Domingo, 28 de agosto de 2005 | Hoy
ENTREVISTAS
León Gieco
¿Qué es lo primero que pensás cuando escuchás la palabra Malvinas?
–Engaño. Una maniobra del gobierno militar usando este conflicto para mejorar su imagen ya decadente y perpetuarse en el poder. Confusión y contradicción al ver al pueblo en la Plaza de Mayo vitoreando a Galtieri.
¿Cuál fue tu primera reacción ante la propuesta de componer una canción para la película?
–Primero me llegó el libro y después conocí al autor, Edgardo Esteban. El libro me pegó muchísimo, ya que Edgardo había escrito desde su propia historia. Recién después de leerlo llegó Tristán y su apasionada propuesta. La canción se basa en la contradicción de la que te hablé antes: “Leyes viejas más genocidas, mal presagio para la vida”. Hay, en el fondo, la conciencia que muchos teníamos de “filicidio” (matar a los hijos), a los jóvenes de esa generación. Plantear la dialéctica “víctima-victimario” dentro de nosotros, dentro del propio Ejército y como resultado: los soldados victimizados. Creo que de eso se ocupa muy bien esta película.
¿Qué escena te impactó más?
–El cementerio argentino en Malvinas, porque resume todo en la muerte.
Más allá de Iluminados por el fuego, ¿no es “Sólo le pido a Dios” tu canción emblemática sobre la guerra?
–“Sólo le pido a Dios” habla de guerra, pero es una canción de paz, de un estado de conciencia mío. Además habla del exilio, de la injusticia, de la crueldad y de la traición. Y también, como toda plegaria, encierra un poco de esperanza.
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