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Domingo, 24 de abril de 2005

En el camino del existencialismo

Escrita por Rudy Wurlitzer (también autor de Candy Mountain, film que codirigió junto al fotógrafo norteamericano Robert Frank y que también integró el programa del Bafici este año) Two-Lane Blacktop (1971) aparece definida casi invariablemente como una “road movie existencialista”: sus personajes no hablan demasiado, no tienen nombres (se los identifica en los créditos como “el mecánico”, “la chica”, “el conductor”, etc.) y los rodea una melancolía insondable. El dinero, el sexo y los autos son los elementos más sólidos que componen el relato, pero no hay realmente relato. Lo que importa, como suele decirse, no es el destino sino el camino. “No sé qué significa eso de road movie existencialista”, aclara Hellman. “Una de mis grandes influencias es el teórico Sigfried Kracauer, quien escribió que las únicas películas auténticas son las películas que se desarrollan en las calles o en la ruta. Y yo creo que todas mis películas son road movies. Beast from Haunted Cave es una road movie... The Shooting lo es también.”

Two-Lane Blacktop está protagonizada por dos músicos (James Taylor, que aún no era conocido, y Dennis Wilson, de los Beach Boys) y por Warren Oates, con quien Hellman llegó a tener una relación director-actor plenamente simbiótica. Hellman lo había conocido en una puesta teatral de Alguien voló sobre el nido del cucú y Jack Nicholson (que terminaría filmando esa novela bajo las órdenes de Milos Forman) los presentó. El personaje de Oates en un Two-Lane Blacktop transmite una enorme tristeza. No es trágico ni sufrido, ni le falta sentido del humor. Es sencillamente triste, como la película, como la ruta, como la chica. “No hubo ningún suceso específico que me llevara a hacer una película triste”, aclara Hellman; “sólo una especie de sensibilidad hacia cierta situación en la vida”. Taylor y Wilson jamás volvieron a actuar (Wilson murió ahogado en el ‘83). Laurie Byrd, “la chica”, hizo un par de películas más y se suicidó en 1979, a los 26 años. Tras un ataque cardíaco, Oates dejó este mundo a los 53 años, hace ya más de veintidós, muy antes de tiempo.

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