CINE
En nuestro pueblo
Después de la polémica Bailarina en la oscuridad, el padre del Dogma 95 vuelve con una apuesta todavía más arriesgada: Dogville. Está inspirada en una canción de La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht. Nicole Kidman aceptó hacerla antes de leer el guión. Cuenta con un reparto de lujo que incluye a Lauren Bacall, James Caan y Ben Gazzara. La historia transcurre durante la Gran Depresión. Y la única escenografía es el mapa de un pueblo pintado en el suelo del set de filmación. Neurótico, fóbico y renuente a dar entrevistas, Lars von Trier aceptó, justo antes de comenzar a rodar, hacer una excepción y charlar con el editor de la revista sueca Film Factory. Éste es el resultado.
POR MARIT KAPLA
Nos encontramos con Lars von Trier dos semanas antes de la Navidad de 2001. Había venido a la gris e invernal Trollhätten, en Suecia, para supervisar los toques finales a la escenografía de Dogville, y para ajustar algunos detalles antes de empezar a filmar. Durante sus dos semanas en la región sudoccidental de Suecia también tuvo oportunidad de ir de caza: a eso se deben sus ropas de un color verde forestal. Al igual que Bailarina en la oscuridad, Dogville está producida por Vibeke Windelov para Zentropa, la compañía que Von Trier y Peter Aalbaek Jensen fundaron en 1992. La producción comenzó en Trollhätten en enero de 2002, en un hangar gigante ubicado en el área industrial NOHAB cerca de las oficinas de Film i Väst, una de las coproductoras del film. El aspecto más espectacular de Dogville –aparte del status de superestrella de su protagonista femenina– es su formato despojado, económico. Esta película tendrá muchas afinidades con el teatro. En el gran estudio, los carpinteros han construido un escenario cubierto por una alfombra negra. Sobre ella, Von Trier ha dibujado la silueta de algunos edificios con gruesas líneas blancas. Parece el piso del gimnasio de una escuela.
Más allá de estas marcas, no hay mucho más escenario. Cada edificio tiene algún rasgo simbólico de las escenografías del cine norteamericano de la década del ‘30 –una pared con un empapelado raído, una vieja cama de hierro, una máquina registradora y el campanario de una capilla. Para la concepción de Dogville Von Trier se inspiró en una canción de La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht, una versión temprana de lo que, de acuerdo con la viuda de Kurt Weill, la cantante y actriz Lotte Lenya, no era “una obra completa sino un ciclo de canciones” hilvanadas por una narrativa dramática “acerca de una ciudad imaginaria en la Costa Dorada de la Florida llamada Mahagonny”.
¿Qué tal estuvo la caza?
–Estuvo bien, pero aunque tuve la oportunidad de cazar en el coto real, no había mucho a qué dispararle.
¿Le surgen nuevas ideas en esta etapa de la preparación del film, o ya tiene todo planeado para el rodaje?
–Debo esforzarme mucho para no decidir demasiado de antemano. Quiero trabajar con los actores para que sean lo más abiertos posible. Cuando estamos rodando, trabajo todo el tiempo, así que ahora me estoy relajando un poco. De hecho, bebí un poco a la hora del almuerzo... (se ríe).
¿Qué surgió primero: la historia acerca de la gente en Dogville o el formato?
–La historia está basada en un texto de Bertolt Brecht. Es una canción (la canción del “Pirata Jenny” de La ópera de los tres centavos) acerca de un barco que llega a un muelle. Tiene 50 cañones y muchos mástiles. (Suena el teléfono celular de Von Trier con una melodía familiar. Él contesta, pero no hay respuesta.)
¡Qué buena melodía!
–Sí, es la Internacional.
Cuénteme más acerca de la canción de Brecht.
–Trata sobre la sirvienta de una posada. Ella ve llegar el barco. Éste ataca al pueblo y la única sobreviviente es la chica. Es una historia de venganza. Aunque ella es la habitante más humilde del pueblo, el barco llega para infligir venganza sobre sus pobladores porque la han tratado mal. Escribí el guión antes de decidir el formato.
¿Qué lo impulsó a elegir esta forma
simbólica y despojada?
