carteles y pancartas. El perseguido se oculta entre la multitud mientras el perseguidor comienza una rutina recurrente, que consiste en quitar los sombreros a los caballeros presentes, para comparar esas cabezas con el fragmento de foto arrancado a su mujer. El perseguido, mientras tanto, disimula entre las sufragistas enarbolando una pancarta.
Hay hermosas mujeres en el material filmado, empezando por Virginia Nicholson (primera esposa de Welles) y por Arlene Francis (que interpreta a la dama infiel). Las escenas en Battery Park fueron hechas con una gran cantidad de extras, todos vestidos de época. La producción fue razonablemente profesional, financiada por los sponsors con que contaba el Mercury Theatre, y filmada por Harry Dunham, que sabía trabajar en condiciones difíciles porque venía de desempeñarse como cameraman de noticieros en la Guerra Civil Española.
Too Much Johnson fue la primera incursión profesional de Welles en el cine, pero no su primer film. En 1934 había hecho un cortometraje amateur titulado Hearts of Age, lejanamente motivado por El gabinete del Dr. Caligari y por otros films como La sangre de un poeta de Cocteau o Un perro andaluz de Buñuel. Ese interés de Welles por la vanguardia reaparece en los pocos minutos que logró compaginar en el primer segmento de Too Much Johnson. Las tomas deliberadamente largas y estáticas, que evocan el primer cine mudo, aparecen interrumpidas por borbotones de tomas muy cortas, primeros planos de rostros o de objetos, a veces reiterados o a veces invertidos, pero siempre de gran fuerza expresiva. Esa concepción del montaje cinematográfico de ruptura y colisión, liberado de la linealidad, es asombrosamente similar a la que anima F for Fake (1973), uno de los últimos largometrajes de Welles.
Perseguidor y perseguido terminan batiéndose a duelo en una laguna. Comienza a llover. El perseguido, hundido en el agua hasta el cuello, abre un paraguas blanco.
El segundo segmento de Too Much Johnson (que iba a durar unos 10’) transcurre en un barco que se dirige a Cuba. La persecución continúa a bordo, mientras aparecen otros personajes. El tercer segmento (otros 10’) transcurre en una plantación cubana, donde un empleado llora la muerte de su patrón. Llegan perseguidor y perseguido y continúan la acción al borde de un acantilado, para trasladarse luego a la laguna donde el film termina. Toda la zona cubana de Too Much Johnson se filmó en una cantera cercana a Manhattan, ambientada con graciosas palmeras falsas.
Varios factores se combinaron para impedir que Welles concretara su plan para Too Much Johnson: a) el rodaje se prolongó más de la cuenta y algunos actores comenzaron a pedir que se les pagara más por su trabajo; b) la empresa Paramount, que poseía los derechos cinematográficos de la obra de Gillette, supo del rodaje neoyorquino y amenazó con demandar a Welles si no llegaban a un acuerdo económico; c) la sala de Connecticut donde iba a estrenarse la obra carecía del espacio necesario para instalar una cabina de proyección. Finalmente, Welles montó una versión convencional de la obra, fracasó con ella y nunca volvió a hablarse de Too Much Johnson. Curiosamente, la música para el film sobrevivió. Había sido compuesta por un joven Paul Bowles, quien antes de dedicarse a la literatura fue un aventajado discípulo de Aaron Copland. Se editó bajo el título Music for a Farce.
Se encontraron nueve rollos de material positivo filmado para Too Much Johnson, todo en 35mm. y en soporte nitrato, que es altamente inestable e inflamable. Uno de esos rollos estaba en un estado de descomposición tan avanzado que su restauración se dispuso sin tener la certeza de que perteneciera al mismo film. El metraje fue tratado en dos laboratorios especializados, uno en Europa y otro en Estados Unidos, con recursos de la National Film Preservation Foundation. Se tomó la decisión de no intervenirlo en modo alguno, lo que implica preservarlo tal como se lo encontró, incluyendo algunos defectos visibles, como la sobreexposición de ciertas escenas. El orden del material, que no estaba indicado en las latas, se reconstruyó siguiendo la trama de la obra de Gillette.
La cámara filma en cenital a diversos hombres inmóviles. El perseguidor pasa frente a ellos, como trazando una línea entre esos puntos, y a cada uno le quita el sombrero. La escena se repite desde otros ángulos.
La presentación montada en Pordenone el pasado miércoles 9 no sólo tuvo el mérito de revelar un material inédito sino además el de volverlo atractivo para el público que colmó la sala del Teatro Verdi. Se proyectaron tanto la parte compaginada como las abundantes tomas en crudo, apenas organizadas por escena. Un minucioso relato preparado y dicho por el historiador y preservador Paolo Cherchi Usai acompañó las imágenes, proporcionando abundante información de contexto y detalles sobre su hallazgo y rescate. La función se prolongó unos 66’, contó con gran entusiasmo de los allí presentes y culminó con la proyección de una película hogareña, que registra a Welles y al equipo filmando las escenas supuestamente cubanas del film. Este pequeño film fue encontrado en un archivo de la Universidad de California, dura tres minutos y es un complemento perfecto para las imágenes del film inédito. La proyección fue acompañada en vivo por el pianista Philip C. Carli, uno de los músicos especializados en cine mudo que trabajan regularmente para la Giornata. En este momento hay sólo dos copias de Too Much Johnson, una en la Cineteca del Friuli (Italia) y otra en la George Eastman House (EE.UU.), pero existe la idea de realizar otras exhibiciones como la de Pordenone, lo cual no es sencillo de organizar. Es posible además, según confió Livio Jacob, presidente de la Giornata del Cinema Muto y director de la Cineteca del Friuli, que antes de fin de año el material se suba a la web para ponerlo a disposición del público general.
Nadie sabe (o nadie dice) cómo es que estas latas llegaron al depósito de Pordenone donde fueron encontradas. Se sabe que están allí desde la década del ’70 y que fueron entregadas en 2008 a un cineclub local llamado Cinemazero, cuyas autoridades las hicieron identificar e iniciaron el proceso de recuperación. La única copia conocida del film obraba en poder de Welles, quien la dio por perdida en un incendio hacia 1970, mientras vivía en España. Pero en 1978 Welles también le dijo a la revista American Film, que “supuestamente, algunas de mis pertenencias quedaron intactas y es posible, aunque altamente improbable, que el film exista todavía”. Lo que sugiere que por algún motivo misterioso fue el mismo Welles quien orquestó el prolongado escamoteo del film, quizá para preservarlo de alguna deuda impaga, quizá para desalentar a los historiadores que lo acosaban con preguntas sobre su vida cinematográfica anterior a El ciudadano. O quizá simplemente para seguir sembrando el mundo con sus hermosos films inconclusos, que seguirán apareciendo durante décadas.
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