Una canción: esa chica de Brownsville, Texas
Por JIM WHITE
Y digo “Dios, si no me sonríes, entonces no eres mi amigo”. Es noche cerrada y esta habitación de motel está borracha y me la he pasado oyendo el llanto de ese viento solitario. Mi mejor amigo me dijo una vez: “Jim, aquello a lo que te aferras, eso es lo que más te conviene olvidar enseguida. Porque no hay cama de rosas que pueda florecer en un campo de pesares que nunca riegas”. Y supongo que me he mantenido ocupado contando agujeros de bala en las señales de tránsito de las carreteras estatales. He llevado una vida de vagabundeo a solas intentando elevarme por encima de los buitres de mi mente. Y te mareas cuando persigues la cola de todo aquello que has querido dejar atrás. Oh, dulce Jesús, ¿no me ayudarías? Porque todo lo que intento hacer es plantar las semillas de mi amor en esa chica de Brownsville, Texas. Radio de medianoche, una de esas crujientes emisoras de gospel para blancos transmitiendo los sonidos de uno de esos desganados revivals. ¿Y qué pienso yo? Nunca me interesaron los sentimientos que experimentas citando las escrituras de la Biblia. Porque así como vuela el cuervo también sé que sólo hay una cura para esa eterna lágrima en tu ojo. Tienes que darle a la manivela sin parar para que llegue el día en que el balde suba seco desde ese pozo de los pesares... Y los sueños no son otra cosa que plegarias que no se creen que son lo más... Y aunque el historial de mis sueños no es otra cosa que planes que siempre fallan y desastres románticos donde, Señor, me diste más naipes de los que puedo sostener... Aun así, de los labios de este pecador poco entusiasta surge el juramento de un santo a medio hacer. Porque, Señor, es posible que por fin esté dispuesto a convertirme en el tonto creyente que siempre quisiste que yo fuera... Si, a cambio de ello, le decimos a esa chica que yo soy el hombre que tú y yo sabemos que no soy.
Cuarta canción de Drill a Hole in That Substrate and Tell Me What You See.