–Se me ocurrió mientras estaba pescando... y no sé por qué se me ocurrió justo en ese momento. La historia es acerca de un pueblo, y uno puede ver un pueblo como un mapa. De modo que pensé: ¿por qué no hacer la película de esa manera? Entonces pinté los edificios sobre el piso. Nos encontramos con que este concepto tenía muchas ventajas. Por ejemplo, dado que sólo hay paredes simbólicas, podemos ver a través de ellas y seguir loque otros habitantes del pueblo están haciendo todo el tiempo. Nos concentramos completamente en los personajes, ya que hay muy pocos elementos más involucrados. Una vez que has visto el film, deberías saber más acerca del pueblo que lo que sabrías si el film hubiera sido rodado en un pueblo real. La idea es que el pueblo debe tomar forma en la imaginación del público.
Cuando vi el mapa de Dogville que usted había dibujado en la oficina de Peter Aalbaek Jensen, pensé en Tolkien. En sus libros era muy meticuloso en lo que respecta a los mapas de sus países ficticios.
–Jamás leí a Tolkien. Sé que mucha gente se entusiasma con él, pero no fue una fuente de inspiración para mí. De todas maneras, existe otra fuente: la filmación de la puesta de Nicholas Nickleby a cargo de la Royal Shakespeare Company. Era una performance larga, muy estilizada y muy interesante. Fue una gran experiencia para mí en los ‘70.
Estuve hablando con unos amigos acerca de la estilización de Dogville y alguno me dijo que le había recordado al expresionismo alemán y a la película El gabinete del Doctor Caligari.
–Sí, aquel cine era estilizado, pero esta película se verá todavía más despojada. Con los años el cine ha ido separando su desarrollo del teatro, pero esta película será realmente teatral.
¿Usted quiere llevar nuevamente
el cine al teatro?
–Podría compararlo con la moda. Si las faldas largas están de moda, rechazamos las faldas cortas. Uno de mis principios es tratar de estar abierto a lo que el cine puede llega a ser, sin preocuparme demasiado por lo que el cine es ahora. Hay cualidades muy evidentes en el trabajo de Nicholas Nickleby que los cineastas ignoran actualmente. Es por eso me parece divertido retomar ese formato.
Dogville transcurre en los Estados Unidos, al igual que Bailarina en la oscuridad. ¿Por qué volvió a elegir los Estados Unidos?
–Me dejo provocar. En Cannes, muchos periodistas norteamericanos me provocaron. Estaban muy enojados porque había hecho un film acerca de los Estados Unidos aunque no había estado ahí. Así que pensé: Está bien. ¡Ahora voy a hacer un montón de películas norteamericanas! (Se ríe.) También pensé que sería interesante para los norteamericanos, y para otros, descubrir cómo ve a Norteamérica alguien que nunca ha estado allí. Si fuera mi país, Dinamarca, me gustaría saber qué piensa alguien que nunca lo ha pisado. Tal vez sólo pensarían en La Sirenita, o en que hay osos polares dando vueltas por ahí. ¿Cómo saberlo? En todo caso, es interesante que alguien ponga una luz sobre tu país. No me pareció que fuera un pecado tan grande. Además, eso es justamente lo que los cineastas norteamericanos han hecho siempre.
¿Se refiere a que han retratado países que nunca han visitado?
–Sí, siempre. Por supuesto que nunca fueron a Casablanca. Por eso es que encuentro difícil entender por qué es que no podemos hacer lo mismo.
¿Por qué eligió ambientar la película en los años ‘30 y no en el presente?
–Hay elementos en la canción de Brecht que requieren una comunidad aislada, y la Depresión era un buen contexto para la historia. También mi experiencia me indica que, si uno elige una época que no sea el presente, la película se vuelve más realista. De alguna manera se convierte más en un documental y asume una autoridad mayor.
Todo Dogville se vuelve contra el personaje de Nicole Kidman, Grace, ¿no es así?
–Preferiría no decir mucho acerca de lo que ocurre en la película, pero es acerca de alguien que llega al pueblo desde el exterior. Está escapando de algo, y ahí hay un paralelo con el debate sobre la inmigración. Ella se “entromete” en el pueblo, pero al mismo tiempo es vulnerable y no tiene otra opción. Nunca se me ocurrió que la película sería una contribución al debate sobre la inmigración, pero se pueden trazar muchos paralelos.Mis padres fueron refugiados en Suecia durante la guerra. Creo que la moral de un país se puede medir por su actitud para con los refugiados. No es que Suecia fuera tan especial en ese aspecto, pero mis padres se alegraron mucho de poder venir aquí, y yo siempre he sentido cierto lazo con Suecia. Dinamarca está terrible en este momento.
