La música de las armas
por Gustavo Plis-Sterenberg
El 19 de octubre de 1976, en el paraje El Solco, departamento de Chicligasta, Tucumán, Leonel MacDonald (“Capitán Raúl”) fue muerto por tropas del Ejército. Durante una persecución de varios días, enfrentó solo a los militares en varios combates esporádicos, en uno de los cuales fue gravemente herido. No pudo escapar del cerco y murió combatiendo. Su padre, tras escuchar por la radio la noticia, se dirigió a una base militar para retirar el cuerpo.
Según la opinión de Humberto Pedregoza, “había que tener ‘cosas’ para ir”. En la base, lo recibió un oficial que participó de la persecución y que le dijo: “Su hijo murió heroicamente combatiendo. Fue envidiable su calidad y su moral de combate”. El padre de Leonel afirmó que su hijo “fue un hombre con mucha integridad y que representa el ejemplo de entrega y sacrificio que caracterizó a los combatientes del ERP”. La caída con dignidad de Raúl es motivo de gran orgullo para su padre, quien seis años antes, en 1970, junto con su esposa, había escrito la Marcha del ERP. Con un texto agitativo, acompañado por una música sencilla (considerada por más de un guerrillero como “de cuarta”), esta pequeña pieza ya pertenece a la historia del país:
Por las sendas argentinas
va marchando el ERP
incorporando a sus filas
al pueblo que tiene fe.
Va marchando al combate
en pos de la revolución
que entregue al pueblo el mando
de esta grandiosa nación.
Adelante, compañeros,
adelante sin parar,
que con nuestro pueblo en armas
nada ya nos detendrá.
Va marchando al combate
por el camino del Che
con su bandera en la mano
y sin dejarla caer.
Por la Patria Socialista
como consigna final,
la etapa capitalista
para siempre morirá.
Adelante, compañeros,
hasta vencer o morir
por una Argentina en armas
de cada puño un fusil.
Nota madre
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