Sí. La elección danesa fue un éxito para aquellos que querían una política de inmigración más dura.
–Creo que es una vergüenza, en especial considerando que somos uno de los países más ricos del mundo. Es despreciable. El liberalismo del que todos ellos están tan orgullosos está basado en la libertad para trasladarse hacia donde sea que existan oportunidades. Cuando la gente pobre del mundo ve cómo vivimos, apenas sorprende que traten de venir acá. No es más que la naturaleza humana. Creo que es muy peligroso tratar de resolver estos problemas dibujando fronteras. Es inmoral y estúpido. Por supuesto, los problemas se vuelven más y más grandes y finalmente hay una erupción. Estos problemas deben ser abordados con una mirada humanitaria. Es la única manera.
El tema es de interés inmediato debido a la política de fronteras de la Unión Europea.
–El mayor problema es la injusta distribución de riqueza en el mundo. Siempre han habido fronteras. De una u otra manera, estaremos forzados a pensar internacionalmente.
Antes dijo que Dogville es una historia de venganza. ¿Es ese el tema central?
–La canción de Brecht trata acerca de la venganza. La película cuenta lo que ocurre cuando se desata la venganza. El film tiene un tema similar a los de mis otros films, excepto que esta mujer no pone la otra mejilla. He cambiado mi política de géneros, si quiere usar esa terminología. Fui acusado no de machista, sino de ser el cliché del machista, ¿no es cierto? Tal vez éste sea un cliché en otra dirección (se ríe). Por supuesto, ésa no es la razón por la que hice este film. Mi madre era directora de la Unión Danesa de Mujeres. Ella me ha influenciado mucho. Consideraba que las mujeres no ganaban nada con conseguir un trabajo sólo por su sexo y no por sus calificaciones. Cuando uno se vuelve mayor se da cuenta de que sus opiniones se están pareciendo cada vez más a las de sus padres. Cuando uno es joven, se distancia de ellos, pero lenta e inevitablemente... Mi madre era comunista y mi padre social demócrata, por lo tanto está bastante claro dónde voy a terminar yo. Tengo La Internacional en el celular...
¿Por qué eligió a Nicole Kidman para el papel principal?
–Ella quería trabajar en uno de mis films. Yo le dije que podía hacerlo en éste. Escribí el personaje en buena medida para ella, aunque no la conocía. Creo que es la actriz apropiada para el papel.
Es increíblemente hermosa.
–Sí, pero se requieren otras cualidades para este film. No vamos a estar trabajando con una iluminación controlada como en un videoclip o en Moulin Rouge. Nuestra filmación será menos controlada, menos glamorosa, pero ella lo sabe.
¿Siente una exigencia especial al dirigir a este reparto y no uno danés?
–Esto es algo totalmente diferente. En la lengua materna uno puede utilizar muchos matices. Pero aquí, el gran experimento, lo excepcional del asunto es que el equipo de actores estará en el escenario todo el tiempo, porque no hay paredes entre los edificios. Vamos a vivir juntos, como un colectivo. Será divertido ver cómo resulta. No será como Bailarina en la oscuridad, donde por lo general trabajaba sólo con los personajes principales. Esta vez los veinte actores van a estar trabajando en simultáneo.
El nombre del lugar, Dogville, ¿se le ocurrió a usted?
–Sí, con la ayuda de unos amigos. De todos modos, ellos me decían que no estaba correctamente dicho en inglés. Debería ser Dogsville. Creo que eso es interesante: otro tremendo error de un cineasta no norteamericano. Yo creo en estas pequeñas fallas. Humanizan el proyecto y ponen la cosas en perspectiva.
¿Hay algún simbolismo en el significado del título (que significa tanto “Pueblo de perros” como “Perro pueblo”)?
–Probablemente termine resultando evidente, me temo. En todo caso, hay un perro en el pueblo.
¿Es un “perro enterrado” (en el sentido de “muerto en el armario”)?
–Uno podría pensar que sí. Pero no está enterrado demasiado profundo.